* Junto con el presidente Zedillo inauguró un tramo de la línea B del Metro


Robles: se requieren recursos de Edomex

* Los recursos autorizados por la Cámara de Diputados no son suficientes, señala la gobernante

Ricardo Olayo * La ampliación del Metro debe contar en el futuro con recursos del estado de México, porque los habitantes de esta entidad son un sector ampliamente beneficiado con las obras, indicó ayer la jefa de Gobierno del Distrito Federa, Rosario Robles, durante la inauguración de la línea B del Sistema de Transporte Colectivo.

La función social que cumple este transporte con las clases sociales más desprotegidas es relevante, y de ahí el empeño de las autoridades capitalinas por obtener un techo de endeudamiento suficiente para el próximo año, explicó.

No obstante que en este renglón la Cámara de Diputados aprobó 6 mil millones de pesos, la lucha continúa, porque no son recursos suficientes para los requerimientos de la ciudad de México, precisó.

La jefa de Gobierno fue ayer la anfitriona del presidente de la República, Ernesto Zedillo, en la estación Buenavista de la línea B del Sistema de Transporte Colectivo.

Juntos recorrieron siete estaciones hasta San Lázaro, donde Zedillo descendió y se retiró para atender otros asuntos.

Tras la despedida, Robles Berlanga definió el futuro del transporte, apoyado en el tren elevado --conocido como Ecotren--; en la construcción de trenes suburbanos y en la reubicación de los microbuses que compiten con el Metro.

En entrevista, dijo que está pendiente la inclusión del Distrito Federal en las participaciones federales vía el ramo 33, y en la Asamblea Legislativa la aprobación del presupuesto para el año 2000.

Una vez definidos estos dos aspectos podría resolverse el aumento o no de la tarifa del Metro, indicó.

Nueva empresa de autobuses

 

En la explanada de la estación San Lázaro del Metro, la jefa de GDF dijo que la línea B es la última que se inaugurará en el mundo antes del nuevo milenio, y describió las características de las nuevas instalaciones, con 13.5 kilómetros en su primera etapa hasta los límites del Distrito Federal, pues la segunda se realizará hasta los municipios de Ecatepec y Neza.

Precisamente por su influencia metropolitana es necesario que el gobierno mexiquense tenga participación financiera en la ampliación de la red, dijo ante representantes de delegaciones diplomáticas, funcionarios e invitados, entre otros José Luis Luege, presidente del PAN capitalino.

Se refirió a los beneficios para desahogar el aforo de otras líneas, y como parte de esa visión de gobierno "impulsaremos el desarrollo del Ecotren y buscaremos satisfacer la necesidad de transporte de los habitantes de las zonas periféricas a través de una nueva empresa de autobuses que permita apoyar de manera directa a usuarios de escasos recursos".

Además, el gobierno pretende devolverle al Metro su posición privilegiada como columna vertebral del transporte, reubicando aquellos modos de transporte, como los microbuses, que compiten con ese sistema, y buscar recuperar los casi 700 millones de pasajeros que ha perdido durante los últimos diez años.

Con estos objetivos, el Metro podrá ser utilizado a toda su capacidad y en beneficio de 7 millones de personas; "el reto se antoja difícil, pero hemos demostrado que no es imposible y la planeación es un elemento fundamental", expuso.

La funcionaria dijo que la tarea no es fácil por la falta de recursos, "pero contra viento y marea hemos logrado avanzar y seguiremos avanzando", dijo, aunque sus palabras fueron eliminadas de la versión estenográfica.

Luego vino el brindis y el recorrido por la estación Villa de Aragón, y de regreso a Buenavista.

"Me gusta el color... pero no el partido"

Enrique Méndez y Ricardo Olayo * En un vagón nuevo, priístas y perredistas recorrieron siete estaciones, de Buenavista a San Lázaro, en el primer tramo de la línea B del Metro, obra que se inició con el último regente y que culminará con la primera jefatura de gobierno electa.

Ayer, entre funcionarios capitalinos del PRD, el presidente Ernesto Zedillo recordó esa transición y la pérdida para el PRI de un enclave político en 1997, que pintó de amarillo al Distrito Federal.

"Yo le eché la culpa a Oscar Espinosa --dijo Zedillo a Rosario Robles, sentada a su derecha, y a los secretarios de Obras y Transporte, que viajaban en el asiento de enfrente--, porque al entrar a las obras vi todo de amarillo, y le dije: 'hasta pintado se los dejaste'".

Y continuó con la anécdota: En ese entonces, cuando el PRD se aprestaba a asumir el poder en el Distrito Federal, él y Espinosa hicieron un recorrido de San Lázaro a Aragón. El regente le dijo, a modo de disculpa: "No me había dado cuenta".

Hubo carcajadas, y entonces César Buenrostro, secretario de Obras del DF, le dijo: "ƑPor qué?, si es un color muy bonito, se ve muy bien en el arcoiris".

--Bueno, me gusta el color, pero no el partido --sonrió Zedillo, mientras codeó a Rosario Robles.

--Pues ya debería de cambiarse de partido --soltó la funcionaria.

La visita del Presidente a la inauguración del primer tramo de la línea B se había amarrado la noche del martes.

En el programa se había dispuesto la develación de una placa, en la que se precisaba que era el gobierno de la ciudad, y no el Presidente de la República, el que inauguraba la obra. Pero la placa no se develó, y Zedillo y Robles ingresaron a los andenes entre gritos de los fotógrafos que exigían: "šLa placa, la placa!".

Fue un incidente menor, pero significativo. Tanto, que el vocero presidencial, Fernando Lerdo de Tejada, debió asegurar que fue un hecho "incidental", que en nada afectaba las relaciones entre el mandatario y la jefa de GDF, y se empeñó en asegurar que éstas son cordiales.

El viaje en metro fue de apenas diez minutos.

El tren emergió al tramo elevado, en San Lázaro, desde donde Zedillo señaló hacia la cuenca del Gran Canal del desagüe. En la estación que conecta con la línea 1 y la TAPO, la comitiva se apeó.

Entonces Zedillo habló de las bondades de la línea: "Con esta obra se va a levantar Ecatepec...".

Antes de despedirse, Ernesto Zedillo sugirió a Rosario Robles dejar de lado las discusiones sobre el endeudamiento de la ciudad, ahora que los diputados ya lo aprobaron.

--Ya que está arreglado lo del dinero, dediquemos tiempo a las fiestas --le dijo mientras se acercaba a darle un beso en la mejilla--. Vamos a preparar usted y yo las fiestas del fin de siglo.