La Jornada jueves 13 de enero de 2000

Octavio Rodríguez Araujo
Nuevos vientos en la UNAM

La propuesta de De la Fuente del 6 de enero es más avanzada que, por ejemplo, la del llamado Grupo de los Eméritos (28/07/99), pese a la importancia de ésta en su momento. Para empezar se acepta, con apoyo del Consejo Universitario, que el congreso se llame congreso y no espacios de discusión y que, además, sea resolutivo. En segundo lugar se acepta que se regrese al Reglamento General de Pagos de 1966 y no sólo se propone la suspensión del que aprobó una parte del Consejo Universitario el 15 de marzo pasado.

La gratuidad o no de la UNAM, el Reglamento de Exámenes y de Inscripciones y los vínculos con el Ceneval serán temas a discutir en el congreso, tal como fue demandado por el CGH. Y, además, se acepta que en dicho congreso se discuta todo lo que tenga que discutirse sobre la UNAM, incluyendo su legislación actual y su gobierno y representación.

La propuesta de De la Fuente es también más avanzada que los planteamientos del autollamado Grupo de la UDUAL que sistemáticamente se opuso a la realización de un congreso y, desde luego, más avanzada que la posición de muchos consejeros que llegaron a proponer la intervención de la fuerza pública para "la devolución de las instalaciones" y el desconocimiento del CGH como representante estudiantil y como interlocutor de las autoridades universitarias.

Estos avances significan, sin lugar a dudas, logros del movimiento estudiantil que no pueden ser desdeñados. Significan también la derrota de las posiciones intransigentes que privaron entre las autoridades universitarias hasta la reunión del Consejo Universitario del 10 de noviembre de 1999. Si el CGH no entiende este gran avance, corre el riesgo de quedar ante la opinión pública como una representación al margen de la razón y del espíritu universitario. Quienes hemos estado en las sesiones del Consejo Universitario podemos afirmar que una propuesta como la aprobada el 6 de enero, si se hubiera planteado hace algunos meses por, digamos, un consejero independiente, hubiera sido rechazada por la mayoría afín al rector Barnés con el simple expediente de una votación mecánica. Este avance en el Consejo Universitario tampoco puede ser pasado por alto, y menos si el CGH entiende que la mayoría de los consejeros es conservadora y que no debe haber sido fácil convencerlos de la pertinencia de abandonar sus posiciones con frecuencia intransigentes.

Si yo hubiera estado presente en la pasada reunión del Consejo Universitario (y no estuve por razones de salud), no me hubiera opuesto a la propuesta del rector De la Fuente, aunque sí hubiera argumentado que esta propuesta debió hacerse al CGH antes que al Consejo Universitario para guardar las formas protocolarias del diálogo. Pero que las formas no hayan sido las mejores no invalidan los avances ya mencionados, pues a todos nos interesan más éstos que las reglas de cortesía que, por cierto, no son las que prevalecen en las reuniones del CGH. Pienso, sin embargo, que aunque la propuesta de De la Fuente aprobada por el Consejo Universitario pueda parecer una medida unilateral para el CGH, bien puede ser considerada como un punto de partida para el diálogo y sustancia de éste, además de demostración de que tanto el rector como el Consejo Universitario han podido flexibilizar sus posiciones y, por lo mismo, acercarlas a las del CGH. ƑEste estará dispuesto también a flexibilizar sus posiciones y a acercarlas a las del rector y el Consejo Universitario?

Uno de los grandes problemas a lo largo del año pasado fue la intransigencia de las autoridades de la UNAM y en no pocas ocasiones la también intransigencia del CGH. En estos momentos las autoridades están dando muestras de flexibilidad y de inteligencia al querer resolver el conflicto universitario por vías universitarias y políticamente aceptables para todos los universitarios independientemente de sus posiciones ideológicas; y, además --y no es poca cosa--, atendiendo en toda su extensión la razón de las demandas estudiantiles expresadas por el CGH en lugar de menospreciarlas o de calificarlas como antiuniversitarias. Ojalá el CGH pondere positivamente estos cambios fundamentales y abandone la intransigencia como actitud en el diálogo y para avanzar en la necesaria reconstrucción de la UNAM a partir del demandado congreso ahora ya aceptado por rectoría y el Consejo Universitario.