Iván Restrepo
Transporte obsoleto y corporativo

Ahora que los candidatos a gobernar la ciudad de México andan en campaña y ofrecen soluciones a los problemas que afectan a 10 millones de habitantes, cabe recordar el final poco feliz del rosario de promesas que en el caso del transporte hicieron quienes ya tuvieron bajo su responsabilidad el destino de la urbe.

En el sexenio de Luis Echeverría fue fortalecido con recursos públicos el famoso pulpo representado por la Alianza de Camioneros de México. El respaldo gubernamental incluyó el nombramiento como regente de Octavio Sentíes, vinculado con los dueños de dicho pulpo.

Jamás los afectó. Por el contrario, los desajustes se agudizaron ante la determinación de no ampliar el Metro.

La esperanza de cambiar de raíz el sistema de transporte renació cuando el profesor Carlos Hank puso fin a las concesiones de la alianza y el 25 de septiembre de 1981 acordó municipalizar un sistema con 65 años de funcionamiento y que muchos defendían por sus tarifas bajas, sostenidas gracias al subsidio gubernamental.

Con esa medida, se reformó uno de los baluartes del apoyo gremial al gobierno y a su partido, al crearse la Ruta 100. El profesor Hank González prometió modernizar el transporte con 10 mil unidades nuevas que entrarían en servicio a fines del sexenio de López Portillo. Se comentó entonces que serían proporcionadas por empresas propiedad del regente.

Las buenas intenciones se toparon con la crisis económica de 1981-82. Pero el siguiente regente, Ramón Aguirre, reiteró la intención de mejorar el servicio. Ocurrió lo contrario: en vez de unidades que respondieran a las exigencias ciudadanas, se permitió la invasión de miles de colectivos (combis y minibuses) gracias al apoyo financiero del gobierno. En un acto masivo, fueron regularizadas en un solo día 40 mil unidades. A cambio, los favorecidos respaldaron con su voto a los candidatos del PRI en las elecciones de 1988.

Con el presidente Salinas y su regente Manuel Camacho, otra vez hubo reiterados anuncios de modernización. Esta vez abarcaría al estado de México, como parte de una visión metropolitana de los problemas.

Entrábamos al Primer Mundo. Se harían realidad las promesas incumplidas de sexenios anteriores, además de mejorar el ambiente con unidades que no contaminaran y fueran seguras para la ciudadanía. El resultado: se extendió la influencia de los intereses privados en el transporte.

Esa tendencia se reforzó aún más durante el actual sexenio, al desaparecer la Ruta 100. El regente Oscar Espinosa alentó más la presencia de microbuses y les entregó las calles de la ciudad. Igual ocurrió en el estado de México, donde varios caciques dominan el negocio del transporte. Con dinero público se apoyó a sus dueños, vinculados con el PRI.

Esa herencia la recibió el gobierno cardenista, que prometió hacer racional el transporte. Sin embargo, topó con el poder de los dueños de microbuses y sus aliados políticos. Ese poder, al servicio del PRI, desplazó al Metro en importancia y domina el transporte terrestre. Hoy controla más de 26 mil vehículos obsoletos y contaminantes, que son un desafío a la autoridad y un atentado a la seguridad ciudadana.

Meter en cintura esos intereses, no es tarea fácil, como hemos visto en las últimas semanas, con muertos y heridos por la irresponsabilidad de choferes de los microbuses. Los dueños de ese sistema de transporte se dicen atacados por la autoridad y hasta se quejan ante la titular del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Mary Robinson, porque el gobierno capitalino viola sus derechos y los persigue. Son unas blancas palomas.

La gente sabe que no es así: malo, deficiente y caro, el actual sistema de transporte del valle de México muestra su obsolescencia y la necesidad de remplazarlo por uno moderno. La actual gestión del PRD, carente de recursos, poco podrá hacer para cumplir -en lo que le falta de su mandato- sus promesas de hace tres años. Pero sería gratamente recordada si rompe el sistema corporativo corrupto que, por décadas, ha servido al PRI-gobierno y no a la ciudadanía.

Y en el estado de México, ¿cuándo se tocará a los caciques del transporte? Gozarán de cabal salud, pues los necesitan para acarrear votos a favor de los candidatos del PRI en julio próximo. Favor con favor se paga.