* Religiosos, optimistas de que se apruebe la petición
La Iglesia, en expectativa por la canonización de Juan Diego
* El cambio de fecha, tras la carta de Schulenburg y Warnholtz
Alma E. Muñoz * Mientras se está en espera de que la curia metropolitana nombre al nuevo rector de la Basílica de Guadalupe, ahora la disputa en la Iglesia católica gira en torno a la fecha que el Vaticano dará para la canonización de Juan Diego, después de que se aceptó en la institución que la carta de Carlos Warnholtz y el ex abad del templo Guillermo Schulenburg sí tuvo impacto entre las autoridades religiosas en Roma, por lo que se modificó el día de santificación del indígena.
No obstante, hay confianza dentro de la institución por que Juan Diego sea nombrado santo, a pesar de que no será el 21 de mayo del año 2000 como se esperaba; ahora queda en el aire, una vez más, cuándo podrá concretarse el hecho.
En este entorno, resurgió la figura del último abad de la Basílica de Guadalupe para polemizar nuevamente sobre la existencia histórica de Juan Diego y, por ende, el milagro guadalupano. Para algunos religiosos, Schulenburg es un "viejo chocho" que desde 1996 puso en duda el milagro católico, detonante que motivó su renuncia en 1996 y la cual fue tomada con "beneplácito" por el Vaticano, como entonces dijo el cardenal Norberto Rivera, cuando dimitió el religioso, después de 33 años de estar al frente del templo.
Para entonces, varias voces de la Iglesia católica insistieron en la remoción del abad y para los jerarcas de la institución no fue una sorpresa la noticia. Ahora, se espera que con las modificaciones a los estatutos del Santuario Nacional de Santa María de Guadalupe se elimine todo nexo con Schulenburg, a fin de que nada pueda empañar la santificación de Juan Diego, al no nombrarse rector de la Basílica al arciprestre Carlos Warnholtz, quien también duda de la existencia del indígena.
El sacerdote José Luis Guerrero, uno de los postuladores nacionales de la causa, recordó que en agosto solicitaron al ex abad detener el envío de la carta que niega el milagro guadalupano a Roma, al tiempo de invitarlo a la presentación del libro El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego, para que diera su punto de vista al respecto. Sin embargo, continuó el religioso, Schulenburg "mandó a Carlos Warnholtz" y evitó dar explicaciones al respecto para continuar con "la campaña de desprestigio del proceso".
A pesar de tener la seguridad de que la canonización ya está aprobada por el Vaticano, indicó que "las declaraciones de los religiosos sí afectaron la fecha, será después del 21 de mayo", y les recordó que a partir de ahora cuentan con toda la libertad de hablar para desmentir la aparición guadalupana, porque a partir de que Juan Diego sea nombrado santo, cualquier argumentación en contra de este procedimiento "será sancionado" por la autoridad católica en Roma.
El pasado mes de abril se publicó en la gaceta oficial de la curia metropolitana un mensaje apostólico del papa Juan Pablo II sobre la nueva situación jurídica de la Basílica de Guadalupe, en donde determinó que el santuario estará bajo la tutela de la Conferencia del Episcopado Mexicano y presidido por el arzobispo de México, que examinarán anualmente la situación del recinto, "tanto por lo que se refiere a la actividad pastoral como a la administración económica, aprobando el balance del ejercicio precedente, los presupuestos y eventuales proyectos administrativos y patrimoniales del ejercicio siguiente, así como sugiriendo al ordinario (rector) del lugar lo que considere más conveniente para que el santuario nacional pueda cumplir cada vez con mayor provecho su misión evangelizadora, considerando asimismo el bien de toda la nación".
Después de la renuncia de Schulenburg, resalta el hecho de que el pontífice determine que dentro de la Basílica se cuente con un consejo pastoral, presidido por el rector del mismo templo, para "estudiar atentamente la situación pastoral y evangelizadora, sugiriendo líneas de acción y actividades específicas y verificando sus resultados", todo esto con el afán de enaltecer el culto mariano guadalupano, base de la historia cristiana de México y de la evangelización en el continente americano.
En diversas ocasiones el papa Juan Pablo II ha mostrado su veneración por Juan Diego e incluso en su última visita a México manifestó que venía a postrarse ante la tilma del beato, en la Basílica de Guadalupe, para saludar al pueblo, además de pedir a la Virgen que en el próximo milenio, tanto para la nación como para el mundo entero "se abran vías seguras de fraternidad y de paz".