Ť Participó en la presentación de Crónicas de la adversidad, de Rolando Cordera


El mercado, opuesto a la democracia: Monsiváis

Renato Ravelo Ť La apuesta presidencial por el mercado es lo opuesto a la llamada normalidad democrática que predica el propio Ernesto Zedillo. La estructura, de acuerdo con las reglas de ese sistema, es la obediencia de las coyunturas del capitalismo salvaje, opinó Carlos Monsiváis durante la presentación del libro Crónicas de la adversidad, de Rolando Cordera Campos.

José María Pérez Gay sostuvo que justamente en el volumen, que contiene las crónicas trimestrales que Cordera publicó en la revista Situación latinoamericana, se recupera de manera acertada y clara "el recuento de la imposibilidad para que se dé esa normalidad democrática''.

cordero-rolando-presentacion-jp A su vez, José Carreño Carlón comparó la angustia que producía regresar a la adversidad que se padeció en el país a partir de 1993 y hasta principios de 1999 con la lectura del Diario de Ana Frank, por momentos, en tanto las soluciones apenas sugeridas como asignaturas pendientes evocaban la cinta La vida es bella: "Logra documentar y reflexionar una coyuntura cambiante, dominada por el conflicto y la inmadurez", sostuvo.

Cordera nos recuerda en su libro, que es un "ejercicio implacable de racionalidad", afirmó Pérez Gay, al tomar una sana distancia entre las analogías históricas, que nuestra historia está hecha a contrapelo.

Ronda constante, continuó el también director de Canal 22, la pregunta sobre la adversidad de los modernos, reflexiona sobre los nexos entre política y delincuencia, nos hace caer en la cuenta que a la incertidumbre democrática hay que agregar la no democrática.

En su "crónica de las ideas y atmósferas políticas" en esos años de adversidad, Cordera nos deja, concluyó Pérez Gay, "una forma más racional de deletrear la esperanza que tanto nos hace falta".

Monsiváis coincidió en que el libro no plantea respuestas, sino las vislumbra, pues lista las asignaturas pendientes de ese proceso de "transición a la transición".

Sobre el aspecto de las analogías con otras epocas de crisis, Monsiváis opinó que vivimos en México tiempos diversos para el desarrollo democrático. Puede alegarse que la etapa más adversa es la que vive uno y la sociedad que le corresponde, y de ser así el relativismo se extiende satisfecho.

Pero también puede argumentarse, agregó, como lo hace Rolando Cordera en su recuento de daños, "que la adversidad vigorizada en México desde 1993 no es minimizable por los criterios comparativos o por el desdén relativista. Es en lo tocante al cúmulo de hechos, anécdotas, escándalos, tendencias, la atroz escenificación de lo que el melodrama llamaría amargo destino y lo que tal vez se represente como las inmensas dificultades del avance democrático, sostenido en medio de la marejada de los cambios''.

Para Cordera, la resolución de asignaturas pendientes no puede posponerse más que poniendo en riesgo la estabilidad del Estado mexicano. Sostiene que hay que dignificar la política y más que una orfandad padecemos de un déficit institucional que refleja el agotamiento del formato de cooperación corporativa, opinó Monsiváis: "El tiro se disparó en marzo de 1994 y lo que se hizo trizas fue el pacto de gobernabilidad a partir de la resignación de la mayoría".

El autor de A ustedes les consta resumió: "Cordera analiza con sistema los acontecimientos a partir de 1993 con un país cercado por el narcotráfico y el fantasma de Enrique Camarena; con el dominio irrestricto de un presidente de la República que modifica a placer la Constitución, se niega a liberalizar la política mientras no se liberalice el desbordamiento a la economía, privatiza lo que puede y como caiga, y cultiva, entre otras, lo que Cordera llama una fatal asignatura pendiente del reformismo gubernamental: un sistema y un proceso electorales creíbles y satisfactorios para todos".

Monsiváis marcó sin embargo sus diferencias con el autor, al señalar que uno de los puntos de discusiones, "en ocasiones punzantes", tiene que ver con la caracterización de Salinas y del EZLN y el subcomandante Marcos: ''Tengo una visión más positiva del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que desde el 12 de enero ha buscado el diálogo, mientras el Estado padece la militarización y hechos tan monstruosos como la matanza de Acteal".

Cordera es crítico, dijo Monsiváis, aunque no comparte mis presupuestos. Sin embargo, en su libro "el conjunto está marcado por el pesismismo histórico, algo que concentra y trasciende los análisis específicos. En las páginas de Crónicas de la adversidad el paisaje del país se concreta. No es que falle el presidencialismo ni que los partidos resulten formaciones insuficientes ni que la política social sea ineficaz ni que los dignatarios católicos al abrigo de las reformas al 130 constitucional vuelvan a la política, ni que los opositores y el presidente Zedillo coincidan en imaginar una presidencia kantiana alejada de la política, cargada de deberes para todos. El eje de las reflexiones de Cordera, de la zona de desánimo de su optimismo, es el alejamiento creciente de respuestas viables a la desigualdad social".

En uno de sus fragmentos Cordera dice: "La modernización no es bondadosa, no es el camino al paraíso, pero tampoco tiene que ser salvaje, brutal y excluyente". Concluye Monsiváis: ''No tiene por qué serlo, pero ha sido, y el tema de esta modernización brutal está en el centro de la desigualdad, que vuelve anacrónicos a los excluidos".