La Jornada lunes 3 de enero de 19100

Gustavo Leal F. *
Más pobreza, más gasto de bolsillo en salud

R amírez de la O. calculó que desde 1989 hasta hoy los precios al consumidor aumentaron en 620 por ciento, mientras las tarifas telefónicas de servicio local lo hicieron en mil 194 por ciento. En 1988, una familia gastaba 5 por ciento del salario en teléfonos. En 1999 destinó 7.8 por ciento, más que la cuota del Sistema de Ahorro para el Retiro -2 por ciento. Tomando en cuenta el aumento en el número de líneas telefónicas parece una política social al revés, dice. ƑQué han ganado los consumidores con la privatización de Telmex? Es el argumento de la OCDE sobre México: aunque los procesos de reforma, liberación y desregulación avanzan, los ciudadanos no disfrutan aún sus beneficios.

Cuando el pleno del Senado aprobó la Ley General de Instituciones y Sociedades Mutualistas de Seguros --que "regula" los servicios de prepago para la clase media entre dos y 15 salarios mínimos-- sabía que a fin de evitar ideas erróneas sobre la política pública --que terminan planteando serios problemas entre la racionalidad de las políticas y los intereses de poder--, convenía tener presente la composición del así llamado gasto de bolsillo en salud.

Estudios recientes de la Organización Internacional del Trabajo y de la Organización Panamericana de la Salud muestran que además del pago para los servicios públicos vía impuestos generales (ISR) o cotizaciones al IMSS/ISSSTE que hace la población asegurada y de las "cuotas de recuperación" que paga la población abierta, es creciente el desembolso por concepto de copago y deducibles que realiza la población informal --auque también la asegurada y la abierta. Estos instrumentos tienen como objetivo garantizar el margen de rentabilidad de las aseguradoras.

Los estudios concluyen que el gasto efectuado por los hogares alcanzó en 1991 alrededor de 57 por ciento del gasto nacional de salud, 43 por ciento fue gasto gubernamental. El desembolso de los hogares es la fuente más importante de financiamiento. Es claro que en términos de equidad, los sistemas de salud con un fuerte componente de gasto público --vía impuestos generales-- son más equitativos en presencia de sistemas impositivos progresivos, debido a que esta fuente permite mayor flexibilidad desde la perspectiva del uso de los recursos. Además, los desembolsos de las familias más pobres destinados a la compra de bienes y servicios de salud representan una proporción mayor de sus ingresos respecto a lo que ese gasto representa para las familias más ricas.

ƑTuvo presente el legislador esta información?, Ƒprotegió con su "regulación" el gasto de los hogares medios? Es evidente que no. Preservó, más bien, la rentabilidad del nicho de negocios, investido de "riesgo moral".

La última información sobre los costos que tendrá la salud en Estados Unidos documenta esas ideas erróneas sobre la política pública. De acuerdo a la encuesta del consultor W. Mercer --aplicada a 3 mil 166 empresas-- los trabajadores deberán pagar más el próximo año, aunque las pólizas ya incluyan servicios odontológicos y de oculista. Mientras que las firmas deberán asumir 7.5 por ciento extra para las aseguradoras, sólo 25 por ciento de ellas planea sondear a los trabajadores sobre su inminente contribución mensual mayor, especialmente por concepto de primas, deducibles y copagos. Mercer opina que a pesar de la favorable situación económica del país, las primas se incrementaron un 7.3 por ciento durante 1999, más de tres veces la inflación anual. De tal suerte que una familia media deberá destinar 124 dólares mensuales para su Health Maintenance Organization (HMO), más un incremento de 15.2 por ciento en los medicamentos. Resulta lógico que los trabajadores están optando por las Preferred Provider Organizations (PPO) que, a diferencia de las HMO y aún con deducibles más altos garantizan, al menos, consulta y acceso hospitalario inmediato sin necesidad de pasar antes por el dictamen de un médico de atención primaria. Las PPO suman ya 43 por ciento de todos los trabajadores asegurados, mientras que las HMO caen.

J. Heath ha estimado que el monto anual del salario mínimo mexicano (34.35 pesos díarios más 15 días de aguinaldo) suma 13 mil pesos. Pero un secretario de Estado percibe el equivalente a 179.6 veces este monto y 116.8 después de impuestos.

ƑQué ganaron los "del salario mínimo" --que le gusta decir a Arturo Cano-- con la decisión del Senado? ƑPodrán pagar más por servicios de salud de dudosa calidad tal y como ya sucede con otros servicios? ƑSe trata de otra política social al revés?

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco