* Reunión de moneros en Zacatecas
Rechaza Monreal acusaciones de reprimir a la prensa crítica
* Magú y Helguera se refirieron a las relaciones con el poder
Alfredo Valadez Rodríguez, corresponsal, Zacatecas, Zac., 27 de noviembre * Las vicisitudes y vicios de la caricatura política en México fue el tema de la conferencia-charla que ayer por la noche sostuvieron en esta ciudad los moneros jornaleros, Magú y Antonio Helguera, además de José Luis Perujo y Nerilicon de El Economista, así como El Tal YO, caricaturista zacatecano de El Financiero.
Los cartonistas charlaron con medio centenar de asistentes, entre los que se encontraba el gobernador Ricardo Monreal Avila, quien en un momento del evento intervino para manifestar su airado descontento con las imputaciones que ahí le hicieron de ser, presuntamente, represor de la prensa crítica en Zacatecas.
Primero, el coordinador de Arte y Diseño de La Jornada, el jalisciense Bulmaro Castellanos Loza, Magú, explicó a la audiencia la "bastante presión que hice para salvar mi vida y la de mis colegas", agregó, "al grado de que tuve que mover mis influencias en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes" ųdías antes de viajar a esta entidadų para que cancelaran las operaciones de una aerolínea "y nos trajeran por una confiable", pues reveló: "šNos querían traer por Taesa!".
"Lo que no resultó confiable fue mi visita al Museo Pedro Coronel" (ya que resbaló en una escalera y se fracturó el tobillo izquierdo), añadió: "en mi vida he entrado y salido ebrio de las cantinas y nunca me ha pasado nada, y hoy que me metí a un museo, miren nada más".
De inmediato se refirió a la presencia de Monreal Avila en el evento, quien según Antonio Helguera, también monero de La Jornada, "veo que puso nerviosos" a algunos de los asistentes. Empero, Magú se dirigió al mandatario zacatecano para referirle que "a mí me pondría nervioso el que pudiera usted dibujar, hacernos una caricatura. ƑSabe hacerlo? ƑNo?, entonces no corremos ningún riesgo".
Asimismo, recordó a los presentes que hubo tiempos "en que los poderosos de este país no sólo podían a uno enchiquerarlo, echarle aceite Mobil Oil en las banquetas o museos, sino que además tenían un arma, el arma que tenemos todos los caricaturistas, como ocurrió en 1982 cuando el entonces presidente José López Portillo para desquitarse me hizo una fotografía", afligido acotó: "con su pulso, el que defendió el peso como un perro, me hizo una caricatura muy fea".
Adentrándose en el tema de origen ųvicisitudes y vicios de la caricatura política en Méxicoų Magú se mostró desconcertado con las respuestas de la clase política del país a las caricaturas. Al respecto espetó: "En México, la relación entre los caricaturistas o la prensa crítica y el poder es una especie de noviazgo sin declaración, donde hay uno que siempre le está declarando su amor al otro y el otro hace como que espera, como que escucha la declaración, pero nunca le da el sí".
Por su parte Antonio Helguera, también con referencia a la presencia del gobernador Monreal recordó cuando, en un acto similar en Monterrey, Nuevo León, el ex gobernador Benjamín Clariond Reyes "se molestó y se retiró", porque tocó el tema de los abusos sexuales que cometía el padre Maciel con algunos niños de la escuela de los Legionarios de Cristo, "y resulta que sus hijos estudiaban en esa escuela".
El Tal YO, apodado ųdice él mismoų como Pablo Quezada, sin rodeos se dirigió a Monreal, a quien le ilustró que "los funcionarios de su gabinete tienen la piel muy delgadita y yo no sé si también usted tenga la piel de esa delgadez".
Lamentablemente, acusó, a sólo un año de la administración monrealista "he sufrido persecución y amenazas de muerte. Todos los días, vía telefónica, se me amenaza a mí y a mi familia. Lo he vivido como en los otros sexenios (priístas). Las historias aquí se vuelven a revivir desafortunadamente, aunque presuntamente hubo un cambio político".
Visiblemente irritado por los señalamientos, Monreal fue invitado por los demás moneros a que hiciera uso de su derecho de réplica. El mandatario perredista se acercó a los ponentes para asegurar que en su gobierno "nadie ha perseguido" a El Tal YO.
"Le tengo un gran respeto a Pablo Quezada, no es demagogia, no es pose, finalmente el tiempo nos dará la razón y colocará a cada uno en su lugar". Sobre el trabajo del caricaturista, agregó: "no me preocupa lo que diga, lo que haga, lo que dibuje, finalmente yo no tengo ningún problema".
Sin embargo, Monreal auguró que "los cuatro años ocho meses que me restan de gestión van a ser de caricatura tras caricatura crítica, porque no hay nada positivo que haga el gobernador para Quezada, todo es cuestionable, todo es condenable, todo es corrupción". Y agregó: "No soy tonto, quiero seguir en la política con honestidad, no quiero echarme un pleito que voy a perder con Pablo Quezada, no quiero pleito con nadie", concluyó, y se retiró del lugar.