La Jornada domingo 9 de enero de 2000

VENTANAS Ť Eduardo Galeano
El hereje

Galeano Hace cuatro siglos y medio, Miguel Servet fue quemado vivo, con leña verde, en Ginebra. Calvino lo mandó a la hoguera, porque Servet creía que nadie debía ser bautizado antes de llegar a la edad adulta, tenía sus dudas sobre el misterio de la Santísima Trinidad y era tan cabeza dura que insistía en enseñar, en sus clases de medicina, que la sangre pasa por el corazón, pero se purifica en los pulmones.

Sus herejías lo habían condenado a una vida gitana. Antes de que lo atraparan, había cambiado muchas veces de país, de casa, de oficio y de nombre.

Servet ardió, muy lentamente, junto a los libros que había escrito. En la portada de uno de sus libros, un grabado mostraba a Sansón cargando, a la espalda, una muy pesada puerta. Debajo, se leía: Llevo mi libertad conmigo.