CIUDAD PERDIDA Ť Miguel Angel Velázquez

Ť La última reflexión de Polo Uscanga

Ť Los costos de la alianza PRD-PT

Mientras transcurría una asamblea del Movimiento Proletario Independiente, brazo social del extinto sindicato de Ruta 100, convocada desde un reclusorio el mismo día de la muerte de Abraham Polo Uscanga, y efectuada en el edificio número 300 de la avenida Insurgentes, en una oficina, justo en el piso superior del despacho donde fue ultimado el magistrado, cuando menos dos personas se escurrieron de la reunión.

Minutos después, aseguran algunos testigos, se escuchó el sonido de lo que podría haber sido un par de disparos, luego todo quedó en silencio.

Un silencio largo, prolongado hasta ahora. El caso Polo Uscanga, como se dijo en la columna anterior, está a punto de aclararse. Hay voces y datos, fechas y nombres, pero principalmente existe el motivo, el móvil, por el cual fue asesinado.

El magistrado mantuvo durante el conflicto de desaparición de la Ruta 100 una postura contraria al gobierno de la ciudad. Se le consideraba como un aliado de los sindicalizados.

Pero aquella mañana, en un restaurante, Polo Uscanga reiteró su opinión, una decisión elaborada sólo a punta de reflexión. No podía sostenerse del lado del sindicato.

El dinero o la vida

Si atendemos a los hechos por los cuales el PRD votó en la ley de Ingresos junto con el PRI, podríamos decir, sin temor a dudas que en ello les iba la vida... política, desde luego, pero parece que la historia no es tan así.

En muchas esferas del PRD nadie se explica a ciencia cierta el porqué de ese voto, costoso en términos también políticos, hacia dentro y hacia afuera del partido. El PRD aliado al PRI es un escenario que no podía imaginar ni la truculenta mente de Muñoz Ledo, pero que hoy es cierto.

En la Cámara de Diputados, el voto del PRD no era necesario para aprobar la Ley de Ingresos. Juntos PT, PRI y otros votos ya concertados, habrían logrado la suma para pasar la ley. El PRD salía sobrando y hubiera mantenido las manos limpias.

Para los negociadores del Partido de la Revolución Democrática, dos cuando mucho, pero dos bien pesados, las cosas eran diferentes.

Desde el principio de las negociaciones hicieron sentir el apretón del PRI al gobierno de la ciudad, los recursos serían los menos, mil 500 millones nada más, y eso, aseguraban, sería la muerte.

Otras opiniones buscaban caminos alternos. Como siempre, como hasta ahora, el PRD se vería en la necesidad de dar la lucha, de hacer claro el proyecto PRI-Gobierno para impedir el desarrollo de la ciudad.

Pero la negociación entre la jefa de Gobierno, Rosario Robles, y el secretario de Gobernación, Diódoro Carrasco, iba en otro sentido. Se trataba de romper la propuesta del PT. Ese partido proponía sólo cinco mil millones de techo de endeudamiento, más 12 candados.

Es decir, impedimentos legales para hacer casi imposible el ejercicio de los recursos. En eso radicaba el condicionante principal para tratar de involucrar al Gobierno del DF en la aprobación de la ley. Pero el voto perredista era incesario, lo sabía la Secretaría de Gobernación y la jefa de Gobierno.

Fue tanto así que Rosario Robles rechazó la propuesta del PT y los candados. Pero aún más, se lograron recursos frescos de la federación para poyar el trabajo gubernamental.

Nada cambiaría, nada podría romper la idea de un partido alejado de los enjuagues del PRI, ahora engarzado al PT. El proyectil estalló en la línea de flotación de la alianza PRD-PT, y ahora el PRD deberá pagar los costos. Ni hablar.

¿Quién agarró al PT?

Con el permiso de mi querido amigo Jaime Avilés, ahora le chacaleo a su cliente favorito, y es que resulta importante en el ir y venir de la cosa política de estos últimos días tratar de desentrañar algunas líneas torcidas de su quehacer diario.

Pues bien, resulta que Adolfo Oribe, quien dentro de poco se hará cargo de la fundación Colosio del PRI, por meritos en campaña, la de Labastida, desde luego, fue el encargado de meter al PT en el asunto de la nueva mayoría en la Cámara de Diputados.

Oribe llegaba de Francia al final de los sesenta y casi a su arribo se encontró con Alberto Anaya. Junto con otros fundaron un importante grupo llamado Política Popular, los dos fueron líderes, y se hicieron amigos durante muchos años, hasta 1976.

En aquel año Anaya funda el grupo conocido como Línea de Masas y Oribe Línea proletaria, las ideas, el concepto de país los había separado y nadie ni nada podía reconciliarlos.

Pero como siempre, el tiempo pasó y en los ochenta se encontraron, trataron de acercarse a Miguel de la Madrid sin mucho éxito. La amistad se recompuso.

Al inicio del salinismo ambos, cada quien por su lado, pero en el mismo barco, se metieron de lleno al gobierno. Anaya había acercado a Oribe con el régimen.

Ahora, Oribe regresa el favor y ``acerca'' a Anaya, al PT a las playas de Zedillo. Esa es un poco de la historia de una negociación turbia y de otros hechos de los que daremos cuenta en los siguientes espacios, pero les adelanto algo: Oribe, hoy triunfador, se la tiene jurada a Manuel Aguilera, pero esa, esa es otra historia.