De los 60 mil movilizados en Seattle, frente a la ronda de negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC), una buena parte eran sindicalistas de Estados Unidos y el resto del mundo, pertenecientes, la mayoría, a la mayor central sindical mundial, la CIOSL (Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres), y su filial estadunidense la AFL-CIO. La confederación realizó un trabajo de organización y convocatoria muy arduo, a fin de apoyar la posición para que la OMC cree oficialmente una entidad con mandato para analizar y proponer procedimientos e instrumentos para mejorar las normas de trabajo y tomar medidas cuando sean violadas.
Sin embargo, las expectativas de la CIOSL se vieron rebasadas por la multitudinaria asistencia a Seattle de distintos sectores y regiones. Las bases de los sindicatos estadunidenses, canadienses, latinoamericanos y europeos se juntaron a los contingentes de las redes nacionales e internacionales que han trabajado sobre temas de comercio justo, como Peoples Global Action o Global Exchange; a las grandes organizaciones ecologistas, de mujeres o de agricultores, y campesinos y tomaron las calles en una acción planeada con anticipación, cercaron las salidas de los hoteles en los que se encontraban hospedadas las delegaciones oficiales asistentes a la conferencia, retrasaron el inicio de las sesiones, y pusieron en los primeros espacios de la prensa internacional las demandas de la gente.
Histórica confluencia de los grupos civiles, sociales y sindicales alrededor de una misma agenda. Las víctimas de las políticas de libre comercio y libre inversión estuvieron en Seattle demandando límites al capital, normas de conducta a las transnacionales y reglas mundiales de comercio que apoyen el desarrollo y la eliminación de las desigualdades en todo el orbe.
Se realizaron, además, un sinnúmero de foros y eventos, organizados por distintos actores de la sociedad civil, entre ellos, el Tribunal de los Pueblos, organizado por los ambientalistas, en el que se presentaron importantes testimonios de México.
Se efectuaron varios foros sindicales con presencias plurales como la de los sindicatos franceses que plantearon: ``en el momento en que se profundizan las desigualdades de desarrollo entre los países y en el interior de ellos, un enfoque que sólo se reduzca al libre intercambio no es aceptable para el movimiento sindical sino se involucran los intereses de la población, el respeto a la determinación social y el impacto a largo plazo de las políticas comerciales''.
Participó en las protestas el sindicalismo independiente que acepta las cláusulas sociales en los acuerdos comerciales, siempre y cuando: ``no se dé el acento en las sanciones, sino en los principios, evitando prácticas proteccionistas y que se use la mano de obra barata, el deterioro de condiciones laborales y el relajamiento de las leyes del trabajo como ventaja comparativa frente a los intercambios comerciales; prohibiendo medidas y sanciones unilaterales, y aprobando por consenso la ratificación de dichas cláusulas, e invocando la participación de la OIT para garantizar que éstas no sean utilizadas de manera proteccionista por los países en desarrollo tratando de frenar las exportaciones de los países pobres''.
En Seattle, el gobierno mexicano lidereó la posición atrasada de excluir los temas laborales y ambientales en la negociación y boicoteó la posibilidad de que hubiera un diálogo con los movimientos sociales presentes en esa ciudad. Los voceros de la SECOFI dijeron que cada país debía organizar sus propios diálogos y foros. En realidad se trata de que México conserve una ventaja comparativa desleal, ofertando al capital extranjero y nacional mano de obra barata, control sindical y flexibilidad unilateral sin costo alguno. Para conservar las formas corporativas de control de los trabajadores y mantener las políticas de precarización del empleo, el gobierno mexicano se opone a que los asuntos laborales se ventilen en ámbitos internacionales.
El final de Seattle evidenció el carácter excluyente de la OMC y el desacuerdo de los grandes bloques en temas. Sin embargo, las negociaciones proseguirán en Suiza en el 2000, y se dieron acuerdos parciales en materia de reducción de subsidios agrícolas, activación del comercio en la rama electrónica y en cuanto a dejar fuera los asuntos laborales y ambientales.
Las organizaciones sociales y civiles por su lado, acordaron formar una coordinación internacional para actuar frente a la OMC y monitorear de aquí en adelante las negociaciones en ese espacio, manteniendo la lucha hasta ahora consensada.