Ť Opinión de investigador de la Iberoamericana
Libros y materiales, no cuotas, el gasto mayor de universitarios
Ť El modelo de desarrollo afecta los ingresos familiares, aduce
María Esther Ibarra Ť Los pagos de inscripciones y colegiaturas en las universidades públicas y privadas del país representan apenas la "punta del iceberg" de lo que cuesta a una familia solventar la educación de sus hijos, pues los mayores gastos son los derivados de compra de libros, materiales escolares y servicios educativos.
Lo anterior se establece en el libro El costo familiar y/o individual de la educación superior, de Alejandro Márquez Jiménez , en el cual se compara el gasto de los estudiantes en las casas de estudio subsidiadas por el gobierno y las privadas.
Se toma como ejemplo una muestra de la población escolar de la Facultad de Estudios Superiores (FES), unidad Zaragoza, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otra de la Universidad Iberoamericana (Uia).
En el texto se demuestra que en ambos casos el pago de cuotas y colegiaturas es mínimo, en comparación con lo que gastan los padres por otros conceptos derivados de la manutención escolar de sus hijos.
Si bien las diferencias entre alumnos de la Uia y la UNAM no tienen comparación, pues tan sólo en 1995 ųapunta el investigadorų en la primera el gasto total por semestre era, a pesos corrientes, de 33 mil 484. De esta cantidad, el gasto de matrícula (inscripción y colegiaturas) representó 18.9 por ciento; el de manutención, 34 por ciento, y el de oportunidad (permanecer cursando una carrera) significó casi 47 por ciento.
En la FES-Zaragoza, el gasto total por alumno estaba estimado en 10 mil 369 pesos corrientes, lo cual sólo equivalió a 31 por ciento de los gastos que realizan las familias de los alumnos de la Uia. La distribución porcentual en los rubros de gastos para los estudiantes de esa facultad tuvo el siguiente comportamiento: pago de matrícula, 0.2 por ciento, y manutención, 27.4 por ciento.
Con base en ello, Márquez señala que pese a la gran diferencia existente en términos absolutos, el gasto en educación tiene un "mayor impacto en la economía y representa un sacrificio mayor para las familias con hijos en la FES-Zaragoza". Así, mientras que para las de la Uia el gasto educativo, en relación con los ingresos familiares, representó 47 por ciento, para los de la dependencia de la UNAM fue de casi 76 por ciento.
Márquez ųcuyo libro se hizo acreedor al premio por mejor tesis de maestría otorgado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)ų hace un análisis de la política financiera hacia las casas de estudio y cuestiona la tendencia a considerar de manera homogénea como una especie de "privilegiados" socioeconómicos a quienes acceden a la enseñanza universitaria, pues ha favorecido la tesis de que los usuarios incrementen su contribución en el pago de colegiaturas.
Sin embargo, el también catedrático de la Iberoamericana anota que a lo largo de su investigación un primer resultado fue que la situación social de los alumnos es diversa, por lo que el cobro de inscripciones y colegiaturas debe ser considerado sólo como una parte del gasto particular que deben aportar las familias.
En ese contexto, advierte que un incremento en ambos rubros, tanto en instituciones públicas como privadas, afectaría a los grupos de menos recursos que actualmente pueden ingresar a las instituciones públicas de educación superior y, consecuentemente, propiciar una mayor competencia por los lugares en dichas casas de estudio.
No es suficiente, opina, considerar al gasto público en educación como único medio para promover la igualdad de oportunidades de acceso a ese nivel educativo, pues examina que juega un papel importante la distribución del ingreso, el cual en el país, agrega, es cada vez más inequitativo.
De tal suerte, asegura, el actual modelo de desarrollo tiene un efecto directo en la magnitud del gasto que las familias pueden destinar a la educación. Incluso, considera que si las que pueden enfrentar los costos de la educación privada siguen perdiendo su capacidad económica, "es muy factible que posteriormente tiendan a competir por los lugares existentes en las instituciones públicas".
Por tanto, agrega, "mientras en el país se siga favoreciendo la desigual distribución del ingreso, se mantendrá la tendencia en oportunidades educativas, con lo cual se estará condenando a los grupos más desfavorecidos a mantenerse en una cadena de baja escolaridad e ingresos".
El investigador no considera válidos los argumentos de quienes, en aras de una "supuesta equidad", plantean disminuir el subsidio federal a las instituciones de educación superior de carácter público y transferir mayores recursos a la educación básica.
"No toman en cuenta que ese mismo argumento podría contribuir a hacer más difícil, para los grupos de menos recursos, que actualmente se pueden mantener en las universidades públicas, enfrentar el gasto privado total de su educación."