Bernardo Bátiz Vázquez
La ciudad se defiende
La ciudad de México es una capital hospitalaria, cordial; quienes llegan aquí, son bien recibidos; por lo general, los visitantes de los estados, sea por motivos de trabajo, sean peregrinos, estudiantes, turistas o de cualquier otra actividad, se encuentran en el Distrito Federal como en su casa; llegan aquí y comparten con los capitalinos las ventajas y los riesgos urbanos en igualdad de condiciones; a nadie se le discrimina por su lugar de origen, y si sufren las vicisitudes de la compleja vida metropolitana, las sufren en las mismas condiciones que los nacidos aquí o los vecinos permanentes.
Un amigo, abogado campechano, fue robado por asaltantes la tarde del día en que hubo un temblor de quinto grado en la mañana y su comentario de buen humor fue: "ya me siento chilango: el mismo día tiembla y me asaltan", aun cuando lo cierto es que nunca había sido un extraño en la ciudad, como no son extraños a ella los miles que diariamente o los millones que cada año llegan de paso o para quedarse en ésta que es la ciudad más grande y hermosa del mundo.
Pero para atender a sus propios habitantes y a sus numerosos pasajeros y visitantes, esta metrópoli requiere de muchos recursos, de todos los que ella misma genera y que generosamente comparte con otras entidades.
Por ello, ha sido bien vista y ha tenido efecto positivo en la opinión pública, la campaña que en defensa de la capital y de su presupuesto completo ha hecho la jefa de Gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles, quien ha puesto a conocimiento de todos, cifras, datos y razones inobjetables.
Qué bueno que la capital tiene quien hable por ella. Ha sido palpable la actividad de quien está al frente del gobierno de la ciudad y el gran despliegue de tiempo y talento en defensa de la entidad que gobierna: se ha entrevistado con autoridades federales, con diputados y jefes de partidos, ha presentado datos y ofrecido argumentos, ha publicado cifras precisas de lo que la ciudad requiere, todo ello encaminado a que la Cámara de Diputados, al aprobar el presupuesto federal para el año próximo, incluya la parte que le corresponde al Distrito Federal del Fondo de Aportaciones a la Infraestructura Social y del Fondo de Fortalecimiento Municipal del que participaba cuando era gobernada por funcionarios designados por el Presidente y de los que se le ha privado desde que tiene gobernantes electos y autónomos.
La ciudad de México ha sido perseguida y despreciada por gobiernos autoritarios y enemigos de la democracia, como fueron el de Porfirio Díaz, que suprimió al gobernador por elección popular, y el de Alvaro Obregón, que abolió los ayuntamientos democráticos del Distrito Federal en 1928.
Desde entonces, una de las luchas más apremiantes de los capitalinos ha sido para dejar de ser ciudadanos de segunda y disfrutar de los mismos derechos políticos que el resto de los habitantes del país; ahora que lo hemos logrado a medias, nos encontramos con el hecho doloroso de que por razones de una política mezquina para que un gobierno honrado que no desvía ni despilfarra fondos públicos, no tenga motivos de lucimiento ante la opinión de sus gobernados, se regatean los recursos económicos.
La ciudad y sus habitantes nos defendemos, no tienen razón quienes recortan fondos a la capital de la República porque ésta los requiere, los merece, y porque los capitalinos somos tan ciudadanos como el que más.
No es justo que se detengan las inversiones, el mantenimiento de los bienes que son de todos y los servicios de que todos disfrutamos, porque los partidos políticos rivales al que ganó las elecciones en el Distrito Federal, tienen la maquiavélica ocurrencia de usar, a falta de otra, como un arma política contra sus contrincantes que los vencieron, el alzarles la canasta, aun cuando de paso perjudique a los habitantes de la ciudad y a sus visitantes.