Ť Más perjuicios que beneficios, esa presencia
Muchos fetiches históricos caerán al desalojar EU el Canal de Panamá
Fernando Martínez, corresponsal, Panamá, 23 de diciembre Ť Al culminar el próximo 31 de diciembre más de un siglo de presencia e injerencia política y militar directa de Estados Unidos en Panamá, muchos vínculos o "fetiches" históricos comenzarán a desmoronarse.
Fue el filósofo, militar, matemático y dramaturgo José Chuchú Martínez quien argumentó una vez que la convivencia forzosa entre panameños y estadunidenses había generado en la conciencia colectiva toda suerte de "falsas creencias" destinadas a justificar una presencia humillante y a la vez inevitable.
Numerosos analistas estadunidenses se han referido a este "sentimiento de indefensión" que se registrará en los panameños después del 31 de diciembre próximo, cuando el canal interoceánico pase bajo su completo control y, en una crónica publicada recientemente por el Financial Times, James Wilson sostiene que Estados Unidos "actuó como garante de la seguridad y árbitro en la vida política y cultural, por lo que ha estado inextricablemente ligado al desarrollo de esta nación de Centroamérica".
Sin embargo, el fundamento ideológico de esta nación es el resultado de la oposición al intervencionismo de Estados Unidos, que se inició ya en 1850 con la construcción del ferrocarril interoceánico para continuar en casi todos los aspectos de la vida nacional, según la tesis del desaparecido historiador local Ricaute Soler.
El economista Roberto Méndez advierte por su parte que una campaña, principalmente de medios masivos de comunicación estadunidenses y locales, busca ahora fomentar las siguientes creencias, quizá con el objetivo de continuar con una ocupación militar y civil disfrazada mediante nuevos acuerdos: "Si se van las bases militares, se va el dólar de Panamá, el canal estará indefenso y desprotegido, no se mantendrá funcionando con la misma eficien- cia; volverá el militarismo o el norieguismo a tomarse el poder en Panamá. No habrá quien defienda la democracia", dicen esos medios.
Pero la dolarización del país nada tiene que ver con las bases militares, sino que es una medida impuesta por Estados Unidos en 1904 para facilitar las tareas vinculadas con la construcción del canal.
Al carecer de papel moneda de curso forzoso propio, Panamá está a merced de los caprichos de Washington, como ocurrió a comienzos de 1988, cuando para presionar al gobierno de turno se congelaron los depósitos que el Banco Nacional mantenía en Estados Unidos, lo que provocó la mayor crisis bancaria en la historia del país.
En cuanto a la presencia de bases militares --agrega Méndez-- ha sido causa más de perjuicios que de beneficios. Con la presencia de miles de soldados se incrementó el consumo local de drogas, principalmente cocaína, aumentó la incidencia de enfermedades como el sida y se incrementó el contrabando interno y la formación de mafias con la comercialización de productos de consumo que se vendían en las bases.
Asimismo, la presencia de los efectivos militares se reflejó no sólo en las 19 intervenciones militares contra la población panameña en el presente siglo, sino también en abusos, discriminación y segregación racial cotidianas, que aún hoy se reflejan en centenares de pleitos por custodia de niños sacados ilegalmente del país por los aeropuertos de las bases militares.
Además, reclamaciones por abandono son litigadas en cortes estadunidenses con el agravante, según el abogado Michael Pierce, de que "los soldados y oficiales parecieran gozar de inmunidad diplomática al cometer impunemente toda suerte de abusos en Panamá".