Ť Sismos y lluvias destruyeron viviendas, escuelas, cultivos e infraestructura
Los desastres acrecentaron la miseria en Oaxaca
Ť El Fonden ha entregado 175 de los 500 millones de pesos que requieren 225 municipios
Víctor Ruiz Arrazola y Guadalupe Ríos, corresponsales, Oaxaca, Oax., 2 de enero Ť En Oaxaca, lluvias y temblores son fenómenos naturales que se turnan y, en ocasiones, se alían para descargar dosis de destrucción y muerte sobre los habitantes. El 15 de junio, por ejemplo, una sacudida de 6.7 grados en la escala de Richter estremeció a las regiones Mixteca, Cañada y Valles Centrales. Nada grave para un estado altamente sísmico.
Nueve días después, la tormenta tropical número 8 derramó sus aguas sobre el Istmo de Tehuantepec y la Costa, y las lluvias provocaron el desbordamiento de los ríos Los Perros, Tehuantepec y Ostuta.
Las enfurecidas aguas arrastraron viviendas, muebles, enseres domésticos, aves y ganado, destruyeron talleres artesanales, mercancías y cultivos, y las esperanzas de miles de istmeños. Esto, sin embargo, era preludio de lo que vendría.
Llegó septiembre, y el día 30 la Costa fue el epicentro de un sismo de 7.4 grados. Horas después, la onda tropical 14 regó las mismas zonas que su antecesora y también se fue sobre la Sierra Sur.
Las calles se convirtieron en ríos que arrancaron de la tierra frondosos árboles y sacaron de los hogares comedores, refrigeradores, mesas, colchones y roperos, y dejaron secuelas de enfermedades de la piel, diarreicas, respiratorias e infecciosas. La naturaleza formó crecientes devastadoras que destruyeron caminos, puentes y carreteras, y dejaron inundadas ciudades y campos de cultivo.
Resultado: 35 muertos, 215 personas lesionadas y una desaparecida; 88 mil 638 hectáreas de cultivos siniestrados y daños totales o parciales en más de 51 mil viviendas, 3 mil 476 escuelas, mil 601 kilómetros de vías terrestres, 55 clínicas y centros de salud, 630 edificios públicos, sitios históricos y monumentos, y 82 sistemas de agua potable y unidades de riego.
Los efectos fueron tan graves que la secretaria de Desarrollo Agropecuario y Forestal, Lilia Mendoza Cruz, reconoció que se requerirán de cuatro o más años para recuperar los cultivos de limón, café, papaya y otros que se perdieron.
Zona de desastre
El 28 de junio, el gobernador José Murat Casab envió una solicitud a la Secretaría de Gobernación (SG) para que emitiera una declaratoria de zona de desastre, pero la dependencia federal se dio por enterada hasta el 28 de julio, un mes después.
Molesto por la falta de respuesta y los trámites burocráticos para la liberación de recursos, Murat Casab calificó como kafkianas las reglas de operación del Fonden y criticó el "tortuguismo" de los funcionarios encargados del área en la SG, al frente de la cual está su antecesor: Diódoro Carrasco Altamirano.
En diciembre de 1999 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la declaratoria con la que la SG declaró zonas de desastre a 238 municipios a fin de que fueran beneficiados con recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) para reconstruir la infraestructura hidráulica, carretera y de transporte, así como los daños en el sector educativo y activos privados productivos y no productivos de la población de bajos ingresos.
El delegado de la Secretaría de Desarrollo Social, Miguel Angel Cuéllar Aguilera, aseguró que para garantizar el abasto de materiales en 225 municipios, el Fonden destinó 175 millones de pesos de un total de 500 millones que se requerirán.
Dijo que para la reconstrucción de 46 mil 460 viviendas se requerirán de 82 mil 500 toneladas de cemento, 2 mil 500 kilómetros de castillos y 37.5 millones de tabicones; 3 mil toneladas de acero, 15 mil 432 puertas de madera y 147 mil botes de pintura de 20 litros, entre otros materiales.
Sin embargo, el restablecimiento de la infraestructura dañada no será fácil, más ahora que los siniestros aumentaron la pobreza y marginación de más de 2 millones de oaxaqueños, principalmente campesinos e indígenas, quienes incluso se han volcado a las calles para exigir que se atiendan sus necesidades más urgentes.
