Ť El republicano Bush ya ha recaudado 67 mdd


Gore, en apuros para obtener dinero a favor de su campaña

Ť Bradley ha recibido más apoyo económico que el vicepresidente

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 6 de enero Ť Las primeras elecciones primarias para decidir quiénes serán los candidatos presidenciales comienzan a fin de mes en Iowa, pero según especialistas las primarias reales --la competencia por fondos electorales-- ya ocurrieron, y hay resultados: George W. Bush tiene todas las probabilidades de amarrar la candidatura republicana, pero del lado demócrata el vicepresidente Al Gore está en apuros.

Bush, gobernador de Texas, ya ha recaudado más de 67 millones de dólares en su campaña para llegar a la Casa blanca, cuatro veces arriba que lo obtenido por su contrincante republicano más cercano, y el gobernador espera llegar a la cifra de los 100 millones antes de que se celebre la convención nacional de su partido este verano.

Pero las elecciones primarias de los demócratas aún permanecen como una competencia real, al evaluar las probabilidades de los candidatos medidos por el apoyo financiero que han logrado.

A estas alturas, la sorpresa es que el ex senador Bill Bradley recaudó más dinero que Gore durante los últimos tres meses de 1999. Ambos candidatos consiguieron 30 millones de dólares cada uno ese año. Un vocero de Gore reconoció que Bradley podría contar con más fondos que Gore durante los primeros tres meses de este año.

No era lo que se esperaba. Gore, quien disfruta de todas las ventajas (y, en este caso, algunas de las desventajas) de su posición en la Casa Blanca y el apoyo de su jefe, el presidente, Bill Clinton, era conside- rado candidato casi automático de los demócratas para la presidencia.

Ese aún podría ser el caso, a juzgar por el apoyo financiero que se le ha otorgado a Bradley; hay varios sectores en la cúpula política y empresarial en el Partido Demócrata que parecen tener dudas sobre las perspectivas electorales del vicepresidente.

Y, tal como señala el especialista en procesos electorales Charles Lewis, el dinero y sus dueños son los que determinan lo que resulta ser la primera elección primaria.

"El secreto sucio de la política (electoral) presidencial estadunidense es que los intereses más ricos de la nación, en gran parte, determinan quién será el próximo presidente de Estados Unidos desde el año anterior a las elecciones", escribe Lewis en su nueva investigación sobre los intereses financieros detrás de las campañas presidenciales en Estados Unidos.

En su libro La compra del presidente, Lewis señala que desde 1976 el candidato con mayores recursos en las elecciones primarias de un partido siempre, sin excepción, se ha convertido en el ganador de la competencia para ser nombrado candidato presidencial de ese partido.

Apatía electoral

Lewis, director de la organización independiente Centro para la Integridad Pública, agrega en su libro que en 1996 sólo 4 por ciento del electorado estadunidense aportó dinero a un candidato político y que sólo una cuarta parte del uno por ciento dio sumas mayores a 200 dólares o más a un candidato federal.

Sin embargo, este porcentaje mínimo del público estadunidense --una cuarta parte del uno por ciento de la población-- virtualmente controla la selección de los candidatos y, claro, se beneficia directamente de las acciones de estos políticos que ayudan a instalar en sus puestos.

"Los políticos se han involucrado tan profundamente en perseguir el dinero y se han vinculado personalmente tanto a los intereses económicos poderosos que han perdido todo el respeto y confianza del pueblo estadunidense", escribe Lewis.

Señala que menos de 50 por ciento del electorado optó por votar en la última elección presidencial, la tasa de participación electoral más baja desde 1924 y la segunda más baja desde 1824.

El ex fiscal Archibald Cox, despedido por Richard Nixon cuando investigaba el escándalo Watergate en 1973, comentó que hay menos confianza en el gobierno hoy día que en los años del Watergate.

Pero a pesar de este desplome en la confianza pública, Lewis señala que ha fracasado cada esfuerzo o intento para reformar este sistema de financiamiento de campañas electorales de este país durante los últimos 10 años: "La clase gobernante de políticos y patrocinadores no se ha sentido obligado a abrir la democracia a una participación mayor de la ciudadanía".

Para Lewis, el monto récord de 3 mil millones de dólares gastado en todas las competencias electorales de 1996 exhibe que tan extensa es la corrupción del sistema.

"La orgía desenfrenada en 1996 entre los políticos y sus patrones con bolsillos profundos se dio al mismo tiempo en que los ricos se volvían más ricos", escribió.

"Mas gente se ha convertido en multimillonaria (con más de mil millones) en los últimos 15 años que en cualquier otro momento en la historia... El uno por ciento de la población controla 40 por ciento de los bienes del país, y Estados Unidos ahora tiene la mayor brecha entre ricos y pobres de cualquier país industrializado", añadió.

Los representantes electos están trabajando en gran parte para beneficiar al 0.25 por ciento de la población que patrocina sus carreras: "Es poca coincidencia que durante estos años el Congreso ha reducido sustancialmente la tasa de impuestos de los ingresos más altos y... ha fracasado en aprobar una legislación para obligar a los patrones a ayudar en pagar seguros de salud".

El libro de Lewis (disponible por Internet en www.publicintegrity.org) ofrece un catálogo detallado de los individuos, empresas y otros intereses especiales que financian a estos políticos.