Ť La remoción, un ascenso, dice el obispo de Papantla


Descarta Alamilla "mano negra" del gobierno en el traslado de Vera

Ť Duda que empeoren las condiciones de indígenas de Chiapas

Claudia Herrera Beltrán Ť En el traslado del obispo Raúl Vera a la diócesis de Saltillo "no hubo mano negra" y las especulaciones que se han dado en torno a la posible intervención del gobierno mexicano en la decisión del Vaticano "son simplemente grillas", afirmó el obispo emérito de Papantla, Genaro Alamilla.

Durante una entrevista, el prelado aseguró que al remover a Vera como obispo coadjutor de San Cristóbal de las Casas, el papa Juan Pablo II tomó en cuenta muchas opiniones, particularmente la de los cardenales mexicanos, pero de ninguna manera a políticos o a aquellos que desconocen las leyes de la Iglesia católica.

No obstante, señaló que el trabajo pastoral social del obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, lo colocó "en el filo del cuchillo", pues recibió muchas críticas de parte del gobierno o de sectores de la sociedad afectados, debido a que el prelado se opuso a los abusos en contra de los indígenas. En ese sentido, agregó, pudieron haberse dado presiones para el traslado de Vera, quien parecía seguir los pasos de Ruiz.

Pero insistió en que el Vaticano no tomó en cuenta estas consideraciones, pues su propósito fue premiar a Vera al nombrarlo obispo residencial en vez de coadjutor. Incluso, explicó, "le envié un mensaje de felicitación por su ascenso".

"La Iglesia tiene 20 siglos de ser lo que es y no hace nombramientos por capricho; es un ejercicio de derecho del Papa", advirtió, e insistió que quienes especulan que hubo "mano negra" del gobierno desconocen las leyes de la Iglesia católica y lo que buscan es desprestigiarla.

Rechazó que el cambio de Vera a Saltillo sea con el fin de enviar a Chiapas a un obispo tradicionalista porque "si es conservador allá se le quita", debido a la miseria que hay en el estado. Recordó que cuando Ruiz llegó a la entidad chiapaneca "no era un hombre de selva, sino un citadino de chaqueta y pantalón, un catedrático" que se transformó por su contacto con los indígenas.

Consideró que el hecho de haber estado más de cuatro años en Chiapas no hacía a Vera candidato natural al obispado de San Cristóbal de las Casas, pues la mayoría de los obispos llegan a sus diócesis sin conocer nada. "Nadie nos prepara cinco o seis años, porque somos buenos pastores".

Alamilla descartó que con la salida de Ruiz y de Vera de Chiapas las condiciones de los indígenas empeoren, pues si bien su trabajo fue muy positivo no consiguió mejorar la situación de los grupos étnicos en Chiapas.

Dijo que la situación del mundo indígena es tan injusta que poco se puede hacer. "Reconozcamos que el trabajo de Samuel Ruiz no se ha manifestado en un cambio en Chiapas. Los indígenas están peor que cuando llegó Samuel (Ruiz) a la diócesis o seis años después de la revuelta" del EZLN.

En opinión del ex vocero de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) el sucesor de Ruiz debe tener tres características: buen observador, reflexivo y prudente. En síntesis, que como los políticos "escuche mucho y hable menos".

Como es difícil saber quién va a ser el nuevo obispo de San Cristóbal de las Casas, porque esta decisión depende únicamente del papa Juan Pablo II, dijo que lo importante es que el que llegue no trate de desbaratar lo que hizo su predecesor y al principio sólo se dedique a observar las necesidades de la diócesis.

El otrora obispo coadjutor, preocupado

Antes de regresar a México procedente del Vaticano, Vera declaró a Televisa que va a Saltillo con el gusto de servir a los feligreses, pero preocupado por la situación que se vive en Chiapas, porque la paz en la entidad "significa la paz en México".

"He obedecido de todo corazón al Santo Padre porque él es mi superior, pero también el Santo Padre sabe como pastor que este obispo se lleva en el corazón muy grandes preocupaciones por esa diócesis y hasta donde el Señor me lo permita en mi corazón, también preocupado por las iglesias y sobre todo por México".

Advirtió que no se desentenderá de lo que suceda en Chiapas, sobre todo por el cariño que siente por los indígenas: "Me han enseñado mucho, de su fe, de su amor, de su espiritualidad y de su cultura".

Comentó que su trabajo con Ruiz fue una experiencia sumamente gratificante porque significó estar al lado de una gran persona que representa una Iglesia madura.