La Jornada martes 11 de enero de 2000

ASTILLERO Ť Julio Hernández López

Esta columna está en condiciones de demostrar que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari ha salido recientemente a las calles mexicanas y no ha sido reconocido.

Nuevamente de visita en México, don Carlos fue gratamente estimulado por las llamadas telefónicas y las visitas de amigos que le demostraban afecto, según declaró a Marcela Turati, de Reforma, antes de anunciar a ese medio que estaría algunas semanas fuera del país para retornar pronto.

De las tales llamadas y visitas esta columna no puede decir nada, pues no tiene intervenidos los teléfonos ni las agendas de Pemex, ASA, Energía, Comunicaciones y Transportes, Hacienda, Relaciones Exteriores, el PRI y otros medios donde el salinismo reina.

Pero sí puede dar la clave para entender las enigmáticas frases que también pronunció Salinas de Gortari, quien aseguró que, en este nuevo asomo a México, conoció ''muestras de cariño de gente sencilla que se encontró en la calle y le mostró agradecimiento''.

''Para mí --añadió el amadísimo ex presidente-- lo que ha resultado más alentador, en esta como en otras visitas, es tener estas expresiones crecientes de presencia; llamadas de amigos de tantos años, y también estas expresiones de gente muy sencilla, muy digna, que manifiesta su estado de ánimo en recuerdo a los compromisos cumplidos (en mi administración)''.

En realidad, propone Astillero, es posible que las tales muestras de cariño de gente sencilla hayan sido actos solidarios equivocados, acaso monedas (cash) provenientes de personas que pensaban, al ver al ex mandatario viajero, que en realidad estaban frente a míseras expresiones del neoliberalismo, es decir, frente a niños de la calle que mendigaban utilizando en el rostro una muy bien hecha máscara del Señor de la Solidaridad.

De las máscaras a las sotanas

De Chiapas podrían enviarle muchas pruebas al obispo alemán Karl Lehmann de que, efectivamente, el papa Juan Pablo II ya no tiene la fuerza suficiente para mantener unidos a los feligreses y que, por su precaria salud, rodeado de intrigantes palaciegos, sustraída su voluntad por quienes ''operan'' en su nombre, los intereses más terrenos y prosaicos pueden ser convertidos en decisiones infalibles de Su Santidad.

En Chiapas, el gobierno mexicano logró maniobrar para hacer que el obispo coadjutor, Raúl Vera, fuese dejado a un margen de la sucesión de Samuel Ruiz y en su lugar fuese asignado a la diócesis de Saltillo. No se necesita ningún don visionario para darse cuenta de que el propósito de ese movimiento es romper la continuidad del trabajo pastoral desarrollado en aquella región por el obispo Ruiz y allanar el camino a los propósitos del priísmo y el labastidismo, que desean aislar y asfixiar el movimiento zapatista insurgente. (Por cierto, Ƒalguien recuerda que de pronto fue nombrado como embajador en territorio papal un ex gobernador potosino, sin antecedentes diplomáticos ni mayor referencia con el mundo eclesiástico que ser yerno de una dama integrante de la Conai? ƑSe acuerdan que nadie entendía por qué lo habían nombrado? Las respuestas, como en la vieja canción, están en el viento).

Pero eso no es todo. Ahora, con una imprudencia que sólo puede provenir de la irresponsabilidad, el obispo de Ecatepec, Onésimo Cepeda, se ha dejado ver como uno de los probables sucesores del obispo Ruiz. Tal idea, que puede volver orden el Papa con la misma libertad con la que ha tomado o le han hecho tomar otras decisiones, significaría una afrenta nacional gravísima por el perfil político que ha asumido ese prelado, por su conocida forma de vida, y por la concepción social y religiosa que tiene. Cepeda, como es sabido, fue, antes de decidirse a ingresar a la vida sacerdotal, dominado por la visión empresarial y el gusto por el dinero, a grado tan exitoso que llegó a ser socio y compañero de negocios de Carlos Slim. Otra de sus pasiones es la política, terreno donde también tiene buenos amigos como, por ejemplo, Francisco Labastida Ochoa, a quien la noche del 7 de noviembre del año pasado, apenas sabidas las cifras oficiales que le endilgaron la victoria al sinaloense, fue a las puertas del hotel en el que se celebraría ese resultado virtual para felicitar al candidato oficial priísta. Por lo demás, se le puede encontrar con frecuencia jugando golf, con personajes disímbolos pero frecuentemente pertenecientes a la élite económica y política del país.

Un personaje así (que sufriría para encontrar dónde jugar golf en San Cristóbal) sólo puede explorar las posibilidades de ser el nuevo obispo de la estratégica región de la insurgencia zapatista si es que sabe que en el centro de las decisiones, que es El Vaticano, hay una voluntad menguada, una inteligencia doblegada, una sensibilidad adormecida.

Lo más probable es que a pesar de esa situación atrofiada, en el palacio vaticano todavía subsista el mínimo de razón que haga imposible pensar en enviar a un príncipe de las riquezas, los lujos y los compromisos, a regir la vida religiosa del mundo indígena miserable y explotado.

Por lo pronto, desde Alemania, por primera vez en la historia de la Iglesia, un obispo advierte sobre la precaria salud del Papa y le pide que renuncie, pues la comunidad católica necesita un ''hombre fuerte'', que pueda mantener la unidad de un conglomerado de texturas tan distintas como es el de los católicos. Lo bueno es que el obispo Lehmann no es chiapaneco.

Del golf, al tenis

Francisco Labastida Ochoa demostró el pasado domingo, en el Club Deportivo Chapultepec, del Distrito Federal, que es mejor tenista, a sus 57 años de edad, que algunos ex seleccionados nacionales de ese deporte de raqueta.

Haciendo pareja con Leonardo Lavalle, el candidato presidencial priísta derrotó a los ex seleccionados mexicanos Luis Enrique Herrera y Francisco Maciel. Luego, ya encarrerado, Labastida retornó a la arcilla, ahora acompañado de Maciel, para enfrentar (šy derrotar, por supuesto!) al presidente de la Federación Mexicana de Tenis, Alejandro Hernández, y a Carlos Girón, quien fue famoso clavadista olímpico. Eso sí, en el primer partido, el más reñido, el marcador fue 11-9, y en el segundo, 6-1. La victoria de Labastida no es menospreciable, pues Maciel, el primer derrotado, al que convirtió en aliado para el segundo juego, es el capitán del equipo mexicano de Copa Davis. La derrota de este capitán en activo, a manos de un político que hasta hace poco todavía fumaba, y que dedica su principal energía a actos y discursos políticos, hace temer por la suerte de la escuadra mexicana que próximamente se enfrentará a la similar de Costa Rica.

Ultimo dato: el juego se realizó en el estadio Rafael Osuna, llamado así en homenaje al exitoso tenista mexicano muerto en un sospechoso accidente de avión en el que también falleció el priísta disidente Carlos A. Madrazo.

Del tenis al balompié

En Pachuca, donde se jugó un torneo amistoso que finalmente ganó el Guadalajara, los integrantes del equipo Pumas, de la UNAM, saltaron a la cancha de futbol con camisetas en las que se leía ''Clases ya''. Resulta que el equipo profesional de balompié ha sido un silencioso damnificado del conflicto universitario, pues no ha podido usar el estadio Olímpico, que es su sede, y en cambio ha debido andar como peregrino en canchas ajenas habilitadas como propias, como la del Estadio Corregidora, de Querétaro.

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