CLAROSCUROS DEL PRESUPUESTO
La aprobación, la noche de ayer, del Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2000 bien podría considerarse como un acontecimiento a la vez auspicioso e inquietante.
En primer término, ha de reconocerse que el intenso debate y los consensos parlamentarios que tuvieron lugar con motivo del análisis y la votación del presupuesto suponen un importante avance democrático para el país y una paso significativo en el necesario, y todavía inacabado, proceso de fortalecimiento y emancipación del Legislativo frente al Presidente de la República. Por primera vez en la historia reciente del país, el dictamen presupuestal, aprobado en lo general por los diputados, partió de un proyecto elaborado por la oposición (específicamente el PRD y el PAN) y muchas de las partidas contenidas en el proyecto del Ejecutivo ųaprobadas, con votación dividida, en lo particularų fueron modificadas a instancias de las bancadas opositoras. El incremento de los montos que se canalizarán al gasto social, en especial los destinados al aumento de las magras pensiones de los jubilados del Instituto Mexicano del Seguro Social, la elevación de las sumas dedicadas al fortalecimiento de los estados y municipios del país y el establecimiento de candados para prevenir que los recursos destinados a la asistencia social sean utilizados con fines electoreros representan, también, acontecimientos de indudable relevancia para la nación.
Sin embargo, el presupuesto del 2000 incluye también una serie de partidas ųrechazadas por la oposición pero aprobadas con el voto de los legisladores del PRI y de algunos opositores disidentesų que avalan y mantienen el ilegal proceso de rescate bancario en detrimento de los millones de mexicanos que sobreviven en la pobreza extrema. Así, en el 2000 se canalizarán casi 35 mil millones de pesos al Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB) para el pago de los intereses del salvamento de los banqueros, cantidad más de diez veces superior a la destinada a incrementar las percepciones de los miles de jubilados del IMSS.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta el importante peso que tuvieron en estas determinaciones legislativas los votos de las formaciones políticas minoritarias. En este sentido, si bien es cierto que en numerosas democracias del mundo los partidos políticos "pequeños" se convierten en decisivos a la hora de aprobar o rechazar una ley, resulta riesgoso para el equilibrio democrático que determinaciones cruciales para el futuro nacional se resuelvan ųmediante acuerdos oscuros o inconfesablesų por el voto de unos cuantos legisladores.
Con todo, ha de destacarse que el debate y los consensos obtenidos en torno al presupuesto para el 2000 representan un cambio significativo en la forma como se había llevado ųhasta ahoraų la planeación económica del país, circunstancia que convendría profundizar y consolidar.
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