Ť Saramago: el conflicto pareciera no tocar la conciencia de la población
La solución en Chiapas, reto de los mexicanos
Ť Pensar que el gobierno debe hacerlo todo implica esperar una iniciativa que siempre llegará tarde, dice
César Güemes, enviado, Guadalajara, Jal., 29 de noviembre Ť De dos maneras puede verse la presencia de José Saramago en la FIL. Ayer domingo, por ejemplo, conseguir el autógrafo en uno de sus ejemplares implicada esperar a que pasaran, antes de la última persona, otras 200. El otro hecho es su posición política.
El premio Nobel estuvo hoy con la prensa, y el resultado fue una cantidad de cuartillas considerable. Pero cuando Saramago visita México, todos los caminos periodísticos lo conducen a Chiapas. Es inevitable, y más a partir de la declaración que hizo hace menos de 24 horas respecto a la situación de guerra en aquel estado. Hoy amplió con calma su postura:
ųEs una opinión de alguien que está fuera y lejos, es como si al cabo de todo este tiempo, de tantos años, Chiapas fuera algo que, aunque es México, no tocara cuanto debiera la conciencia de los mexicanos. Parece que el pueblo mexicano está esperando iniciativas no sé de quién, quizá del gobierno, de los zapatistas o de Dios, si hay Dios, cuando según lo que yo entiendo el problema de Chiapas es del pueblo mexicano. Es como si la gente aquí mirara el periódico, encontrara una información o un comunicado de Chiapas y eso le rozara sólo la piel y no entrara en la conciencia.
"El problema de Chiapas ya estaría resuelto si el mexicano entendiera que es cosa suya y no debe esperar a que el gobierno tome iniciativas. Pensar que el gobierno debe hacerlo todo equivale a que tengamos que esperar años o quizá eternamente a que se tome una iniciativa que siempre llegará tarde. Hay que reaccionar frente a eso. Me gustaría aclarar que no estoy aquí para dar lecciones ni al gobierno ni a los mexicanos. Soy alguien que quiere a México, su cultura, su pueblo, su historia; no soy experto en temas mexicanos, pero algo sé, algo conozco. Y me duele como ciudadano del mundo que no se haya encontrado un movimiento real que haga saber que Chiapas es un problema de conciencia nacional. La decisión está en las manos de los mexicanos, sean indios o descendientes de españoles."
ųEs lo mismo que pasa con Cuba. Se habla de despropósitos como una intervención internacional para "imponer el orden".
ųAsí es. Ya estamos cansados de iniciativas internacionales que muchas veces sirven más a los que las toman que a quienes supuestamente se van a beneficiar con ellas. Los problemas de Cuba, que son muchos y de distinto tipo, hay que resolverlos en Cuba, incluso con los cubanos que están fuera de su país. Lo elemental a tomar en cuenta es que Cuba vive en una situación excepcional. En todo lo que tiene que ver con cambios comerciales, Cuba está fuera como si no perteneciera a la Tierra, como una pequeña luna amenazadora. En cambio, China puede ser país observador en la OMC, y las diferencias ideológicas que la separan de Estados Unidos no cuentan. Lo que cuenta es la posibilidad de aprovechar ese mercado. Entonces, no se entiende cómo es que para Cuba se inventen leyes que no tienen sentido. El hecho de que una potencia en el mundo imponga reglas que van contra el más básico sentido de justicia es algo totalmente absurdo.
ųDijo usted, después de recibir el Nobel, que no había tenido tiempo ni serenidad para dedicarse de nuevo a escribir. Ahora que ha pasado más de un año de aquella circunstancia, Ƒha retomado la escritura?
ųTodavía no. Este viaje a México de alguna forma cierra la puerta a todo un año de múltiples compromisos, solicitudes de América, Europa y Africa. No he hecho casi nada más que asistir a congresos, presentar libros y dar muchísimas entrevistas.
ųƑNo se ha cansado de los medios?
ųYa me odio a mí mismo cuando oigo mi propia voz. Me pregunto: Ƒpero quién es éste y qué está diciendo? Pero espero que a partir de enero, aunque no se han acabado las solicitudes de viaje, pueda dedicarme a la novela que tengo más o menos comenzada. Mientras tanto, he madurado mucho en la cabeza varias ideas. Si todo sale bien, quizá tenga la novela terminada en el verano. Si es así, podremos hablar del libro en el otoño del año que viene. Pero vamos a ver, porque todo esto es futurismo.
ųHable de la relación entre libros publicados y libros leídos.
ųSiempre se dice que se publica demasiado, que hay demasiados libros. Pero también que los lectores son pocos. Y ésa es una historia que no cambia ni cambiará nunca. La verdad es que la idea de que la gente tiene la obligación de leer es un disparate. Si converso con alguien a quien le gusta bucear y lo acuso de que no le gusta leer, y le pregunto cómo puede vivir sin libros, esa persona puede contestarme con toda la legitimidad del mundo que a mí no me gusta bucear. Entonces yo diría: pues es verdad, nado, pero poquito, no tengo una gran capacidad respiratoria. En fin, cada uno tiene sus motivos. Nos encontramos ahora en la situación de que las escuelas en todo el mundo no están cumpliendo con el cometido de enseñar bien, por eso los estudiantes saben poco y no se alcanza a comprender un texto. Se perdió, por ejemplo, la lectura en voz alta, que cultiva el gusto y la sensibilidad. Eso no se está llevando a cabo, o si se hace es insuficiente. Es decir: leer es algo que puede y tiene que ser para todos, pero el amor a la literatura, eso que te hace querer a un libro casi como a una persona, le sucede a una minoría.
ųEs algo que a usted sí le sucedió.
ųInnegablemente. Pero es mi caso, como el de otras pocas personas. A veces, en la noche, estaba metido debajo de las cobijas con una lámpara de pilas, leyendo. Si hubiera encendido la luz, mi madre me hubiese pedido que la apagara porque era muy caro el servicio eléctrico. Eso que lleva a alguien a cometer esas pequeñas infracciones de la normalidad doméstica es el amor a la literatura. Pero no es posible esperar que todos tengan ese mismo sentimiento, porque deberíamos tener entonces total amor por la literatura, la música, la pintura y las demás artes, y no alcanzarían el cuerpo ni el alma para tanto.