Ť En AL, la globalización ha sido de la pobreza, dice
Necesario, replantear el modelo económico: Norberto Rivera
Ť El camino parece ser incorrecto, afima el cardenal en Roma
José Antonio Román Ť La globalización económica ha impuesto también una inevitable homogeneización política que ha comenzado a encontrar rechazo en distintos sectores de la población. Un "caso típico" de ello es el surgimiento del EZLN, afirmó el cardenal Norberto Rivera Carrera, quien sostuvo la necesidad de replantear el modelo económico actual, pues al ver tal concentración de riqueza y tanta pobreza "parece ser que no vamos en el camino correcto".
Al participar en el congreso internacional de Guilé Foundation, en la ciudad de Roma, con su ponencia "Las consecuencias de la globalización en América Latina", el arzobispo primado de México dijo incluso que se puede "aventurar el génesis de una globalización política", que provocará conflicto y crisis en el Estado liberal, tradicionalmente concebido.
"Por lo cual, se advierte que la vocación política, más necesaria que nunca, ya no puede ser vista como medio para la toma legítima del poder, sino que también debe orientarse a evitar un poder absoluto en manos de políticos o de altos ejecutivos trasnacionales".
En su ponencia, distribuida ayer por el arzobispado de México, el cardenal afirmó que la globalización económica es una realidad que ya no admite ignorancias o inútiles satanizaciones. Su presencia invade a todo el planeta y sus efectos tangibles afectan y están a la vista de todo el mundo.
Pero además, sus contradicciones podrían resumirse, por una parte, en la defensa del status quo a cargo de los grandes centros de poder financiero, y por la otra, los movimientos de liberación y de rechazo que emergen de las sociedades y sus organizaciones en los ámbitos nacionales e internacionales.
Aspectos negativos
El jerarca mexicano reconoció que aun cuando existan cuestiones positivas de esta globalización, como sería el fenómeno de la eficiencia y el incremento de la producción, para los pueblos latinoamericanos predominan los aspectos negativos y oscuros, al grado de que, como algunos resumen, en nuestro continente "la globalización ha sido una verdadera globalización de la pobreza", no de la prosperidad.
Esta formulación, agregó, que yo la calificaría de estremecedora, encuentra su validez y justificación en el hecho evidente de que la riqueza está concentrada en pocas manos, en tanto que la pobreza se extiende dramáticamente en nuestros países.
Dijo que no todas las consecuencias de este fenómeno se circunscriben al campo económico, sino que afecta ya a todos los ámbitos de la vida del hombre. En lo político, por ejemplo, el consenso general reconoce que esta globalización ha contribuido a la solidificación de los sistemas democráticos en América Latina. "Un ejemplo palpable de ello es el actual proceso de transición democrática que vive mi país, México".
Sin embargo, no pocas voces alertan ya sobre la limitación que muchas naciones latinoamericanas están sufriendo en su autonomía, debido a las imposiciones de países poderosos y de organismos financieros internacionales. Estas imposiciones se traducen en políticas de control natal, entre otras modalidades.
Rivera apuntó que en lo social es indudable que la globalización económica, de la mano de modelos neoliberales impuestos en la región, está provocando migraciones, urbanización creciente y deshumanizadora, aumento de violencia y marginación de grandes sectores de la población. "Esta es una radiografía que la mayoría de los países latinoamericanos puede reconocer como propia".
Ahora bien, es el campo de la economía donde, sin lugar a dudas, la globalización está teniendo inmensa repercusiones en América Latina, con consecuencias muy profundas. Estas provienen especialmente de la imposición del modelo neoliberal, manejado con criterios y mecanismos autocráticos, y en el que priva más la especulación y la usura que la inversión productiva, dejando como resultado el espejismo de un crecimiento económico al que no le sigue la generación proporcional de empleo.
"A partir de ese modelo surge, aunque no se justifica, la concentración acelerada de los ingresos en pocas manos, el desempleo, el aumento de la pobreza, la economía informal, el creciente poder de las trasnacionales".
Con cifras de organismos financieros internacionales, que muchas veces son los más conservadores, Rivera reflejó la dramática realidad económica de la región, donde a pesar de su recuperación a finales de los años 80, hoy uno de cada tres latinoamericanos es pobre, y 18 por ciento de la población total, 86 millones de personas, sufre extrema pobreza y sobreviven con menos de un dólar por día. De persistir las actuales condiciones, se prevé que para el 2005, habrá en América Latina 176 millones de nuevos pobres.
"Esta dramática proyección, tal vez exija replantear el concepto de globalización, pues por sus consecuencias negativas no parece que estemos en el camino correcto. Nuestro mundo camina hacia una mayor diferenciación y discriminación, tanto económica como social".
Rivera Carrera señaló que con estos comentarios sólo pretende, como hombre de Iglesia, iluminar las consecuencias de la globalización y los severos contrastes que vive América Latina, a la luz del evangelio y del magisterio de la Iglesia. Su interés no es técnico ni científico, sino moral, es decir, enfocado a los valores profundos del hombre, entre ellos el respeto inviolable a su dignidad de hijo de Dios.