Ť Su dimisión, "porque Rusia debe entrar al milenio con nuevos políticos"
Transfirió Yeltsin sus facultades al primer ministro Vladimir Putin
Ť El presidente interino, en campaña en Chechenia Ť Primakov y Ziuganov preparan postulaciones
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 1o. de enero Ť En una decisión que corresponde con la lógica del poder, en la medida en que contribuye a facilitar el triunfo del sucesor designado, el presidente Boris Yeltsin renunció el viernes y transfirió sus facultades al primer ministro Vladimir Putin.
Así, Yeltsin se convierte en el primer líder de Rusia que dimite por voluntad propia y no deja el cargo por fallecimiento o como resultado de una conspiración, hecho inédito en este país desde la revolución de 1917 que puso fin al régimen de los zares.
Presidente en funciones ya, desde esa formidable plataforma de recursos y complicidades Putin da un paso más hacia la concreción del proyecto de continuidad promo- vido por la élite gobernante para el periodo posterior a Yeltsin, que se inicia medio año antes del plazo constitucional previsto.
Finalmente, en aras de proteger sus intereses personales y los de su entorno, Yeltsin fue capaz de dar un paso que no por anunciado muchas veces se creía impensable. Líder indiscutido pero también muy discutible, desde julio de 1991 ejerció un poder sin cortapisas, acorde a su talante autoritario y a una Constitución que sitúa al jefe del Ejecutivo por encima de todos.
Aferrado al Kremlin y cada vez más ausente de la realidad por su deteriorada salud, poco después de su relección para un segundo mandato en 1996 y de ser sometido a una complicada operación para implantarle cinco puentes coronarios, la toma de decisiones fue recayendo en un grupo de allegados, conocido aquí como La familia.
Miembros de ese privilegiado entorno, como el magnate Boris Berezovsky, a través de Tatiana, la hija menor de Yeltsin, venían insistiendo en que era necesario aprovechar la favorable popularidad de Putin para adelantar los comicios presidenciales.
El último argumento para convencer a Yeltsin fueron los resultados de las recientes elecciones legislativas, que gracias a la instrumentación de una apabullante estrategia de medios en torno a la guerra en Chechenia, dispararon a alturas insospechadas a Putin y eliminaron a sus principales rivales.
Virtual desconocido cuando fue nombrado primer ministro el 9 de agosto pasado, en menos de cinco meses Putin se ha convertido en el político ruso más popular y las encuestas le auguran cifras que rondan 50 por ciento, muy por delante de cualquier otro aspirante al Kremlin.
Elecciones, en no menos de tres meses
De acuerdo con la Constitución, el Consejo de la Federación, Cámara alta del Parlamento ruso, debe fijar la fecha de los comicios, pero necesariamente "en un plazo no mayor de tres meses" a partir de que asume el interinato el primer ministro.
Anticipando vísperas se habla ya del próximo 26 de marzo, aunque podría ser antes pues el "plazo no mayor" bien puede ser interpretado como menor, si así lo deciden los senadores, que tienen previsto reunirse en sesión especial apenas concluyan los festejos de la Navidad ortodoxa.
Para guardar las formas, sin embargo, la Cámara alta debe dar a los contendientes (Putin, el ex primer ministro Primakov y el líder comunista Ziuganov, sin contar a los muchos políticos que parecen dispuestos a jugar el papel de comparsas) la oportunidad de llevar a cabo una campaña electoral de por lo menos dos meses.
"Me voy. Me voy antes de tiempo. Entendí que debo hacerlo. Rusia debe entrar al nuevo milenio con nuevos políticos, nuevos rostros, con nuevas personas inteligentes, fuertes y enérgicas. Y nosotros, los que ostentamos el poder durante muchos años, debemos irnos", explicó Yeltsin en un mensaje a través de las cámaras de televisión.
En punto del mediodía del pasado viernes, a unas horas de la entrada del 2000, Yeltsin dio a conocer su decisión y dijo que "el entusiasmo y la fe con que votó la gente en las elecciones por la nueva generación de políticos", le hizo comprender que había cumplido la misión más importante de su vida.
Tras expresar la convicción de que Rusia nunca volverá al pasado y marchará hacia delante, Yeltsin se preguntó: "ƑPor qué debo entorpecer el curso natural de la historia? ƑPermanecer medio año más en el poder, cuando en el país hay una persona fuerte y digna de ser presidente, y con el cual prácticamente cada ruso asocia sus esperanzas de un futuro mejor? ƑPor qué debo estorbarle?"
Afirmó que ello no concuerda con su carácter y que, por eso, decidió irse, no sin antes pedir perdón a sus compatriotas por el altísimo costo que han tenido sus reformas y por no haber sido capaz de que se cumplieran los anhelos de muchos.
"Hice lo que pude", dijo Yeltsin a modo de colofón de los ocho años y medio que estuvo al frente de Rusia.
Los rusos se despertaron bien entrada la mañana de este sábado, tras la celebración de la entrada del 2000, sin haber cobrado plena conciencia de que el Kremlin tiene un nuevo inquilino, dispuesto a que su interinato de un máximo de tres meses sea sólo el último obstáculo formal para asumir la conducción plena de este país durante los próximos cuatro años.
Con clara ventaja sobre los demás competidores en la carrera hacia la presidencia, Putin no pierde el tiempo y su mensaje de año nuevo a la nación puede considerarse su primer acto oficial de campaña.
Putin se manifestó en favor de la libertad de expresión, la libertad de conciencia y la propiedad privada, que calificó de tres pilares de una sociedad civilizada.
A la vez, advirtió que "no habrá ni un solo minuto de vacío de poder en el país" y dijo que cortará de raíz "cualquier intento de sobrepasar los límites de las leyes de Rusia, los límites de la Constitución".
Responsable desde ayer del llamado botón nuclear, que simboliza el poder militar que aún detenta Rusia, Putin viajó sorpresivamente a Chechenia para animar a los soldados que, desde la Nochebuena pasada, continúan los combates en Grozny, calle a calle.
Entre tanto, Primakov, Ziuganov y los demás contendientes por la presidencia siguen digiriendo la noticia del retiro voluntario de Yeltsin y éste disfruta ya de la inmunidad y privilegios que le otorgó Putin en su primer decreto como presidente en funciones.
El ahora primer ministro y presidente ruso visitó este sábado a las tropas en Chechenia en la base militar caucásica de Mozdok; les regaló cuchillos de caza y le afirmó que "Rusia aprecia altamente lo que están haciendo" para combatir el terrorismo.
Putin se negó a aventurar una fecha en la que podrían cesar las operaciones, y reiteró que Moscú negociará con la dirigencia chechena pero sólo bajo ciertas condiciones, entre las que figuran que se reconozca que Chechenia es parte de Rusia.
Mientras, fuentes del Pentágono dijeron a medios de prensa que fuerzas rusas lanzaron tres misiles Scud contra Chechenia, sin que otras fuentes confirmaran la versión.
En todo caso los combates en Grozny continuaron, donde, según el Ministerio de Defensa, se sigue rastrillando la ciudad casa por casa en busca de separatistas, en tanto que autoridades castrenses aseguraron que en otras localidades los rusos han dado muerte al menos a 300 rebeldes.