ASTILLERO Ť Julio Hernández López
Mientras se aviva el debate respecto de la pretensión neoliberal de establecer en México (al estilo estadunidense) seguros de salud prepagados, que serían administrados por empresas privadas, uno de sus principales promotores (y futuros beneficiarios), Olegario Vázquez Raña, recibe homenajes y distinciones varias.
El 19, por ejemplo, fue nombrado doctor honoris causa de la Universidad La Salle, debido a ''las acciones que ha realizado en favor de la humanidad y el bienestar del hombre''. En su discurso de aceptación del doctorado, don Olegario explicó las razones de su triunfo como ser humano: ''La práctica sistemática de un deporte olímpico (el tiro) me obligó a templar el carácter, ser constante, acatar las instrucciones, practicar hasta el cansancio y asimilar lecciones, saborear los triunfos con mesura y dignidad, y aprender de los reveses con humildad y corrección de los errores''.
Entre quienes presenciaban dicho elogio a la mira y el gatillo estaban su hermano Mario, quien aparte de ser propietario de la Organización Editorial Mexicana es el presidente del Comité Olímpico Mexicano. Pero no sólo estuvo presente él, a quien la identidad filial, deportiva y empresarial une; también algunos otros personajes que dan cuenta de la fuerza con la que don Olegario (o la familia Vázquez Raña) suele empujar sus proyectos, como el de los seguros sanitarios privados: Francisco Labastida Ochoa, Jesús Silva Herzog Flores, José Antonio González Fernández, Esteban Moctezuma Barragán y Norberto Rivera Carrera, por ejemplo.
La Universidad La Salle, cuyo rector es Lucio Tazzer, agradeció así, con ese doctorado, el apoyo y la protección que Olegario Vázquez Raña le ha dado, como, entre otras cosas, un gabinete de microscopía electrónica. El rector Tazzer también encomió el hecho de que el nuevo receptor de toga y birrete ha creado ''una estructura hospitalaria de primer nivel, destinada a salvaguardar la salud de un sector de la población que, en otros tiempos y circunstancias, se veía privada de tan importante servicio, por falta de centros hospitalarios con adelantos científicos y tecnológicos''.
Don Olegario, emocionado, se comprometió a dar becas anuales de posgrado en el extranjero para médicos lasallistas egresados del Grupo Angeles. También dijo que apoyará los procesos de investigación médica, ''optimizando la infraestructura de la Universidad La Salle y del Grupo Angeles''.
Mientras tanto, menos alegres, menos internacionales, menos de primer mundo, otros mexicanos luchan en contra de la pretensión, apadrinada por el más famoso de los jubilados mexicanos, José Angel Gurría, de conceder en monopolio a empresas privadas (como el Grupo Angeles) la contratación de seguros médicos, que serán cumplidos por clínicas y facultativos regidos por el sentido simple del lucro, del ahorro y la ganancia.
Esos mexicanos que advierten del plan neoliberal de ir desapareciendo los servicios públicos de salud, para entregarlos a empresas privadas, y del riesgo de deshumanizar por completo el ejercicio médico, no recibirán, por desgracia, ningún doctorado honoris causa de la universidad lasallista.
Astillas: José Luis Soberanes, quien sustituyó a Mireille Roccatti en la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, ha consumido con extraordinaria celeridad el plazo de gracia que le correspondía en su nuevo encargo. No es necesario esperar más tiempo para tener claridad en cuanto al perfil de este nuevo ombudsman: ha cometido, en breve tiempo, una importante cantidad de pifias, como la del fallido ingreso de sus guardaespaldas armados a una conferencia que iba a impartir en un sitio que, por lo demás, poco o ningún temor debería provocarle, como es la Universidad Panamericana, institución dominada por el Opus Dei al que pertenece el propio Soberanes. Pero ayer, el citado personaje demostró de manera tajante que el ombudsman mexicano sigue estando dominado por una íntima convicción oficialista que le convierte en solapador de las evidentes injusticias que viven los mexicanos. Don José Luis, quien suele evadir las preguntas sobre su pertenencia a la orden creada por el beato José María Escrivá, con el mal chiste de que él es "puma", ha dicho que tuvo razón la titular del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Mary Robinson, al hablar de que en México hay impunidad, pero que ésta "no es muy grave". Otra declaración que le pinta de cuerpo entero es la consideración de que no hace falta un ombudsman militar, pues para eso, dice sin sonrojo, ''está la CNDH''... Cada día crece la lista de los alegres jubilados: primero se conoció el escandaloso caso de Gurría, y ahora se sabe también de las pensiones amables para Oscar Espinosa (Ƒpero cómo no iba a estar tan honorable nombre en la lista?), Manuel Aguilera y Jesús Silva Herzog (metidos estos en el brete de hacer campaña por el Gobierno del Distrito Federal con el estigma de sus polémicas jubilaciones)... Carlos Alazraki, el publicista que más usó el cuchillo cebollero a la hora de los duelos armados entre Labastida y Madrazo, ahora pide que lo incorporen en la llamada operación cicatriz... En Villahermosa, por cierto, Carlos Salomón Cámara, director de la Lotería Nacional, se ha abierto a la posibilidad de ser candidato priísta a gobernador. Los madracistas están muy contentos de que pueda haber un candidato "del centro", para proponer ellos una opción "local"... Leonel Cota habrá de dar hoy un paso importante contra la impunidad en el saqueo de los fondos públicos, en caso de que se decida a abrir procesos judiciales contra 13 funcionarios del anterior gobierno, que malversaron varios cientos de millones de pesos... De Tabasco, algunos lectores reparan en un error que no es del columnista sino de algún corrector: en efecto, Madrazo ha invitado a Labastida a tomar pozol, y no pozole, como alguna mano caritativa pero ignorante pretendió corregir en esta sección. El pozol es la bebida típica de Tabasco y, según dicen quienes en el trópico la ofrecen, aquel que la toma se encariña con el terruño... Ya con Santiago Creel como candidato se ha completado la tercia de los principales aspirantes a la jefatura del gobierno capitalino. Más allá de las calificaciones (o descalificaciones) a las que lleven las visiones partidistas, lo cierto es que los tres tienen, en mayor o menor grado, perfiles avanzados y actitudes tolerantes, que podrían ayudar a que la contienda capitalina sea de un mejor nivel que la federal. No está de más decir que los tres candidatos fueron impugnados con severidad por fuerzas internas de sus partidos y que, en esa medida, buscarán consolidar su presencia no sólo con las estructuras tradicionales de sus organizaciones, sino con el voto ciudadano individual al que recurrirán de manera marcada. Silva Herzog y Creel, por otra parte, tendrán apoyo claro de un segmento social y económico de mediano y alto nivel, mientras que López Obrador tendrá mejor camino para llegarle a los sectores populares. En teoría, debería ser mejor el ser candidato de los pobres, que son muchos, que de las clases pudientes, que son menos, pero en política tal simplismo no es válido, pues justamente en los altos círculos políticos y sociales se cuenta con los mejores instrumentos para que el poder sea ejercido por uno de los suyos y no por alguien ajeno que, por tanto, resultaría altamente peligroso...
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