* Esta vez activistas marcharon en Nueva York


Continúan en EU las protestas contra el trabajo infantil

* El segundo acto tras de Seattle; rechazo a los talleres del sudor

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 9 de diciembre * Segundo acto después de Seattle: miles de estudiantes, sindicalistas, ambientalistas, religiosos y defensores de derechos civiles marcharon por el corazón comercial de Nueva York esta tarde en demanda del fin de la explotación de los trabajadores, y en particular de los menores de edad, en los llamados "talleres del sudor" tanto en Estados Unidos como en el Tercer Mundo.

"Trabajadores y ambientalistas unidos por fin --gracias OMC", decía una manta, en referencia a la reunión de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Seattle la semana pasada que cimentó las bases para generar nuevas alianzas sociales. Como en Seattle, lo más notable de los más de cuatro mil manifestantes aquí fue la generosa presencia alegre de estudiantes.

La marcha, encabezada por el secretario general de la central obrera AFL-CIO, John Sweeney, el secretario general del sindicato nacional textilero y de la confección (UNITE), Jay Mazur y el activista por los derechos laborales que impulsó el movimiento estadunidense contra la explotación de los trabajadores en los "talleres del sudor" del Tercer Mundo, Charles Kernaghan, arrancó de la tienda matriz de los zapatos deportivos Nike en la calle 57 y bajó por la Quinta Avenida.

Frente a la tienda de Disney en la 55 y la Quinta, frente al Gap y Banana Republic, se repitieron los gritos: "Vergüenza, vergüenza". Todas estas tiendas venden artículos fabricados en las maquiladoras del Tercer Mundo, y muchas de ellas emplean a menores de edad.

De nuevo aparecieron los grandes títeres, las mantas denunciando las prácticas de las grandes empresas trasnacionales, el sonido del festejo de la juventud en la lucha, hombro a hombro con veteranos de otras luchas, de sindicalistas latinos, negros y asiáticos, junto con monjas y organizaciones judías por la justicia, y con los ambientalistas.

"ƑSerán comunistas?", se preguntan dos ejecutivos que salen de sus lujosas oficinas en la Quinta Avenida para encontrarse con la marcha. Durante los últimos cinco años, estas manifestaciones contra los "talleres del sudor" se consideraban como un éxito si congregaban a unos cientos. Un policía comenta a La Jornada, "nos dijeron que esperaban a 200, y son miles".

Al parecer aquí estalla, como se advirtió en Seattle, un nuevo movimiento, con los estudiantes universitarios, los de las prepas y hasta algunos de primaria (que hoy cantaron en la manifestación una canción compuesta con su maestro sobre "el día en que todos podremos ver las estrellas") nutriendo sus filas.

"Nosotros invitamos a la fiesta de Seattle, pero ustedes los jóvenes fueron los que la hicieron, los que fueron arrestados, ustedes ahora están al frente del movimiento contra los talleres de explotación, ustedes son los que llevan a todo un país", declaró hoy Sweeney.

"Nuestros hijos nos están dirigiendo, de eso se trató Seattle", declara una vicepresidenta del AFL-CIO. "Nuestros hijos nos están enseñando el camino... caminen juntos, niños, no se cansen" en la lucha contra un libre comercio definido por el gran empresariado, dice.

Kernaghan, director del Comité Nacional Laboral, organización que inició la campaña internacional contra la explotación en los talleres de ensamblaje del Tercer Mundo, habla ante los estudiantes: "el movimiento está en las manos de ustedes... las empresas no saben cómo manejarlos, están aterrorizados por ustedes".

Declara que los jóvenes del Tercer Mundo suenan igual que los de aquí, tienen las mismas aspiraciones. "No dejen que se construya un imperio sobre las espaldas de los jóvenes explotados del mundo".

Un latino habla en español, expone cómo el gran apoyo de este movimiento ayudó para que lograra un contrato colectivo en una fábrica aquí en Nueva York. Una cantante judía comenta que su abuela trabajó en estos mismos talleres del sudor de esta ciudad, y dice que los judíos e italianos ahora son chinos y mexicanos y dominicanos, pero que "siempre recordamos".

Ella ofreció una canción que, relata, fue cantada por las mujeres de las maquiladoras neoyorquinas hace un siglo: "no me busques en los bellos jardines, no me encontraras, estoy aquí donde fluyen las tristezas...."

Están frente a Rockefeller Center, monumento a la gran fortuna de una de las "primera familias" del país y, por cierto, pionera de la "globalizacion". Todo está decorado para festejar la Navidad, pero éstá es otra celebración. Una manta resume el ambiente: "Seattle todos los días".