La Jornada miércoles 12 de enero de 2000

PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
Las chambas del 2000

Ť Lucir como presidente o ser uno mismo... * Se ofertan mil 680 cargos de elección Ť Los gastos en spots de tv, prohibidos en las democracias avanzadas Ť Inversión política al estilo americano

V ividas a plenitud las vacaciones y las primeras fiestas del milenio, la realidad nos alcanzó esta primera quincena del 2000 en la búsqueda de políticas que ofrecer y políticos que conocer para salvar con decoro el año electoral. Comienza el siglo con el enunciado de buenos propósitos: el presidenciable oficial, Francisco Labastida, se compromete a que su partido irá "a la vanguardia en el combate a la corrupción y en el cambio a la honestidad", y también, claro, en el rediseño (como en tiempos delamadridistas) del gobierno federal. Su colega en aspiraciones, Vicente Fox Quesada, más modesto, únicamente quiere "lucir como presidente" y se propone cambiar de los pies a la cabeza: no sólo anuncia que usará un nuevo vestuario, también que enmendará su discurso y cuidará sus expresiones, aunque en el primer viernes de enero olvidó las buenas maneras y reaccionó airadamente ante un Tribunal Electoral al que acusó de hacer "una marranada" cuando dictó el fallo contra la inclusión de la fotografía del candidato en las boletas del 2 de julio. El aspirante de la Alianza por México se registra en el IFE y la misma noche de Reyes da a conocer su mejor propósito: seguir siendo como es. Cuauhtémoc Cárdenas dice que se presentará "como soy y con las ideas que siempre he sostenido... sin maquillajes determinados por manejadores de imagen". (ƑSerá que Labastida se niega a usar un color-shampoo y Fox a traer un rizo en la frente?) Porfirio Muñoz Ledo, también candidato aunque sea por el PARM, tiene el propósito de hacer lo que sea necesario para que se le incluya en los debates de los presidenciables... Bueno, hasta declararse un hombre "tranquilo y predicador del amor y la paz"... Y Manuel Camacho desea que alguna vez en este nuevo milenio se le conceda el deseo de ser "el fiel de la balanza", nada más. En fin, allá ellos y sus propósitos de Año Nuevo.

GUERRERO1 Y bien, por si los festejos le causaron amnesia de fin de siglo, hoy le recuerdo que este 2000 habrá que ir a las urnas para cambiar mil 680 cargos de elección (más, si se suman los puestos de regidores y síndicos en 650 ayuntamientos) en los tres niveles de gobierno. Además del jefe del Ejecutivo federal, se votará por un nuevo Congreso de la Unión (500 diputados y 128 senadores), el jefe de Gobierno de la capital mexicana y cinco gobernadores, 650 alcaldes con sus cabildos, diez Congresos estatales, la Asamblea Legislativa del DF, y por primera vez los delegados en las 16 demarcaciones del gobierno de la ciudad de México. Así que de frontera a frontera está la búsqueda de políticos y de ofertas políticas. Y para lo primero, ya se mencionan nombres en los cuarteles de PAN, PRI y PRD, y ya se barajan en los partidos las listas de presuntos candidatos.

Si las listas ocupan, los dineros preocupan no sólo a los políticos. Más atentos están quienes, si bien les va, recibirán aumentos en dinero y prestaciones hasta de 13-14 por ciento (los 2 millones de trabajadores de salario mínimo, con el 10 por ciento de incremento podrían no llegar, por hambre, a las urnas), mientras los gastos en la democracia tienen una alza de más de 150 por ciento. Cifras: en 1999 el Congreso autorizó mil 192 millones 746 mil pesos de subsidio a los partidos políticos. Este 2000 electoral el subsidio se elevó hasta 3 mil 530 millones 773 mil pesos. Y cómo no iba a ser, si con todo y la caída del índice inflacionario (šgran logro del zedillismo!) los precios de la mercadotecnia política se fueron para arriba. Hace apenas tres años, en 1997, el costo de la campaña de diputado federal se estimó en 226 mil pesos; llegar al Congreso en el 2000 costaría š738 mil 737 pesos!, según el IFE, claro. La autoridad electoral calculó un costo de 2 millones 986 mil pesos (tope máximo autorizado) de una campaña para senador, en tanto que hace tres años el estimado fue de 457 mil pesos, es decir seis veces menor. Y qué decir de los costos considerados para la elección presidencial: en 1997 se calcularon en 148 millones de pesos, mientras que para el 2000 el IFE previó un tope máximo de 492 millones de pesos, en número redondos... šMás del triple!

Nada que ver con los aumentos salariales, cierto, y mucho qué decir de las tarifas de la propaganda política en los medios electrónicos. Este año los tres partidos en contienda verdadera (PRI, PAN y PRD) presupuestaron una inversión de 900 millones de pesos, tan sólo en tiempos de televisión. Y todavía hay quien argumenta mayor apertura de Televisa, porque el telediario matutino (Primero Noticias...) todos los días invierte su tiempo con dirigentes y candidatos partidistas, cuando la empresa de Azcárraga Jean (también de Carlos Slim, claro) sólo corresponde la atención a unos buenos clientes: los partidos (y el gobierno)... Si el fin es hacer la democracia al estilo americano y en Estados Unidos hasta un luchador (Jessie Cuerpo Ventura) con dinero y buen marketing puede aspirar a la presidencia, aquí en el tercer mundo mexicano ahí la llevamos. šQué sería de este país si viera para otros mundos, hacia las democracias europeas, donde se han creado leyes muy avanzadas en materia electoral! Por ejemplo, en Alemania y Francia la compra de espacios publicitarios en televisión con fines de propaganda electoral está prohibida. Y es que en aquellas naciones se considera que el uso de la tv con fines electorales es pernicioso para la democracia... Claro, hay otras democracias modernas, como la de Italia: la reforma política de 1994 abolió el financiamiento público... Pero esa, amigos de este milenio, es otra historia.

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