La Jornada jueves 13 de enero de 2000

Adolfo Sánchez Rebolledo
De la Peza: lección de tolerancia

En una inusual defensa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que preside, José Luis de la Peza dio una lección de serenidad y tolerancia a quienes en los últimos días trataron de cubrir su propia impotencia con graves ataques a la máxima institución del Poder Judicial en materia electoral.

En una magnífica entrevista concedida a La Jornada, el jurista expresó su sorpresa por la reacción "intempestiva, violenta e irreflexiva tanto de Vicente Fox, como de los directivos de Acción Nacional" al descalificar una resolución que, en buena lid, ni siquiera habían leído.

Los argumentos del magistrado tienen un enorme significado pues, como se sabe, fue el único de los miembros del tribunal que votó en contra de la resolución que obligó a eliminar la fotografía de Fox en el emblema de la coalición verdeazul.

Pero su argumentación, dando cuenta exacta de los artículos del Código que fundamentaron el fallo del tribunal, como habían pedido los jefes del blanquiazul, no es una reiteración de lo ya dicho, cosa que únicamente serviría para dar aire al debate publicitario panista que presenta a Fox como víctima. Al contrario, es la suya una vigorosa llamada de atención contra el intento de erosionar con argumentos chabacanos y pseudojurídicos la credibilidad de los órganos electorales, justo cuando es más urgente reforzar su legitimidad. Por si alguien se había olvidado de ello, De la Peza recuerda con toda propiedad que "los partidos son los principales protagonistas del proceso electoral y no una persona que hoy es aspirante y mañana no". Ese es, en definitiva, el fondo de la cuestión que obviamente el neopanismo y los amigos de Fox no pueden entender ni mucho menos asimilar: México requiere construir un régimen de partidos que sirva para canalizar las necesidades políticas democráticas de una sociedad compleja y plural, y no las ambiciones personales de los caudillos. Sin embargo, es preciso señalarlo, no es la primera vez que Fox intenta pasarse de listo realizando actos de campaña que claramente violan la legalidad o Ƒalguien piensa en serio que hacerse retratar con el estandarte de la Virgen de Guadalupe fue un acto no deliberado de sus geniales publicistas?

Si el panismo es capaz de desatar un escándalo semejante por un incidente como éste de la fotografía en el emblema, Ƒqué podemos esperar más adelante si las decisiones del tribunal no les son favorables en asuntos un poco más importantes para el país? Pregunto de nuevo: Ƒes ésta la manera de fortalecer las instituciones y la legalidad auspiciada por la Alianza por el Cambio que encabeza Fox? ƑQué pasaría en el caso de que el tribunal tuviera que resolver sobre impugnaciones significativas al resultado de las elecciones federales? ƑEstarían dispuestos los partidos, todos ellos, a acatar el fallo del máximo tribunal electoral si éste por alguna razón no les es favorable? Es obvio que las actitudes que sirven para deslegitimar las decisiones colegiadas de los órganos electorales, sea el IFE o el TEPJF, tienen efectos perversos que deben evitarse a toda costa si, como se repite, queremos ver consumado un proceso electoral transparente que dé certeza a la ciudadanía nacional.

Por fortuna, el tribunal no se ha dejado llevar por los cantos de sirena de los ultrademócratas a los que no calienta ni el sol.

La sociedad mexicana está en un cruce de caminos y debe decidir cuál de ellos desea seguir. O construye, para su desgracia, una democracia siguiendo el modelo estadunidense, sustentado en el poder del dinero, la mercadotecnia y las imágenes candorosas de políticos virtuales, o emprende la aventura de seguir el camino que mejor corresponde a sus necesidades y experiencia histórica, haciendo de la democracia a la vez un medio y un fin. No es correcto imitar las elecciones estadunidenses --puramente mediáticas, urbanas y modernas-- mientras la política real siga sometida a las tendencias impuestas por la herencia caudillista, clientelar o corporativa que aún permanece. México es una sociedad desigual y la democracia ha de servir para superar los abismos sociales, no para sacralizar la inequidad o encubrir los viejos abusos. Buscar la mayoría no tiene por qué contraponerse a una competencia regida por las ideas y el respeto al otro. O hacemos la democracia de caricatura que nos proponen hoy las grandes figuras de los partidos mayoritarios o edificamos entre todos un régimen a la altura de nuestros problemas y esperanzas. Pero hay que elegir desde ahora.