* Piden atención a sus añejas demandas laborales


Combativa preposada-sorpresa de trabajadores en lucha, en la JFCA

* Los obreros estaban en la planta baja; los de la empresa, en el primer piso

Elizabeth Velasco C. * Las preposadas se anticiparon en la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, cuando en el patio de la institución, desde pasillos, escalones y de varios rincones irrumpió una ensordecedora orquesta de pitidos. Con silbatos y trompetas, casi 400 obreros anunciaban el inicio de la fiesta navideña.

El edificio se cimbró, las máquinas pararon, altos funcionarios quedaron petrificados y el azoro se dibujó en los rostros de empleados, trabajadores y litigantes turbados por la batahola.

Obreros de General Motors, 2 mil 400 despedidos arbitrariamente hace casi un lustro, con velas en mano y consignas de lucha, copaban el interior del edificio. "šObreros conscientes, ni se rinden, ni se venden!". En fila india emprendieron un largo recorrido por los pisos del edificio para pedir posada. Los peregrinos habían recorrido los mismos pasillos durante cinco años para llegar a la oficina del actual presidente de la junta, Antonio Montes Peña.

Veinticinco veces habían tocado la misma puerta con la esperanza de alcanzar una solución para mil 800 demandas. "Y aún no prosperan, porque más de 40 veces se han pospuesto las audiencias. Quizá para algunos funcionarios sea poco un millón 300 mil pesos que se adeudan a trabajadores con una antigüedad de más de 50 y 30 años", narraba el representante de los despedidos, Jorge Martínez.

La escenificación de la letanía se preparaba. Una formidable piñata colgaba en el patio central de la institución; la manta rojinegra pendía de uno de los balcones de los pasillos. Los obreros "en lucha" tomaban su lugar en la planta baja. Y los "de la empresa", en el primer piso.

Así empezó la letanía de los despedidos: "Eeeeen el nombre de toooodos/ ooos pido posaaada/ ya que no tengo chaaamba/ meeee boleeetinaaaron". Del otro, la respuesta de "la empresa": "No estén molestaaando/ sigan aaadelanteeee/ pues ya tuvimos acuerdos con el sindicaaato".

El ingenio de los trabajadores, expresado en más de 10 estribillos, ganó la simpatía de todos. Y no sólo eso: puso en evidencia el "tortuguismo" en la solución de los juicios; los "obstáculos" y "arreglos cupulares" de la triada (gobierno, empresa y sindicato); la indignación de "quienes dimos hasta más de 50 años a la empresa", decían. Y aún siguen, festejando, en pie de lucha.

"Estamos en la casa del obrero, donde no hay justicia", decían los obreros al referirse a la Junta. La historia la hilvanaban Martínez y Carlos Quevedo, representante legal de los despedidos.

"Cualquier similitud con otras es pura coincidencia, pero esta se ha tejido con amañadas relaciones entre autoridades y empresa". ƑY el sindicato? "Nuestro líder, Filiberto Dávila Campos, afiliado a la CROC, firmó sin nuestro consentimiento los convenios de liquidación y dio de baja el registro sindical. Todo lo aprobó la junta, aunque los trabajadores no los ratificamos". ƑPor qué se han retrasado las audiencias? "Porque el informe solicitado a la Procuraduría General de Justicia del DF y a Banamex no se ha rendido". ƑQué dice la presidenta de la junta? "Julieta Jiménez, presidenta de la junta 15, nos dice que tiene sobrecarga de trabajo; que son muy voluminosos nuestros expedientes; que somos demasiados trabajadores". ƑAdemás del adeudo a los de mayor antigüedad, qué otras prestaciones les omitieron? "40 días por año, vacaciones, prima de antigüedad, salario integrado; sólo nos dieron el 20 por ciento de lo que nos correspondía". ƑEn qué tiempo debe solucionarse este tipo de conflictos? "La ley dice que en un año".

Para entonces, una piñata despanzurrada se tambaleaba y la algarabía había contagiado a todos: empleados, abogados, trabajadores de otros gremios. Los funcionarios seguían con cara de circunstancia. "ƑQué podemos hacer? --decía sonriente Martínez-- No hacemos manifestaciones para no afectar a la ciudadanía; ya de nada sirve encuerarnos. Es la única manera que tenemos de protestar". La fiesta se generalizó. Del primero y segundo piso llovían confeti y luces de Bengala, mientras los palomazos tronaban y el confeti de la piñata bañaba a los trabajadores. Pese al bullicio, no se abrió la puerta del presidente de la junta. "ƑY el brindis?", preguntó en tono festivo un curioso. "Algún día, porque vamos a ganar el juicio", afirmaba animado un trabajador.