* Putin, posible sucesor, siempre y cuando la agresión en el Cáucaso no fracase


Puntapiés en el Kremlin por la sucesión presidencial

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 27 de noviembre * Por más desmentidos oficiales de que no habría motivos para que el presidente Boris Yeltsin considere la posibilidad de renunciar por "motivos de salud" y de que los comicios presidenciales se celebrarán en la fecha prevista, el 4 de junio del 2000, no todos los miembros del privilegiado primer círculo del Kremlin comparten esa opinión y, a juzgar por los hechos, empiezan a realizar un juego propio.

Al menos este sábado en una entrevista con el diario Kommersant, de su propiedad, el magnate financiero Boris Berezovsky no tuvo empacho en proclamar su adhesión al primer ministro Vladimir Putin, a quien calificó de "una persona capaz de asegurar la continuidad del poder".

Para Berezovsky, Putin reúne dos cualidades que le permitirán suceder a Yeltsin: "Entiende y trata de aplicar los valores liberales, y tiene gran determinación".

Las declaraciones de Berezovsky, muy impopular y cuyo apellido es casi ya metonimia de corrupción para muchos de sus compatriotas, equivalen a hacerle un flaco favor a Putin, el cual se distanció de inmediato de respaldos no pedidos como ese.

"Es comprensible --dijo Putin-- que mucha gente, entre éstas Boris Berezovsky, quien me permito recordar es candidato a diputado, expresen su apoyo en un momento en que el Ejecutivo goza de amplia popularidad. Quisiera ver sus manifestaciones de adhesión en otras circunstancias, por ejemplo si cometemos errores y cambia la actitud de la gente hacia el gobierno".

La respuesta de Putin pone de relieve que el magnate ruso no consultó con el primer ministro los términos de su entrevista con el Kommersant.

Al mismo tiempo, Berezovsky rara vez comete errores de cálculo tan simples y hay elementos para suponer que es el principal impulsor de la idea de adelantar los comicios presidenciales, propuesta que otros integrantes del entorno de Yeltsin consideran prematura.

La adhesión pública de Berezovsky a Putin no es un hecho aislado: se inscribe en la misma línea de la publicación, el pasado viernes, por el periódico Nezavisimaya Gazeta, también propiedad del controvertido personaje, del "Memorando número 14", cuya parte medular se conoce también como "Plan 17 de enero".

Dicho documento apócrifo atribuye a Patria-Toda Rusia, la alianza de Evgueni Primakov y Yuri Luzhkov, un pacto secreto con el Partido Comunista para someter a un voto de censura al gobierno de Putin, dada la previsible mayoría que tendrán en la nueva Duma, y describe escenarios catastrofistas para la élite gobernante.

Serguei Mndoyants, coordinador general adjunto la campaña de Patria-Toda Rusia, afirmó hoy que el anónimo documento fue elaborado por "un conocido consultor" de la Oficina de la Presidencia.

Por los datos que aporta, aunque no lo menciona por su nombre, Mndoyants hace el retrato hablado de Gleb Pavlovski, director de la Fundación para una Política Efectiva, que es una de las consultorías preferidas del Kremlin.

"No tendría sentido perder el tiempo en desmentidos, si no fuera por un hecho de gravedad. En vísperas de las legislativas, y en el contexto de la repentina enfermedad de Boris Yeltsin, dentro de la Oficina de la Presidencia y de la familia se está desplegando una lucha abierta por privatizar al primer ministro e incluso por el propio mecanismo para llevarlo a la presidencia", considera Mndoyants.

Explica, en alusión a la entrevista de Berezovsky y a declaraciones similares de Anatoli Chubais, cabeza de otro grupo oligárquico, que la carrera por ser el primero en dar apoyo público a Putin es "signo inequívoco del nuevo drama en palacio".

Entretanto, pocos creen en Moscú la versión oficial de que Yeltsin padece una simple "infección viral con bronquitis aguda".

Por supuesto, a falta de información convincente sobre la nueva desaparición del escenario político del presidente, los medios dan rienda suelta a su imaginación y se siguen ofreciendo versiones a cuál más descabellada, para todos los gustos: hay quien habla de golpe de Estado militar, algunos mencionan un derrame cerebral, otros manejan un encierro bajo vigilancia ordenado por Putin y unos más opinan que se trata de un retiro "voluntario" de Yeltsin.

No faltó el extremo, de que la enfermedad de Yeltsin fue utilizada por una agencia noticiosa para que el mundo se enterara de su existencia, al lanzar al ciberespacio la versión de la "muerte clínica" del presidente ruso, que retomó el servicio mundial de la BBC de Londres la madrugada del viernes.

Esta "primicia" fue proporcionada por Kavkaz-Centr, la agencia de Movladi Udugov, el estratega de medios del gobierno de Chechenia, que opera aparentemente desde un sótano en territorio de la república caucásica de Georgia.

Entre todas las versiones, adquiere cada vez más verosimilitud la que sostiene que Yeltsin, cuyas defensas inmunológicas están de por sí afectadas desde su operación de corazón abierto en noviembre de 1996, sufre las consecuencias del intenso tratamiento hormonal y con otro tipo de estimulantes a que fue sometido antes de la cumbre de Estambul.

Lo cierto es que el propio Kremlin contribuye a que no se crea su versión oficial. Al insistir en que Yeltsin no tiene nada grave y se recupera "satisfactoriamente", muchos se preguntan aquí por qué el presidente de Rusia no ha sido capaz de ofrecer, hasta ahora, una disculpa telefónica al presidente de Belorrusia, a quien dejó literalmente plantado el pasado viernes.