Ť Jubilaciones tempranas
Ť Si así fueran para todos
La razón de ser de las jubilaciones es proteger a quien ya ha culminado su vida productiva y requiere un medio de subsistencia. No es una recompensa que se puede autoadjudicar para llenar cuentas bancarias particulares, como lo han interpretado altos funcionarios públicos, y ¡qué funcionarios!. Gracias a la modificación de reglamentos internos en la banca de desarrollo, hecha sin ningún control externo, funcionarios de alto nivel como el actual secretario de Hacienda, tergiversaron el propósito original de la creación de pensiones, al convertirlas en el camino más sencillo para hacer crecer sus arcas particulares. La existencia de ``jubilaciones tempranas'' no tiene ninguna explicación, ni ética, ni moral y mucho menos legal, porque cualquier modificación o reglamento creado para tal fin sólo puede ser resultado del cinismo, el ocultamiento, el abuso de poder o la falta de honestidad, entre otras cosas. Las investigaciones hasta ahora realizadas por la comisión recientemente creada en el Congreso de la Unión, para investigar el caso de las pensiones ``tempranas'' no dejan más que un amargo sabor de boca, y no son sino muestra de la decadencia de valores que impera en las altas esferas del poder. En los sistemas democráticos los gobernantes elegidos por el pueblo deben saber que su función en servir al pueblo, no servirse de él, pero al parecer los funcionarios mexicanos desconocen este tipo de principios. Sin vergüenza, el señor secretario de Hacienda puede exigir austeridad y justificar un presupuesto restringido ante el pueblo, al cual debe servir, dar la espalda y dedicarse a reformar reglamentos para llenar su bolsillo, transformando y manipulando la existencia de los sistemas para, en un acto vulgar, ``ordeñar'' el presupuesto federal.
Qué argumento puede usar para defenderse, cuando ha violentado la razón de ser de las pensiones. Gurría Treviño no es un anciano; su vida productiva no ha culminado aún, no ha sufrido ninguna lesión en el cumplimiento de su servicio que le impida trabajar y mucho menos ha acumulado el tiempo de antigüedad que se le exige a la mayoría de los trabajadores. De qué privilegios goza: de poder, de una contraloría inservible y de un cinismo inequiparable. Señor secretario, como siempre, en esta publicación tiene un espacio abierto para dirigirse al pueblo y explicar, si es que esto tiene explicación, el por qué recibe una pensión mensual equivalente a 77 por ciento de su salario, que actualmente se calcula en cerca de cien mil pesos, cuando su condición no es la de un pensionado y el presupuesto no está para hacer este tipo de dádivas, hasta donde nos ha informado. Quizá el servidor público pueda explicarnos porqué tan poca consideración con los jubilados del IMSS y los del ISSSTE, cuya percepción por mucho asciende a tan sólo mil pesos, mientras que las jubilaciones de los servidores públicos anualmente representan 4.8 por ciento del PIB, según el texto Envejecimiento demográfico de México: retos y perspectivas. Por sentido común, José Angel Gurría tiene la obligación, junto con Oscar Espinosa Villarreal, actual secretario de Turismo -y los funcionarios que engrosan la lista de jubilados jóvenes por el Bancomext, Nafin, Banobras, Banrural, Banjército y Finasa-, de renunciar a esas pensiones que no tienen razón de ser. Sólo Don Gilberto Borja renunció a ella cuando se la ofrecieron. Sería inaudito que mientras los mexicanos pagamos, en el próximo año cerca de 6 mil millones de dólares de intereses de pasivos del rescate bancario a través de transferencias presupuestarias, tengamos que estar solventando, además de los cuantiosos salarios de nuestro servidores públicos, pensiones ``tempranas'', que son sólo una invención sucia para desfalcar aún más el presupuesto.
Melée
El otro hoyo que el secretario de Hacienda no abrió, pero que no ha podido tapar, es la fuga de ingresos a través de la economía informal. Según el Grupo de Economistas y Asociados, el año pasado 33 por ciento del PIB fue generado en este ramo. Dentro de la economía informal el empleo que genera el sector privado, que no cuenta con vacaciones pagadas ni aguinaldo, también fue tomado en cuenta para sacar esta evaluación. Según el CIDE, de aplicar el IVA tan sólo a los productos gravables que se comercian en el sector informal, se recaudarían mil 118 millones de pesos, 0.18 por ciento del PIB.