La Jornada lunes 20 de diciembre de 1999

CIUDAD PERDIDA Ť Miguel Angel Velázquez

Ť El delfín de Jorge Rodríguez
Ť Los apoyos del magistrado

Con las manos entrelazadas y por encima de sus hombros, en inequívoca señal de triunfo, Jorge Rodríguez y Rodríguez saludaba, desde su lugar en el presidium, el sitio del presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, a su elegido, el magistrado Juan Lara, y con ello envió el mensaje, la herencia.

Rodríguez y Rodríguez usó su último discurso como presidente del TSJDF para elogiar al ex regente Oscar Espinosa Villarreal, el más cuestionado por actos fuera de la honestidad, y para señalar a su delfín frente al pleno; es decir, para que todos se enteraran y nadie se hiciera bolas.

Y es que el magistrado Juan Lara no es un desconocido. Es aquel presidente del PRI que en 1988 aseguró haber llevado a ese partido medio millón de votos de chiapanecos, hecho considerado allá en Chiapas como el fraude más grande de la historia estatal.

Medio millón de votos para otro personaje, para Carlos Salinas de Gortari. Lara también fue el secretario de Gobierno durante la gestión de Patrocinio González Blanco Garrido, y a los dos les estalló Chiapas en 1994.

Y ahora, el magistrado chiapaneco se propone llegar a la presidencia del TSJDF apoyado, entre otros, por Rodríguez y Rodríguez, quien recibió, según dicen los mismos magistrados, un inexplicable bono de 750 mil pesos por su retiro del tribunal; es decir, como una especie de jubilación, aunque de paso regresará a su puesto de magistrado en la quinta sala, donde despachaba antes de tomar la presidencia del TSJDF.

En el mismo equipo de apoyo se encuentran otros magistrados, entre ellos, Enrique Fuentes León, aquel que dejó en libertad al violador y homicida de una menor, aquel de apellido Brown que está en la memoria de todos.

También cuenta con las simpatías de José Guadalupe Carrera, quien no encontró culpables en el episodio IBM. En este caso, hay que recordarlo, la empresa de computadoras reconoció sus errores y entregó a la PGJDF una muy buena suma de dinero, pero el juez no halló culpables.

Estos, entre otros, son los apoyos con que cuenta el magistrado, pero como para admirarnos resulta que, según se cuenta, los asesores de un importante funcionario de Gobierno del DF, de Porfirio Barbosa, y los del diputado local Francisco Ortiz Ayala cabildean para lograr el voto a favor de Lara.

Total, en la lucha por la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal hay cuando menos cuatro que pretenden esa posición. Se habla de Rolando Díaz Ortiz, de Juan Luis Alcántara-Carrancá, del mismo Juan Lara y de algún otro sin muchas posibilidades.

El asunto, es decir, la presidencia del organismo, deberá someterse a elección antes de que termine enero, y esto dibujará algo muy importante en el próximo gobierno capitalino.

Para Rodríguez y Rodríguez, el PRI deberá seguir al mando del TSJDF, y su voto y el de varios magistrados ya está en manos de Jesús Silva Herzog. Esa es la apuesta, y en esto comprometen todo.

Aguilera y las cuentas pendientes

Adolfo Orive Bellinger, una de las manos oscuras dentro del movimiento parista de la UNAM, se la tiene jurada al líder del PRI en el DF, Manuel Aguilera.

La historia los ha encontrado cuando menos en un par de ocasiones, pero en ésta, ahora, Aguilera es el débil. La situación del priísta es cada vez más apurada.

Oscar Levín nunca reconoció en corto el liderazgo de Aguilera, e incluso se manifestaba como el hombre de las decisiones y el operativo en el PRI, amarró navajas entre Silva y Aguilera para después desaparecer de la escena, debilitó aún más al viejo militante priísta, quien deberá enfrentar las venganzas de Adolfo Orive, un hombre clave en el espacio de Francisco Labastida.

Resulta pues, como decíamos, que en dos ocasiones Orive y Aguilera se hallaron frente a frente. Primero fue en Nayarit. Allá, Orive había logrado una organización tabacalera de cierta importancia, y apareció Aguilera, quien la destruyó. Orive perdió, era el menos fuerte.

Luego, Aguilera llegó al Inmecafé y desde allí reventó al grupo cafetalero de Orive. Apenas se iniciaba la década de los ochenta y nadie apostaba a la prosperidad de Orive, Aguilera menos que nadie.

Hoy, Orive, uno de los operadores de Francisco Labastida, hace memoria y desempolva las facturas marcadas como incobrables, y las ubica en el tablero de urgentes. Ya veremos.