La Jornada domingo 28 de noviembre de 1999

Marco Rascón
La dictadura de los medios

Para el 2000, el presupuesto federal para costear la nueva democracia, correspondiente al nuevo PRI, será de 9 mil millones de pesos. Resultarán las elecciones más caras no sólo en la historia de México, sino en la del mundo, pues ahora, ante el resquebrajamiento del aparato corporativo del priísmo, el terreno de la contienda no serán las calles ni las plazas, sino los medios de comunicación electrónica, y eso cuesta. Ningún organismo social, por grande que sea, pesa más que los medios, pues la dictadura de ellos es real y lo virtual es la democracia y las disyuntivas nacionales.

Así, 80 por ciento de esos 9 mil millones se irán a las bolsas de Televisa y Tv Azteca para que continúen su expansión monopólica. Por ello, el presupuesto del IFE que aprobarán los diputados en estos días constituirá un subsidio indirecto a los medios de comunicación, mismo que se legitimará al pasar por los partidos políticos. Cada anuncio de 30 segundos vale entre 350 mil y 450 mil pesos.

Las "nuevas formas de hacer política" han generado un protagonismo excesivo de los medios de comunicación. Las nuevas reglas establecen que nadie puede ganar una elección si no se promociona personal e intensamente en la televisión y la radio. Existe una correspondencia perversa y sospechosa entre el tiempo contratado en los medios y el ascenso en la realización de encuestas.

Para deshacer la mancuerna medios-encuestas, se necesitan sacrificios, campañas en contra, amenazas de marginalidad. ƑQuién puede oponerse a este nuevo equipo, que ahora tiene fuerza para dar legitimidad al PRI y decir sin prueba alguna que existieron 10 millones de votos a favor de ese partido en su elección interna?

La elección del 7 de noviembre es el esquema que funcionará en la elección del 2000, y no será el IFE, sino medios y encuestadores, quienes decidirán la elección y sus porcentajes, pues ya desde ahora se han erguido como la voz de la nueva democracia, en la que todos pueden decir lo que quieran, pero ellos son los que califican y median entre el discurso político y la conciencia ciudadana.

No existe ningún estratega electoral y de partido que haya pensado en rebelarse a ese esquema. Toda la oposición política aspira a competir en ese espacio pagado. La propaganda y el activismo se extinguen frente a la idea de que la gente reunida es simplemente una demostración de músculo a través de los medios.

En ese sentido, los principios democráticos de un ciudadano un voto, están en crisis. Hablar directamente con los sectores mayoritarios de obreros, campesinos, maestros, excluidos, ahora es marginal, mientras que la oferta hacia grupos de poder político y económico es lo amplio en el nuevo concepto político. En México no vale igual para ningún partido el sufragio de una obrera que el de Juan Sánchez Navarro, pues la primera se supone que no influye nada y el segundo es el orientador no sólo de sus obreros, sino de todos los ciudadanos que aspiran a convertirse no en votantes, sino en empresarios.

Tener compromisos frente ha amplios sectores sociales es ahora pérdida de votos, la muerte civil como gobernante. La ley de la oferta y la demanda rige no sólo la economía, sino la política de Estado. Los medios de comunicación, monopolizados y controlados por el mismo sector oligárquico, son los que dominan la vida de los partidos desde sus elecciones internas.

Para ganar, entonces, no basta ahora luchar. La regla es empezar desde arriba, convenciendo y estableciendo lealtad con los que deciden en el plano económico y financiero y con los propietarios de los medios de comunicación, aceptando las nuevas normas y sometiéndose a ellas. ƑTendrá el PRD los recursos propios para ganarle al PRI y al PAN en ese terreno, donde desde ahora toda la oligarquía rescatada por el Fobaproa está decidida a continuar dirigiendo al país?

El presupuesto del PRD es muy grande y permitiría movilizar la conciencia del país a través de una campaña de contenido, de programa y no sólo de imágenes televisivas que inducen a que la gente se refugie en el individualismo, mirando un spot y esperando una encuesta de dudosa procedencia. Si el pueblo de México no sale organizado a la calle, si no se levantan programas de compromisos y transformaciones sociales y económicas y todos esperamos frente al televisor ver pasar la muerte de la oligarquía y sus intereses, estaremos derrotados en el 2000.

Las nuevas formas de hacer política son las estadunidenses, en las que quienes votan son las trasnacionales, los medios de comunicación y ese gran pastor moderno, llamado ahora encuesta de opinión. *

 

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