Ť Así lo demandan sectores empresariales, argumenta el procurador


El plan Milenio podría prolongarse en Chiapas

Ť Hostigamiento sexual, nueva táctica contra indígenas y estudiantes en Amador Hernández

Hermann Bellinghausen, enviado, Amador Hernández, Chis., 4 de enero Ť ''ƑCuánto por las tres?'', preguntó burlonamente el agente del Ministerio Público de la Procuraduría General de Justicia estatal, a la vez que mostraba con obscenidad el dedo medio de la mano a las jóvenes estudiantes del Distrito Federal que acompañan la protesta de los campesinos tzeltales.

Desde que llegó ųel 31 de diciembreų con un ayudante, a bordo de un helicóptero militar, el MP se ha dedicado a tomar fotos y videos de las personas que se congregan alrededor del abrupto campamento de la Sedena, en el ejido Amador Hernández.

Según testimonios de indígenas y visitantes de la sociedad civil, el enviado de la PGJE ha sido agresivo, amenazante y grosero. Pero sólo hasta ayer llegó al grado del hostigamiento sexual. Con eso de que tantas cosas se pueden comprar ahora en Chiapas, a lo mejor pensó que podía pagar ese precio.

A la misma hora, en Tuxtla Gutiérrez, el procurador Eduardo Montoya Liévano dio a conocer con beneplácito que ''diversos sectores empresariales urgieron la prolongación indefinida de la vigilancia preventiva, en referencia al plan Milenio. Este programa, nuevo instrumento de la militarización en Chiapas que extendió la presencia de la Seguridad Pública y la policía migratoria, ha operado con aplastante elocuencia los últimos 15 días.

''Seguramente sí exageramos en el sistema de vigilancia e investigación que se prolongará hasta el 15 de enero, pero está justificada por las cifras estadísticas de los hechos delictivos en que ningún turista fue afectado, no se dieron muertes en enfrentamiento y ni siquiera indicio alguno de que el EZLN intentara movilizarse''.

Haciendo abstracción de los 42 extranjeros (de Estados Unidos, Italia, Portugal, Francia, Suiza y Argentina) interceptados, citados y amenazados con la deportación por el INM en los Altos, esta temporada decembrina tuvo uno de los flujos turísticos más bajos de la década.

Señalado por hoteleros de la Ruta Maya como responsable de ahuyentar al turismo europeo con sus declaraciones alarmistas, en diciembre pasado (desmentidas por el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco), el procurador Montoya Liévano celebró ayer el éxito de su plan desmentido. No sólo eso, además refirió que desde el sábado, ''organizaciones que tienen que ver con la productividad en Chiapas están solicitando al gobierno y a la Procuraduría que este plan se prolongue indefinidamente''. Y no resistió decir el dichoso dicho: ''más vale prevenir que lamentar''.

Que les pregunten a los centenares de comunidades chiapanecas cómo pasaron las fiestas decembrinas. Presionadas, en zozobra, lo mismo ''priístas, porredistas, zapatistas, católicos o evangélicos'', según los enumeró el propio titular de la PGJE en su brindis por el ''saldo blanco'' de la temporada.

Los procedimientos del miedo

Cuando los enviados de La Jornada llegaron a las inmediaciones del campamento militar, sobre dos milpas y un bosque de Amador Hernández, el muy explícito MP y su ayudante se ocultaron tras la maleza. Aunque tanto los indígenas como los estudiantes los llamaban para que salieran, los funcionarios judiciales sin dejar de videograbar desde su escondite, no dieron la cara. Ya no digamos el nombre.

El amasijo de alambre cortante que separa a los campesinos que le dan vueltas a la posición militar, gritando frases y consignas, sólo tenía detrás a los policías militares y algunos oficiales del Ejército Mexicano.

Esta, que no deja de ser sólo una escena ''costumbrista'' chiapaneca, ilustra un modo del ejercicio del miedo, que encuentra éste y otros modos de expanderse en los caminos y comunidades, donde el ''orden'' que piden los empresarios al procurador resulta un estado de sitio. Sin eufemismos.