Un infarto señaló a la escritora que ya era tiempo

César Güemes Ť Maratonista en la forma y escritora de fondo, Gaby Brimmer concilió el sueño la noche del domingo. Dormida, en pie de guerra siempre, nunca en paz, entró la madrugada de este lunes con paso firme a la eternidad o a ese limbo lleno de páginas en blanco que aguarda siempre a los poetas y los narradores.

Contaba con 52 años y su corazón, que tan buen entrenador fue para ella, ante un infarto que todos esperamos suave, señaló finalmente que ya era tiempo.

No es fácil mirarla quieta, tan gentil ella, tan dueña de su casa y de su espacio para brindarlo a los amigos. En su casa, al sur de la ciudad, la noche de ayer se recibió el duelo.

Brimmer fue cercana a escritores y críticos y editores y cineastas. Sin embargo, por razones que no vienen al caso, pocos de ellos se asomaron al recinto. Por el contrario, su gente de toda la vida estuvo ahí, rodeándola de flores blancas.

Gaby Brimmer nació el 12 de septiembre de 1947. A la edad de ocho años ingresó a la primaria del Centro de Rehabilitación Músculo Esquelético, en donde fue asesorada por la maestra María Margarita Aguilar. En el 67 entró a la preparatoria número seis. Para el 71, ya estaba inscrita en la licenciatura de sociología de la UNAM. Pero el destino académico le cambió la jugada y fue a dar por su propia mano a la carrera de periodismo, la cual abandonaría por razones arquitectónicas: la falta usual de rampas para personas que se transportan en silla de ruedas.

Como no había obstáculo que la detuviera, en 1989 se dio a la tarea de fundar la Asociación para los Derechos de Personas con Alteraciones Motoras. En parte por ese trabajo y por otros apoyos a varias causas semejantes se hizo acreedora, en 1995, a la Medalla al Mérito Ciudadano, conferida por la Asamblea de Representantes del Distrito Federal. Al año siguiente, ocupó la vicepresidencia de la Confederación Mexicana de Limitados Físicos y/o Deficientes Mentales.

Con el cabello de firme tono, con el mentón ligeramente inclinado hacia la izquierda, como con una media sonrisa, Gaby Brimmer descansa en paz, guerrera ella, rodeada de flores blancas que con el transcurrir de la madrugada se multiplican en su derredor.