Ť Se reconoce ''la constancia y una larga trayectoria'', dijo el galardonado
Confieren a Jorge Edwards el Cervantes de Literatura 1999
Ť La distinción al escritor chileno no obedece a ninguna motivación política, afirmó Vargas Llosa
Ť Es un versátil narrador y fino estilista, opina su colega y coterráneo Antonio Skármeta
Mónica Mateos y agencias Ť El escritor Jorge Edwards obtuvo ayer el Premio Cervantes de Literatura 1999, uno de los galardones más prestigiosos de la lengua castellana, en reconocimiento a ''su larga trayectoria literaria y a la variedad de géneros que con maestría cultiva en sus obras".
Nacido en Santiago de Chile, en 1931, Edwards es autor de cuentos, novelas, ensayos y artículos periodísticos inspirados en gran medida en la historia política de su país. Al respecto, el narrador ha dicho que ''escribir es una actividad política por excelencia, por mucho que los escritores pretendan refugiarse a menudo en un hipotético profesionalismo neutral".
En congruencia con sus afirmaciones, son varios los ''libros incómodos" que han salido de la pluma del que fue representante en La Habana del gobierno del presidente socialista Salvador Allende, en los años setenta. La más conocida de esas novelas ''políticas sin ficción" es Persona non grata, en la cual critica ''los excesos del régimen de Fidel Castro en un momento en el que nadie se atrevía a hacerlo".
Observador de la sociedad chilena
Publicado en 1973, ese libro desencadenó duros ataques de la izquierda internacional contra el autor. En su defensa acudieron Octavio Paz, quien publicó varios artículos en Plural; Mario Vargas Llosa aseguró entonces que Persona non grata convirtió a Edwards en ''víctima de la inquisición intelectual de la izquierda", y Guillermo Cabrera Infante, que escribió en defensa del libro que ''no hay delirio de persecución ahí donde la persecución es un delirio".
Edwards estudió derecho y filosofía en la Universidad de Santiago y, más tarde, en Princeton. Combina su carrera literaria con la diplomática. Es uno de los exponentes de la llamada generación del 50. Sus primeros cuentos abordan la declinación de la burguesía chilena: El patio (1962) y Las máscaras (1967).
Luego de fungir como agregado cultural en destinos como París y Lima, fue enviado como encargado de negocios a La Habana, encomienda que debió abandonar cuando fue declarado persona non grata y expulsado de Cuba ''sin motivo explícito alguno". Entonces fue requerido por Pablo Neruda, embajador en aquel tiempo en Francia, y nombrado ministro consejero. En 1973, tras el golpe militar contra Allende dejó la diplomacia y se fue a Barcelona.
En 1978 volvió a Chile donde, entre otras actividades en la oposición democrática a la dictadura, fue presidente del Comité de Defensa de la Libertad de Expresión. Tras el retorno a la democracia, en 1990 Jorge Edwards fue nombrado embajador chileno en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), cargo que dejó hace algunos años para asumir en forma exclusiva ''la tarea de escribir y hacer las cosas que quiero".
En su obra, el exilio chileno, los celos, los triángulos amorosos, la imaginación, la fantasía y en particular la memoria, son temas recurrentes. Un toque de erotismo se trasluce en sus recientes escritos Fantasmas de carne y hueso (cuentos, 1993) y El origen del mundo (novela, 1997). Los críticos opinan que Edwards es un hábil observador de la sociedad chilena tradicional y decadente y que sus novelas siguen el modelo de la crónica y el realismo.
Crónica y cuento, limítrofes
Edwards asegura que ''cuando escribo crónica me gusta hacerlo a la manera del novelista; y cuando hago novela me gusta ser cronista. Persona non grata y Adiós, poeta son más memoria que crónica, en esta última se trata de mis convivencias con Pablo Neruda. La crónica y el cuento, por otro lado, son limítrofes. Así, mis Fantasmas de carne y hueso son crónicas reprimidas transformadas en cuento. La reflexión también ayuda a la literatura. Balzac sostenía que 'la novela es la historia privada de la nación'. Creo que los grandes historiadores son escritores inventores. El historiador tiene un material caótico, el pasado; una realidad huidiza y mientras no se organiza, esa realidad no existe".