Los sismos e inundaciones cortaron también las aspiraciones de las autoridades de incrementar en 8 por ciento el producto interno bruto en 1999 y generar 30 mil empleos. En cambio, la administración se vio obligada a impulsar programas de "empleo temporal" para los damnificados, que fueron contratados para limpiar calles, rehabilitar caminos e incluso para levantar los escombros y el lodo en que quedaron reducidas sus propias viviendas.
Casi 200 municipios, en zonas de alto riesgo
En su más reciente comparecencia ante el Congreso de Oaxaca, el secretario de Protección Ciudadana, Eliodoro Díaz Escárraga, informó que 193 municipios oaxaqueños están "ubicados en zonas de alto riesgo y en ellos habita 40 por ciento de la población total", por lo que se han creado 71 planes municipales de contingencia.
Para ejemplificar cómo afectan los fenómenos naturales, dijo que el sismo del 15 de junio, que duró 47 segundos, hizo que unas 5 mil viviendas, 50 palacios municipales y 250 escuelas resultaran averiados en forma total o parcial; y que el movimiento del 30 de septiembre dejó un saldo de 35 muertos, que se sumaron a las 10 personas que perecieron a consecuencia de la tormenta tropical número 14.
Hasta el 29 de octubre había 5 mil 298 personas en 33 albergues. En los días más críticos se estableció un puente aéreo en Oaxaca y otro en Puerto Escondido y se instalaron 15 centros de atención a damnificados. En total, se canalizaron por aire y por tierra 70 toneladas de víveres y medicamentos con el apoyo del Ejército Mexicano. Sin embargo, el mal tiempo impidió que la ayuda llegara oportunamente a las comunidades de difícil acceso.
Al referirse a los daños provocados por sismos e inundaciones, el director del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, Froylán Cruz Toledo, sostuvo que resultaron dañadas 3 mil 476 escuelas, y afectados 434 mil 370 alumnos y 16 mil 890 profesores en mil 701 localidades de 452 municipios.
Indicó que para reparar las escuelas dañadas se necesitarán 173 millones 425 mil pesos, y que 2 mil 489 escuelas ya tienen un presupuesto definitivo. Los trabajos empezarán "de lleno" en enero y concluirán en agosto del 2000.
Los daños de muchas escuelas no fueron provocados por el sismo del 30 de septiembre, como en el caso de la Escuela Normal Vanguardia de Tamazulapam, sino por el temblor del 15 de junio.
Cruz Toledo mencionó que esa Normal (internado de mujeres) será demolida y los trabajos de reconstrucción arrancarán en enero para concluir en los últimos días del año 2000, con una inversión superior a 32 millones de pesos.
Por su parte, el titular del Comité Administrador para la Construcción de Escuelas del Estado de Oaxaca, Mario Bustillos Cacho, dijo que se han invertido más de 3 millones de pesos en dicho plantel para construir 22 aulas, cocina, comedor, regaderas y sanitarios provisionales mientras se crea el nuevo edificio.
A su vez, el delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Eduardo López Calzada, dijo que los sismos dañaron 643 inmuebles históricos, considerados patrimonio cultural de la nación. Los dictámenes de los arquitectos del INAH indican que 52 por ciento de los inmuebles presentan daños menores, 43 por ciento estragos regulares y sólo 5 por ciento destrucción severa.
Durante dos meses, personal del INAH enlistó inmuebles a restaurar en 104 municipios, "estableciéndose 13 rutas para atender un total de 191 edificios", es decir 185 templos y seis palacios municipales.
Breve compromiso cumplido
Sabia, la naturaleza permitió exhibir la "corrupción" en que, se presume, cayeron funcionarios del gobierno del ahora secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, al venirse abajo el Hospital de Juquila con el sismo del 30 de septiembre, inaugurado tres días antes por el Presidente de la República, quien recibió la bendición de indígenas chatinos por el centro de 12 camas.
En Oaxaca, como en el resto del país, los desastres permitieron conocer de lleno la realidad en que vive la mayoría de la población. Marginación, hambre y miseria se acentuaron y se hicieron visibles para cientos de miles de personas, pero la fe y la confianza aún no terminan.
Acaso por eso en esta comunidad, en donde está el santuario de la virgen de Juquila, las obras de reconstrucción se realizaron con rapidez para recibir, el 8 de diciembre, a los visitantes que, fieles a la tradición, se sumaron a la petición de pedir un milagro para resarcirse de las pérdidas.
A estos daños hay que agregar que durante el estiaje hubo 421 incendios forestales que afectaron 25 mil hectáreas.