Ť Habrá concentración poblacional en las cercanías


La cuenca hidrográfica, otro de los retos en el Canal de Panamá

Ť Llegarán del campo y pasarán pronto a la economía informal

Ť Planes de reforestación para restaurar las zonas devueltas

Fernando Martínez, corresponsal, Panamá, 19 de diciembre Ť Además de la amenaza a la seguridad que constituye el narcotráfico, y la búsqueda de una solución negociada para la descontaminación de los polígonos de tiro de las bases militares, la amenaza a la cuenca hidrográfica que proporciona agua dulce al Canal constituye otro de los principales desafíos que enfrentará a partir del 31 de diciembre Panamá al asumir el control de la vía interoceánica, según afirmó el martes pasado durante la ceremonia simbólica de transferencia el ex presidente estadunidense Jimmy Carter.

El fallecido general Omar Torrijos, quien firmara con Carter en 1977 los tratados tras intensas negociaciones para lograr el sueño de soberanía de los panameños, la devolución del Canal, decía que su mayor sueño era que los niños del Chorrillo, barrio popular contiguo a la zona del Canal que fue ferozmente atacado durante la invasión estadunidense ocurrida exactamente hace 10 años, pudieran entrar a recoger los mangos que cada año se pudrían en el suelo del lugar, sin que policías zoneítas les arrestaran o encarcelaran con leyes y jueces de otro país.

PANAMA_INVASION Paradójicamente, ahora que a estas tierras cercadas no las vigila ningún policía estadunidense, para muchos analistas es el hambre del pueblo la principal amenaza contra la preservación de la cuenca que debe proporcionar los 52 millones de agua dulce que requiere cada barco que transita el Canal.

En una sola de las 330 mil hectáreas de esa zona se pueden encontrar hasta 184 especies distintas de árboles y la mayor diversidad de aves, porque aquí se juntan o por aquí pasan las especies del norte y sur del continente.

Según Ligia Castro, ex representante del Ministerio de Salud en una comisión interinstitucional dedicada al tema, el problema de la deforestación es muy serio, la pérdida de biodiversidad es grave, y 55 por ciento de la cuenca ya había sido total o parcialmente deforestada en 1996. "Lo malo es que la responsabilidad se le achaca a la presión social de un número cada vez mayor de panameños a los que no se les ha dado alternativa de sobrevivencia", sostiene.

En menos de 20 años 80 por ciento de la población del país se concentrará en la franja de tierra contigua a uno y otro lado del Canal, entre las ciudades de Panamá y Colón. La mayoría proviene del campo, y ya en la ciudad pasa a formar parte de la economía informal y a vivir en las llamadas barriadas de emergencia que han ido proliferando dentro de la cuenca. Muchos de ellos deforestan para que gente con mayores recursos económicos se aproveche de esas tierras.

Para resolver este problema, la Autoridad de la Región Interoceánica (ARI) ha puesto en marcha un plan de reforestación basado en la entrega en concesión (por 25 o 30 años) de parcelas de tierra. Pero el criterio que prevaleció, bajo el cual se han hecho la mayoría de las ventas y concesiones de tierras o instalaciones devueltas a Panamá, fue el de mayor rentabilidad.

Según el ingeniero agrónomo Eduardo Esquivel Ríos, buscando rentabilidad se ha reforestado con especies maderables como la teca, el pino y el eucalipto que, además de no proporcionar ninguna fuente de alimentación para la fauna local, con excepción de las arrieras, "han resultado altamente perjudiciales". La teca aumenta la erosión del suelo entre 300 y 500 por ciento, y en la cuenca del Canal, advierte Esquivel, hay más de 10 mil hectáreas de ese árbol en las riberas de los lagos Gatún y Alajuela, que estarían provocando una erosión superficial de unas 100 mil toneladas de tierra por año, "las que irán a para al fondo de eso lagos o del mismo Canal".

Por otra parte, dentro del programa de mejoras del Canal, se desarrolla el proyecto de ensanche del Corte Culebra, un tramo de 12.5 kms que va desde las esclusas de Pedro Miguel hasta el lago Gatún, a un costo de 200 millones de dólares y que estará concluido en el año 2002. Pero numerosos investigadores locales han cuestionado el llamado Plan General de Uso, Conservación y Desarrollo del Area del Canal, elaborado por un consorcio estadunidense (Intercarib, S.A. y Nathan Associates Inc.) en 1995 y financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo.

Según el economista José Torres Abrego, "existen serias insuficiencias y contradicciones en dicho plan", pues parte de la premisa de que Panamá construirá, como parte del la modernización del Canal, un tercer juego de esclusas de alto nivel para el tránsito de buques de gran tonelaje, lo que contradice el principio de preservar a largo plazo los recursos requeridos para la operación del Canal, ya que barcos de mayor dimensión requerirían muchísima más agua para su tránsito.

A su vez, el boletín de septiembre del Centro del Estudios Latinoamericanos Justo Arosemena, advierte que la ARI, basándose exclusivamente en el criterio de rentabilidad, ha propuesto la explotación de los recursos mineros de la región interoceánica, actividad que "pone en serio peligro el futuro ecológico de la cuenca y la viabilidad de la vía interoceánica a mediano y largo plazos".