Entrevistado en su casa de Santiago de Chile, por Radio Nacional de España, Jorge Edwards dijo ayer sentirse ''impresionado, contento y conmovido" al conocer que fue designado ganador del Cervantes. Consideró que el galardón, dotado con 100 mil dólares, es un reconocimiento a ''la constancia" y ''a una larga trayectoria", pues recordó que en breve cumplirá cinco décadas de escritor: ''A pesar de ser un poeta no sólo mediano sino bisiesto, miro hacia atrás y resulta que llevo 50 años escribiendo, que mi única fidelidad real ha sido con la literatura. Soy un trabajador del idioma".
Rechazó que su compromiso político, en los últimos tiempos avivado por el caso Pinochet, haya influido en el fallo del jurado, ya que ''mis opiniones acerca del proceso contra Pinochet son un asunto totalmente ajeno a la literatura y al trabajo de un escritor".
En un artículo periodístico publicado en marzo pasado, Edwards reivindicó el derecho de Chile a resolver los conflictos, en contraposición con la idea de España de juzgar al dictador en territorio europeo. Ayer el escritor reiteró que ''es preferible, para la transición democrática, que esas cosas se juzguen en Chile, pero eso no implica que yo esté convencido que se pueda juzgar en Chile. Aunque el juicio de Pinochet en nuestro país no sería tan difícil como se cree". Edwards informó que entregó a su agente literario una "larga novela, de amor y arquitectura" que aún tiene que ''retocar".
En Madrid, uno de sus grandes amigos, el escritor peruano-español Vargas Llosa, dijo que el Cervantes ''es un galardón literario" y aseguró que la designación de Edwards de ninguna manera obedeció a alguna motivación de tipo político.
Miembro del jurado del Cervantes en los últimos años y ganador del mismo en 1994, Vargas Llosa quiso despejar dudas sobre el espíritu del premio y negó cualquier relación con la polémica España-Chile por el proceso al ex dictador Pinochet.
Pasión por las letras
''Desde que formo parte del jurado de este premio nunca he escuchado un argumento de tipo político en las deliberaciones. Estoy contento por la elección de un escritor al que admiro desde hace muchos años y que no ha merecido hasta ahora el reconocimiento que su obra debería tener porque ha rehuído el espectáculo, con una prosa deliberadamente concisa, sin luminosidad pero muy rica y precisa, con la que explora libro a libro lo que está detrás de los comportamientos y de las conductas humanas. Se trata de una obra muy moderna, pero con un sesgo claramente tradicional, de narrador al viejo estilo, que revela la influencia de autores como Marcel Proust o Henry James", detalló Vargas Llosa.
En Chile, colegas y compatriotas de Edwards recibieron ''como un honor" para el país la noticia del premio al autor de Los convidados de piedra (1978), el primer escritor de ese país en ganar el Cervantes. ''Es una persona controvertida, pero eso es bueno para un escritor", comentó el representante de la Sociedad de Escritores de Chile, Carlos Mellado.
Antonio Skármeta dijo a la agencia Notimex que se alegraba de la distinción a Edwards porque ''es un hombre que ha vivido apasionadamente la literatura desde su juventud. Es un versátil narrador y fino estilista que destaca tanto en la novela, el cuento, como en la crónica y el ensayo".
Entre otros candidatos al premio trascendieron los nombres de Arturo Uslar Pietri (Venezuela), Mario Benedetti (Uruguay) e incluso se mencionó a Gabriel García Márquez (Colombia), quien siempre ha rechazado su candidatura al Cervantes después de recibir el Nobel de Literatura en 1982.
El galardón le será entregado a Edwards en una ceremonia de gala presidida por el rey Juan Carlos, el próximo 23 de abril. En esta ocasión el jurado estuvo integrado, entre otros, por José Hierro, el anterior premio Cervantes, Camilo José Cela y Arturo Pérez-Reverte.