Mientras no se demuestre lo contrario, la alianza aprobada por el PRD el pasado fin de semana le puede provocar más resultados negativos que positivos.
De los cinco partidos con los que decidió integrar la llamada Alianza por México, sólo el PT tiene una fuerza comprobada y ella se limita a unas regiones del país, como las capitales de Durango, Nuevo León, Chihuahua y algunas partes del Distrito Federal.
Las otras tres fuerzas coaligadas son Convergencia por la Democracia, Alianza Social y Sociedad Nacionalista, que hasta ahora parecen bastante inferiores en penetración social al PT. Son, si así se puede expresar, los menores entre los más chicos. Según cálculos de los conocedores, estas organizaciones habrán logrado mucho si conservan su registro. En otras palabras, es muy poco lo que pueden aportar a una alianza en donde el PRD es mucho más grande que las demás fuerzas. El único partido que ya tiene una fuerza comprobada, aunque también regional, es Convergencia por la Democracia y su base está en Veracruz, el estado que gobernó su fundador Dante Delgado Rannauro.
En las elecciones de 1997, en las cuales alcanzó sus mejores resultados, sobre todo por la aplastante victoria de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano en el Distrito Federal, el partido del sol azteca tuvo una votación de alrededor de 26 por ciento.
En total, para elección de diputados federales fueron alrededor de 7.5 millones de votos los que recogió en toda la República (las cifras exactas varían, si se toman en cuenta o no los sufragios posteriormente anulados) con los cuales tuvo también para sumar más de 100 diputados (las cifras también varían porque algunos se exhiben como independientes y otros se han sumado en el curso de los trabajos de la actual Legislatura) que le sirvieron de base para integrar una alianza opositora mayoritaria que hasta la fecha tiene en jaque al PRI, que es en forma unitaria el grupo más numeroso.
Las encuestas externas más favorables para el PRD y su candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano le conceden alrededor de 30 por ciento de la votación nacional, por debajo de uno o los dos abanderados del PRI, Francisco Labastida Ochoa, y del PAN, Vicente Fox.
Si la realidad no modifica esas previsiones, en la práctica la unión con fuerzas minoritarias en vez de beneficiar al PRD le representará un costo, pues como parte de su asociación deberá conceder parte de sus votos y diputaciones a los otros partidos para que tengan presencia en el Congreso.
La cosecha
En congruencia con lo que ha afirmado desde antes de tener registro oficial, el Partido Democracia Social optó por lanzarse con sus propias fuerzas a la lucha electoral. Su candidato será su dirigente y fundador Gilberto Rincón Gallardo, respetado luchador de izquierda. Como ha sido tradición en las organizaciones de izquierda no es importante poner en riego el registro oficial, sino dar constancia de una vía distinta para el desarrollo nacionalÉTampoco resultó sorpresa que el neopanista Santiago Creel Miranda resultara elegido candidato al gobierno del Distrito Federal. Es el más conocido de los tres aspirantes a la postulación -los otros dos fueron Fernando Pérez Noriega y Salvador Abascal- pero no parece tener la presencia personal para competir con los candidatos del PRI, Jesús Silva Herzog, y del PRD, Andrés Manuel López Obrador. Lo más probable es que se repita lo sucedido con Carlos Castillo Peraza.