* Hay una guerra contra los pueblos: CIOCDH
Crecen violaciones a derechos en Chiapas, dicen observadores
* Reportan secuestro de niños y esterilización forzada de mujeres
Jesús Ramírez Cuevas, especial para La Jornada * Las violaciones a los derechos humanos en Chiapas se han agravado en los últimos dos años; "encontramos índices de que se lleva a cabo una guerra contra los pueblos indígenas", afirmaron integrantes de la Comisión Internacional de Observación Civil de Derechos Humanos (CIOCDH).
"Además de las consecuencias graves de la militarización de los pueblos indios, tenemos testimonios de casos gravísimos, como el secuestro de niños indígenas y la esterilización forzada de mujeres en zonas con fuerte presencia del Ejército; esto habla de un etnocidio", sostuvieron los integrantes de la CIOCDH, Iñaki García, Toni Tena y Sigfrido Mirailles durante una entrevista con La Jornada poco antes de partir de regreso a su país.
"El discurso del gobierno mexicano, que intenta minimizar lo que pasa en Chiapas, se ha desgastado. A pesar del empeño oficial para querer mostrar que no hay guerra, que el Ejército realiza una labor social en las comunidades, las cosas en el estado se agudizan y las condiciones de vida de los indígenas empeora", dijo Toni Tena. Aunque los comisionados advierten que su punto de vista sobre la situación de Chiapas "es aún preliminar, puesto que falta elaborar el informe para tener un panorama completo. Fuimos testigos de cómo ante nuestra presencia el gobierno retiró retenes, suspendió patrullajes y sobrevuelos".
Sigfrido Mirrailles amplía el tema: "Vimos más militares, más campamentos y cuarteles y una presencia más extendida del Ejército. Todo eso contradice la visión gubernamental. Hay una mayor impunidad en las violaciones a los derechos humanos y las comunidades se ven peor que hace dos años".
Iñaki García habla de las denuncias que les hicieron decenas de mujeres de las regiones Selva y Altos. "Nos hablaron de casos muy graves, como el robo de muchos niños en pueblos militarizados; de las esterilizaciones de las mujeres indígenas promovidas por instituciones del gobierno: a cambio de 200 pesos del Progresa, personal de salud inyecta a muchas mujeres para esterilizarlas. Nos hablaron de helicópteros militares que tiran sustancias desde el aire que destruyen las milpas de los campesinos".
De las denuncias recogidas por la CIOCDH se demuestra que este año todas las acciones de violencia se han centrado contra las comunidades indígenas, como fue el caso de San José de La Esperanza, donde el Ejército disparó contra civiles desarmados en agosto pasado. "Hablamos con los afectados y nos quedó claro que hay una estrategia contrainsurgente; nos impacto mucho conocer a las víctimas de esta política. Se habló de la tensión cotidiana, cómo afecta la vida personal, familiar y comunitaria; de los efectos inhumanos de la guerra", dijo Iñaki. "Hemos sentido el mismo miedo que hace dos años".
Durante su recorrido por el estado los observadores vivieron momentos que los dejaron conmovidos. Iñaki García recordó: "Estando en la zona norte con el papá de José Tila López (indígena que fue asesinado en 1998 momentos después de rendir testimonio con esta comisión), los asesinos de su hijo pasaron a caballo frente a nosotros. Sentimos miedo; fue algo muy fuerte ver a los paramilitares que hemos denunciado cara a cara. Es como si ese momento simbolizara lo que pasa en Chiapas: hay violencia, y a pesar que se denuncia, hay impunidad".
El deterioro de las condiciones de vida de las comunidades provocó una fuerte impresión en los extranjeros de la CIOCDH. "Vimos cómo viven los más de 20 mil indígenas refugiados por la violencia paramilitar. Su situación se ha deteriorado dramáticamente, sobre todo para la población más vulnerable: niños, mujeres y ancianos. Ver a la gente sufriendo realmente es algo sobrecogedor", describió con tristeza Sigfrido Mireilles.
Toni Tena añadió: "Los desplazados siguen ahí dos años después. Tan sólo una semana antes que llegáramos, 20 familias de Canolal se fueron a Acteal, por miedo a las amenazas de los paramilitares; es inadmisible que sigan pasando estas cosas. Los casos de violencia no son aislados, sino que se trata de una estrategia general que abarca todas las regiones".
"La situación de salud de los refugiados en Polhó es grave; las muertes por enfermedades curables y por las precarias condiciones son frecuentes. La vida de los refugiados nos entristeció. Todo eso pasa a pesar de la presencia de la Cruz Roja Internacional. Los refugiados están desnutridos y continúa la emergencia humanitaria en esa zona", puntualizó Tena.
