Ť Inti Illimani ofrecerá un recital y alternará con Iyapu en el Metropólitan
El arte es voz progresista, siempre contestatario: Horacio Salinas
Ť Somos hijos de una generación que nació con Violeta Parra y Víctor Jara, entre otros, dice
Ť ''Nunca soslayamos denunciar la realidad que vivía Chile con la dictadura de Pinochet''
Angel Vargas Ť Mencionar el nombre de Inti Illimani no sólo implica aludir a uno de los mejores y más añejos grupos de música folclórica en América, sino a toda una institución preocupada por defender el patrimonio cultural latinomericano, en particular el sonoro y el instrumental.
Eso es una parte, porque si de algo se puede preciar el septeto chileno es de mantener congruencia con su concepción de que ''el arte es voz progresista, siempre contestatario", al poner su canto y su quehacer al servicio de las personas.
Con una historia que se remonta a 1967 y con más de 30 grabaciones, la agrupación espera el momento de arribar a nuestro país para ofrecer un concierto, tras casi 10 años de ausencia. Así, el teatro Metropólitan se prepara para recibirla el miércoles próximo, en una función en la que alternarán con sus paisanos del grupo Iyapu.
Largo exilio y sin patria
Era 1973 cuando los cinco miembros originales de Inti Illimani se encontraron de súbito con la noticia de que el golpe militar encabezado por Augusto Pinochet en contra de Salvador Allende, los había dejado desamparados en una gira por Europa y, peor aún, sin patria. Fue un largo exilio que concluyó en 1988.
Los casi tres lustros que residieron en Italia no sólo les ayudaron a educarse dentro de un espíritu artístico con más de dos mil años de antigüedad, sino que pudieron nutrirse de esa sonoridad tan solar y llena de vida de la música mediterránea, así como de acercarse a expresiones como la celta, la de los Balcanes y la árabe.
''Descubrimos que, sin importar su procedencia, la tradición popular está vinculada por contenidos estéticos y humanos muy parecidos. Por ello, no hacemos mucha distinción entre la música mexicana, la celta y la china, independientemente de las escalas que usan, que son distintas, porque en este tipo de expresiones hay una hermandad muy grande que habla de la importancia de este arte en la colectividad, que se traduce en valores humanos profundos y nobles", indica el director musical y compositor del grupo, Horacio Salinas.
También ejecutante de la guitarra, el cuatro, el tiple, el charango, así como percusionista y cantante, explica que en términos más allá de los musicales el destierro enraizó y profundizó, en el ámbito de conjunto, la visión y el pensamiento políticos.
En entrevista vía telefónica, desde Chile, Salinas apunta: ''Somos hijos de una generación que nació con Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Víctor Jara y Patricio Manns, artistas que pusieron su canto al servicio de los problemas de las personas. Somos hijos de Pablo Neruda, Nicanor Parra y de muchos seres que hablaron del paso y de la historia del hombre en América Latina.
''Eso es algo que no perdimos y diría que es una de las características y de las tareas más nobles del movimiento de la nueva canción chilena y la vida de nuestro grupo. Durante el exilio y donde quiera que nos encontrábamos nunca soslayamos denunciar la realidad que vivía nuestro país bajo la dictadura de Pinochet. Claro, los tiempos cambiaron, pero la de esa generación fue una contribución en bien de la defensa de los derechos humanos y de la cultura popular. Hoy miramos con gusto que grupos de diversos lugares del mundo ponen su canto y su arte al servicio de la sociedad. Esa es una aportación muy grande al desarrollo civil del ser humano."
Recientemente reconocido como el Compositor del Año por la Asociación de Periodistas de Espectáculos de Chile, galardón también obtenido a nivel grupal, el músico sostiene que no hay elemento más progresista y contestatario que el arte: ''Es un gesto de desarraigo, de protesta de la realidad. El arte es siempre progresista. Lo que lo maniata es la visión conservadora que de él se hace, desprovista de conflicto. Visto así, no es sino una tarjeta postal intrascendente".
La nueva canción, huella que perdura
A Horacio Salinas se le pregunta si existen diferencias entre la música popular chilena anterior y posterior a la dictadura. ''Sin ir más lejos, los militares acabaron con el movimiento de la nueva canción, porque de todos sus integrantes, los más importantes se exiliaron y otros fueron asesinados, como Víctor Jara; Violeta Parra había muerto antes. Eso fue muy trágico, ya que el gobierno militar, al poco tiempo de instaurarse, prohibió el uso de los instrumentos folclóricos porque eran de cierta forma símbolos que representaban al gobierno de Allende y a todo el movimiento revolucionario y progresista en las artes musicales.
''Hubo, sin duda, un cambio muy agresivo producto de la violencia que fue el golpe militar y eso abrió paso a la creación de otros movimientos; pero aún tenemos ecos y esa huella musical de la nueva canción, que perdura, partiendo por el canto de Violeta Parra."
Salinas afirma que la principal cualidad de Inti Illimani ''es la honestidad con la que trabajamos, su gran consideración por el patrimonio de la música folclórica y tratando de mirar sus aspectos más trascendentales, en términos musicales, rítmicos, melódicos, armónicos e instrumentales".
Su interés por las expresiones folclóricas no es con fines de repetirlas ni imitarlas, sino para crear. ''Tratamos de nutrirnos de la poética que vive en los sonidos de los pueblos para engendrar una música que no sea pieza de museo, sino propia de la actualidad y que abra caminos para el desarrollo y fortalecimiento de la identidad latinoamericana y, en general, del resto del mundo".
Tras enfatizar que los integrantes del ensamble son capaces de ejecutar 30 instrumentos, adelanta que su presentación en México será una muestra del camino recorrido durante 32 años.
''Inti Illimani es una mirada afectuosa, respetuosa, honesta y llena de pasión por lo que es la más noble expresión de los pueblos, su música tradicional", finaliza.