Ť Expuso en el ITAM parte de su programa económico


Propone Cárdenas terminar la política de castigo a los salarios

Ť El candidato presidencial plantea también bajar el IVA a 10%

Juan Antonio Zúñiga M. Ť Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candidato presidencial de la Alianza por México, habló en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuna académica de los funcionarios que en los últimos 18 años han seguido los fundamentos del neoliberalismo en el país: "La inflación no puede ser un objetivo de la política económica que se fije de antemano y a la cual se adapten los demás agentes, sino que debe ser resultado del funcionamiento competitivo de la economía".

En el auditorio principal del ITAM, donde presentó parte de su programa económico, estableció que el salario debe dejar de ser "una variable de ajuste subordinada a objetivos antiinflacionarios, tomando en cuenta que no constituye una fuente de presiones para este indicador, por lo que se terminará con la política deliberada de castigo a los sueldos que han impuesto las administraciones del salinato. Los salarios no pueden ni deben subir por decreto, tienen que hacerlo como resultado de los incrementos de la productividad del trabajo".

Aquí, en la institución de educación superior que fuera alma mater de Pedro Aspe Armella, aquel secretario de Hacienda de los mitos geniales de la administración de Carlos Salinas, Cuauhtémoc Cárdenas anunció: "Las reformas que ya se han hecho en la operación de la economía deben tomarse como la base de una activa política de promoción de la oferta, esto es, de fomento a la producción".

El programa económico de la Alianza por México, presentado por su candidato presidencial, da prioridad al mercado interno, pero no desconoce la importancia del sector externo de la economía; equilibra la aplicación de medidas que favorecen la oferta, pero también la demanda de bienes y servicios; reorienta los objetivos de la inversión pública y los efectos multiplicadores que promueven la iniciativa privada y el empleo, y supedita la acción de las variables financieras a la promoción productiva.

Propone elevar los ingresos fiscales en vez de reducir el gasto, y anuncia la aplicación de programas extraordinarios en obras de infraestructura y el sector inmobiliario ųviviendaų con presupuestos equivalentes a uno por ciento del PIB durante los primeros tres años de gobierno, "para propagar sus efectos multiplicadores y detonantes en el conjunto de la economía".

Con los pies en el suelo

"El cambio estructural ųaclaró ante un estudiantado que llenó el auditorio Alberto Bailleresų debe estar concebido con base en la apertura de la economía, la operación mundial de los mercados y los flujos de capital. Nadie, con los pies en el suelo, propondría hoy políticas aislacionistas o proteccionistas a ultranza".

Pero, agregó, la economía mexicana "no puede seguir operando en un entorno de constante ajuste y de políticas de estabilización, cuyos efectos han sido muy desiguales y particularmente nocivos para los grupos económicamente más débiles y para las micro, pequeñas y medianas empresas".

Por lo mismo, las políticas públicas deben, como lo hacen las economías más desarrolladas, "fortalecer las formas de funcionamiento interno para aprovechar las ventajas que se abren en la economía sin debilitar su entramado, esto es, habrá que ir en sentido contrario a las políticas actuales, que además han aumentado tanto la pobreza como la fragilidad del territorio", expuso.

Cuauhtémoc Cárdenas precisó que el planteamiento no es nuevo: "aprendemos de la experiencia de los países industriales, de la que se desprende que una nación sólo será competitiva a nivel internacional de manera sostenida si nutre su propio mercado interno y favorece el incremento del poder adquisitivo de su gente".

Los instrumentos y las metas

En su exposición ante los itamitas, el candidato presidencial de la Alianza por México fue más allá de los enunciados.

Estimó que la deuda total del sector público asciende a 855 mil millones de pesos, lo que representa un porcentaje muy elevado del PIB.

Bajo la premisa de que se desconoce "lo que se encontrará en los cajones al relevar al equipo de gobierno", en la próxima administración se tendrá un crecimiento económico de 4.5 por ciento durante los primeros 18 meses, el cual, al finalizar el sexenio, se podrá elevar con solidez a 7 por ciento.

Pero advirtió que este objetivo encuentra hoy dos restricciones principales. La primera radica en el uso antiinflacionario del tipo de cambio, el cual ha provocado que el peso presente una sobrevaluación acumulada de 10 por ciento, "que algunos estiman llega ya a 25 por ciento" y convierte al dólar en una mercancía barata, la cual, a la par de generar desequilibrios productivos, comerciales y financieros, "abre la expectativa de un ajuste brusco, una devaluación, para restablecer los equilibrios entre los diferentes factores económicos".

La otra restricción, apuntó, radica en la "frágil situación fiscal del Estado y en que la gestión fiscal misma ha recaído en la política de gasto", porque el bajo déficit de las finanzas públicas ha descansado en una reducción constante de la acción pública, en detrimento de la expansión y calidad de los servicios públicos, de la capacidad de fomento económico del Estado y de la calidad de vida de la población, "ante la persistente insuficiencia de los ingresos".

Ante la pretendida fortaleza gubernamental, a la que llamó "un mero espejismo contable", Cuauhtémoc Cárdenas propuso alcanzar "un amplio acuerdo nacional para llevar a cabo una profunda reforma fiscal, que permita al Estado disponer de los recursos necesarios para cumplir a plenitud sus obligaciones y, al mismo tiempo, resulte estimulante a la actividad económica, tanto de las empresas como de los individuos".

Especificó algunas de las deficiencias del régimen fiscal actual, en el que, de 39.5 millones de personas que constituyen la población económicamente activa, los contribuyentes activos ascienden a sólo 19 millones ų48 por cientoų, de los cuales, 13 millones son asalariados cautivos que aportan 10 por ciento de la recaudación, mientras el resto, tanto empresas como individuos, cubren 65 por ciento de los ingresos gubernamentales obtenidos por impuestos.

Además, "se presentan en el país altos niveles de evasión" que, en el caso de los impuestos sobre la renta (ISR) y del valor agregado (IVA), se estima en un monto equivalente a 5 por ciento del PIB, "lo cual equivale a casi la totalidad de la renta petrolera". Esto, enfatizó, provoca una forma de desigualdad que se suma a las cargas desequilibradas que se aplican a los diferentes agentes económicos.

Respecto al IVA, Cárdenas propuso devolver la tasa de aplicación de este gravamen a un nivel general de 10 por ciento ųvigente ahora sólo en algunas zonas de la frontera norteų, y compensar esa disminución con un aumento sustancial de este impuesto a los artículos de consumo suntuario.

Abundó que esto se relaciona con las tasas impuestas a los distintos niveles de ingreso y a la exención de aquellas actividades "de las que se derivan utilidades por las transacciones financieras".

Cárdenas puntualizó: "Esta reforma fiscal deberá ser promotora de la actividad económica, dejando hacer a quien verdaderamente opera en los mercados, garantizando que el Estado deje de intervenir, como lo hace ahora, para favorecer a ciertos grupos financieros, de dentro y de fuera, en detrimento de los niveles de vida de las grandes mayorías de la población".

El programa presentado por el candidato presidencial en la escuela de Carlos Hurtado, asesor del aspirante priísta, Francisco Labastida, transita por el rumbo seguido por el neoliberalismo durante los últimos 18 años, pero en sentido contrario, y devuelve a la política económica su sentido de economía política: la gente es primero.