Ť Plan de Moscú para que gane los comicios


Encabeza el Partido Comunista ruso las preferencias electorales

Ť Estrategia oficial para congelar las posibilidades de Primakov

Ť El motivo de las maniobras, colocar a Putin en la presidencia

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 4 de diciembre Ť Podría parecer una paradoja, pero no lo es, porque gracias a toda una estrategia diseñada por el Kremlin el Partido Comunista encabeza las preferencias electorales en Rusia y podría ganar las elecciones legislativas que se realizarán el próximo 19 de diciembre.

Para los operadores electorales y políticos de la Oficina de la Presidencia rusa, no se trata sólo de tener que escoger el menor entre dos males.

Es parte de un proyecto más ambicioso, cuyo éxito depende de múltiples combinaciones, para llevar al primer ministro Vladimir Putin a la presidencia de Rusia, en el supuesto de que Boris Yeltsin concluya su segundo mandato y entregue la oficina después de las elecciones presidenciales, convocadas para el 4 de junio del 2000; pero si Yeltsin se va antes, otra sería la estrategia a instrumentar.

Un triunfo en los comicios legislativos de Patria Toda Rusia sería catastrófico para el Kremlin y su estrategia.

No habría mejor plataforma que la presidencia de la Duma para que Evgueni Primakov comenzara a recuperar terreno frente a la ventaja que le lleva Putin, sin hablar ya de la posibilidad de que Patria Toda Rusia promueva una enmienda constitucional para que la mayoría parlamentaria forme gobierno y recorte sustancialmente las facultades del presidente.

No hay contradicción en el planteamiento. Aplicado el recorte de prerrogativas a Yeltsin, facilitaría las cosas a Primakov, quien es el único político ruso de talla que --pensando en sí mismo, acaso por razones de edad y salud-- defiende la necesidad de introducir el cargo de vicepresidente de este enorme país, precisamente para delegar funciones.

La apuesta que está haciendo el Kremlin al contribuir a quitar votos a Patria Toda Rusia es crear condiciones que propicien una Duma similar en su composición a la que acaba de concluir sus labores, con un Partido Comunista que repita como mayoría parlamentaria, al cual --por reglamento-- le corresponderían la presidencia de la Cámara y la de las comisiones clave, y una coalición pro gubernamental en segundo lugar, Unidad.

 

La mano de Berezovsky

 

El fenómeno de la organización Unidad, que ha mostrado un repunte espectacular en las encuestas, es muy simple de explicar: por un lado, su campaña es profusamente financiada por el magnate Boris Berezovsky y se apoya en la formidable in- fraestructura del Ministerio de Situaciones de Emergencia, cuyo titular, Serguei Shoigu, lo es también de la coalición.

Y por el otro lado, cuenta entre sus principales promotores a los líderes de las regiones económicamente más atrasadas de Rusia, que dependen de los subsidios federales, lo cual es un buen punto de arranque para inducir votaciones favorables.

Como era de esperar, en ejercicio de sus derechos ciudadanos, ya que por ley como primer ministro está imposibilitado de manifestar sus preferencias, Vladimir Putin hizo público su apoyo a Unidad.

Para todo efecto práctico, da igual en calidad de qué usó Putin su popularidad en beneficio de una de los participantes en la contienda electoral.

Paralelamente, se está reanimando en los medios de comunicación al Partido Liberal Democrático, que no es liberal ni democrático, sino una organización política que ha hecho de la práctica legislativa un jugoso negocio privado.

Su líder, Vladimir Zhirinovski, convierte los debates con sus oponentes en circo, pero también maneja un discurso ultranacionalista que, de nuevo, está recuperando los simpatizantes que, a falta de dicha opción, votarían por el Partido Comunista.

Ahora, por lo menos durante varios días hasta que se resuelva el absurdo legal, hay dos listas del partido de Zhirinovski con derecho a ser incluidas en las boletas: la Comisión Central Electoral reconsideró su decisión de anular el registro del Partido Liberal Democrático, cuando su líder ya había logrado registrar otra coalición bajo el nombre de Bloque de Zhirinovski.

Tanto el respaldo a Unidad como el impulso al Partido Liberal Democrático se corresponden con la idea de que mientras más grupos logren acceder a la Cámara, más difícil será que cualquier iniciativa de reforma constitucional logre reunir los dos tercios necesarios.

Eso es lo que más preocupa a la élite gobernante, pues un binomio triunfador Patria Toda Rusia y Partido Comunista, en ese orden de votación, podría derivar en pactos coyunturales que implicarían una redistribución a fondo del poder en Rusia.

 

Alfombra roja para Ziuganov

 

Visto así, y debido a que Unidad en el mejor de los casos puede aspirar tan sólo a un segundo lugar, tiene cierta lógica que el Kremlin allane el camino al Partido Comunista para su victoria en las legislativas.

Además, no es fortuito que los medios cercanos al Kremlin sigan insistiendo en que el Partido Comunista y Patria Toda Rusia ya concertaron un pacto.

Lo seguirán haciendo mientras exista una parte importante del electorado aún indeciso, que empieza a simpatizar con uno pero rechaza al otro y que, finalmente, podría acabar votando por un tercero.

En medio de estos enredados esquemas de operación electoral, la contraofensiva lanzada contra el Kremlin por los líderes de Patria Toda Rusia revela que ya agotaron sus expectativas de alcanzar un entendimiento con Putin.

En reciente reunión con el primer ministro, la segunda en menos de 10 días y probablemente la última hasta la votación del 19 de diciembre, Primakov y Luzhkov trataron de convencer a Putin de que utilice su influencia para moderar los ataques de la Oficina de la Presidencia, a cambio del compromiso de Patria Toda Rusia de promover cualquier enmienda constitucional sólo después de las elecciones presidenciales de junio del 2000.

No hubo acuerdo porque, de seguir como hasta ahora las tendencias en materia de intención de voto, las enmiendas constitucionales favorecerían al ganador de las legislativas, los candidatos comunistas, y Putin es consciente de que ello tampoco entra en los planes de Patria Toda Rusia.

En contraste, con una adecuada campaña de medios, aun sin el respaldo de los diputados de Patria Toda Rusia, el Kremlin cree incluso más factible impulsar una reforma constitucional que establezca un tope de edad para aspirar a la presidencia.

Primakov acaba de cumplir 70 años y eliminarlo de la carrera podría beneficiar a Putin pero también a Guennadi Ziuganov, el líder comunista. Ambos se convertirían en los más serios contendientes para ocupar el Kremlin después de Yeltsin.