Los observadores constataron que "con el pretexto de construir nuevos caminos, el Ejército está entrando a las comunidades. Encontramos casos de comunidades aisladas por el cerco militar, como en Moisés Gandhi, donde los soldados impiden salir de la región a los indígenas zapatistas, ni siquiera para ir al hospital. Ahí puede suceder una situación muy similar a la de Amador Hernández, afirmó Mireilles.
En Amador Hernández los observadores internacionales fueron testigos de una de las batallas zapatistas más emblemáticas de este periodo. Toni Tena recordó: "En Amador, los indígenas zapatistas que protestan contra el campamento militar instalado en sus tierras están aislados. Sin embargo, mantienen ahí su plantón desde hace casi cuatro meses. Uno está acostumbrado a que las manifestaciones son para que te vea más gente, pero cuando ves a esos indígenas protestando en ese rincón de la selva, te conmueve su convencimiento y su firmeza.
"Vimos cómo los oficiales del Ejército marcan una distancia con la tropa. Los soldados, al entrar en contacto con los indígenas, sienten una simpatía natural. Los mandos tienen que recurrir a altavoces para que no escuchen los soldados la voz de los indígenas".
Tena enfatizó: "Nos impresionó la persistencia de los indígenas que hacen lo que tienen qué hacer para defender sus derechos".
La CIOCDH visitó los penales de Cerro Hueco y Yajalón, donde se entrevistaron con presos zapatistas de La Voz de Cerro Hueco. "Vimos que el número de presos ha crecido al doble desde 1998. Este año creció el número a 110, aunque el gobierno liberó a algunos por falta de pruebas, aún hay más de 80 zapatistas detenidos por motivos políticos.
"El Ejército no quiso hablar con nosotros. Solicitamos entrevista ante la Sedena, con la Séptima Región Militar y con el jefe del campamento de Amador, pero no quisieron hablar con nosotros. No tuvimos respuesta, simplemente nos ignoraron", señaló García.
La vigilancia internacional es vital para evitar que se desate la guerra.
Mientras las comunidades exigen al gobierno que cumpla los acuerdos de San Andrés, desmilitarice su territorio, libere a los zapatistas presos y se suspenda la campaña de presión contra los pueblos, el gobierno mexicano sólo habla de reiniciar las pláticas sin más condiciones; "es como un diálogo de sordos", afirmó Toni Tena.
Iñaki habla de que "la vigilancia internacional se ha mantenido, y eso molesta al gobierno, pues rompe con la imagen que quiere dar de que no pasa nada en Chiapas. La visita de Robinson es producto de esa presión mundial. Así se explica la presencia de la Cruz Roja Internacional, que llegó por esa preocupación. La CIOCDH pidió desde hace dos años un relator especial de la ONU y ya ha habido dos visitas de alto nivel.
"Lo que sigue ahora es mantener la vigilancia internacional, la entrega del informe a los parlamentos de nuestros países, a las instancias mundiales para que haya un seguimiento de las violaciones a los derechos. Esa es la fuerza de la comisión y su responsabilidad". Subraya la importancia de la creación de la CIOCDH: "Hemos abierto un espacio a la observación civil no profesionalizada, que ha sido reconocida por instancias internacionales".
Hace dos años, la CIOCDH visitó por primera vez Chiapas. Desde entonces han sido expulsados más de 200 extranjeros del estado. En mayo del 98 la Secretaría de Gobernación aprobó nuevas reglas para restringir la observación internacional y limitar su permanencia. "Eso fue parte del nuevo panorama que nos encontramos en esta visita. A pesar que a la mitad de la delegación no le dieron visas de observadores, y que a un compañero nicaragüense le impidieron entrar al país, pudimos hacer nuestro trabajo", señaló Iñaki García.
Cubrimos todas las regiones visitadas anteriormente, además de los nuevos puntos de tensión, como Amador Hernández, el municipio autónomo Ricardo Flores Magón, Moisés Gandhi y El Bosque. A diferencia de nuestra anterior visita, esta vez no hubo la campaña xenófoba, aunque hemos pasado más desapercibidos en los medios.
"En esta visita no sólo supimos de la situación de Chiapas, también nos entrevistamos con representantes de la sociedad civil y de las ONG que nos vieron como interlocutores. Hablamos con grupos que nos denunciaron los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez; también nos entrevistamos con el hijo del general Gallardo; con representes de los damnificados, y con grupos de Oaxaca y Guerrero. Tenemos la denuncia del caso de un militante del EZLN en Tijuana que fue asesinado por la policía. Hablamos con el Congreso Nacional Indígena de la situación de los pueblos indios de México. Nos llegaron casos de todo el país. Todas esas denuncias y puntos de vista aparecerán en el informe como anexos. Aunque nuestro objetivo estaba limitado a la observación en Chiapas las voces de la gente vejada nos desbordó y se nos exigía hacer eco de esas situaciones. Todo esto demuestra que hay más problemas y denuncias de violaciones a los derechos humanos en todo México".