Ť Triunfaron las ideas que inspiraron la coalición, sostiene Sanguinetti


Busca Batlle contactos y apoyo para "un gobierno de unidad"

Ť Terminó el bipartidismo clásico en Uruguay para dar paso a un "clima de acuerdos": analistas

Reuters, Ap, Afp y Dpa, Montevideo, 29 de noviembre Ť El centroderechista Jorge Batlle, quien cumplió la víspera en un quinto intento su sueño de ganar la presidencia de Uruguay, comenzó hoy contactos en busca de apoyo para encabezar un gobierno de unidad nacional a partir del 1o. de marzo.

Batlle, un veterano político del oficialista Partido Colorado, derrotó el domingo con 51.6 por ciento de los votos a Tabaré Vázquez, de la alianza izquierdista Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), quien obtuvo 44 por ciento de sufragios.

Encuentro Pero su triunfo se concretó en una segunda ronda electoral, tras recibir el apoyo del históricamente rival Partido Nacional (blanco) del ex presidente Luis Lacalle, que junto al Colorado conforman desde el siglo pasado las fuerzas políticas tradicionales del país.

"Batlle gana. Lacalle sale fortalecido y Vázquez sale fortalecido. Es una elección un poco insólita", sostuvo este lunes el analista Oscar Rotinelli, de la consultora Factum

En las elecciones generales del 31 de octubre la coalición conformada por socialistas, comunistas, ex guerrilleros, moderados y democratacristianos, por primera vez quedó con 40 por ciento de las bancas en el Congreso y superó a blancos y colorados, pero debió ir a segunda vuelta al no alcanzar la mayoría absoluta.

Batlle, quien se prepara mañana para ser recibido por el directorio del Partido Nacional, tuvo hoy su primera reunión con el actual mandatario Julio María Sanguinetti, quien también se atribuyó méritos en la victoria de su correligionario al comentar que "han triunfado las ideas que han inspirado a la coalición (con los blancos) y al gobierno".

Optimismo con la izquierda

El presidente electo reveló hoy que al conversar telefónicamente con Vázquez, "él me dijo, y yo le dije, que íbamos a mantener siempre un diálogo cordial y franco", y se manifestó "optimista" en cuanto a que las líneas de comunicación con su rival "van a ser fáciles".

Además, elogió al líder histórico de la izquierda uruguaya, el general retirado Líber Seregni, quien en su opinión contribuyó a la recuperación democrática del país, después de estar preso durante la dictadura militar que gobernó entre 1973 y 1985.

Sin embargo, Batlle evitó adelantar nombres para su gabinete y/o si la izquierda podría tener alguna representación en los directorios de empresas estatales.

Por su parte, el ex candidato a la vicepresidencia por EP-FA, Rodolfo Nin, sostuvo que su sector hará "una oposición responsable y rigurosa", y reconoció que "hay una orientación de carácter neoliberal que no coincide con la nuestra y por lo tanto va a ser difícil encontrar entendimiento y soluciones, pero no vamos a renunciar a esa vocación de encontrarlos".

Al hacer una evaluación de la victoria oficialista, Nin admitió su tristeza y sorpresa por la abultada diferencia en favor de Batlle, y consideró que además del apoyo del electorado blanco hubo "otros factores" que incidieron en el resultado, y puso como ejemplo el comportamiento de los electores del socialdemócrata Nuevo Espacio: "Parecería que no todos hubieran optado por la candidatura de Vázquez".

Alejandro Atchugarry, asesor de Batlle, informó hoy que la nueva administración invitará al Nuevo Espacio, que obtuvo cinco bancas, a integrarse al gobierno, mientras que el acuerdo con los blancos se pondrá en práctica "cuanto antes".

Para los observadores locales el resultado electoral significó que los partidos tradicionales siguen sumando mayorías, pero también que terminó el bipartidismo ortodoxo clásico para ceder paso a un clima de acuerdos.

Según el analista Luis González, de la consultora Cifra, el panorama político uruguayo cambió con el agrupamiento de partidos tradicionales por un lado y la consolidación de la izquierda como segunda fuerza, en un proceso que "a corto plazo es irreversible".

Para Rotinelli, el candidato izquierdista, un oncólogo de 59 años de origen humilde y que recién llegó a la política hace 10 años, "pese a haber perdido razonablemente la presidencia, tuvo una validación de su liderazgo en términos altamente exitosos".

El historiador Gerardo Catena destacó a su vez que la izquierda "no tiene de que quejarse, pues el Frente Amplio es la única fuerza política que en 30 años creció sostenida e ininterrumpidamente".

El diario La República, próximo a Vázquez, afirmó que Lacalle "fue el gran triunfador: la gran mayoría del Partido Nacional obedeció sus órdenes".

En Argentina, La Nación consideró que "ganó el continuismo, la estabilidad y primó el conservadurismo típico de los uruguayos", aunque también se registró "un cambio profundo pero a la uruguaya, es decir, moderado, gradual, controlado". De su lado, Clarín consideró que el resultado no fue una sorpresa, ya que se había anticipado que EP-FA no podría superar una alianza entre blancos y colorados, mientras Página 12 publicó que "sería un error decir que en Uruguay se impuso el continuismo contra el cambio", ya que el triunfo de Batlle "implica un giro a la derecha respecto del gobierno saliente, por lo menos en términos estrictamente económicos". Advirtió asimismo que la victoria de Batlle requirió "un maridaje extraño con sus rivales históricos y el despliegue de un terrorismo macartista verbal", en alusión a las advertencias del candidato colorado sobre el peligro que constituiría para las clases medias un gobierno de la izquierda.

Batlle recibirá en marzo del 2000 un país en crisis, de base agropecuaria y 3.2 millones de habitantes, con 11 por ciento de desempleo y un déficit fiscal de 2.5 del PIB, pero aseguró que no hará ajustes drásticos como ha advertido la izquierda, y que continuará los lineamientos económicos actuales y una política gradualista.