MAR DE HISTORIAS
La prueba del embarazo
* Cristina Pacheco *
--Tu nombre por favor --dice la doctora Dávila.
--Olga Ibáñez de Martino.
La doctora no parece haberla escuchado. Sigue revisando los papeles que atestan su escritorio. Al fin los aparta con un movimiento brusco y lanza una mirada fría a su paciente:
--ƑTe han hecho otros exámenes médicos?
--Ultimamente, no. ƑPara qué? Me siento muy bien.
--ƑHijos? --la doctora hace una primera anotación en su block.
--Dos --hay un rápido intercambio de miradas. Olga agrega precipitadamenteų: Ya están grandes. Efraín tiene once años y Mirna va para los dieciséis. Son edades muy difíciles pero, gracias a Dios, mi suegra está viviendo con nosotros. Podrá vigilarlos cuando yo esté trabajando.
--ƑCuántos años tienes?
--Cumpliré treinta y tres, si Dios me presta vida, el 24 de diciembre --Olga trata de hablar, ser jovial--: Mi mamá siempre me dice que le eché a perder una Navidad.
Olga espera el tipo de bromas que escucha siempre que relata ese primer capítulo de su vida. En cambio, escucha una advertencia:
--No sé si ya te informaron que para trabajar aquí es necesario cubrir tres requisitos: experiencia, dos cartas de recomendación y...
--El lunes le entregué todos mis papeles al señor Frías y dijo que estaba bien--. Olga toma la bolsa que dejó junto a la silla--: Traigo las copias. ƑQuiere verlas?
--No las necesito para hacerle el examen médico --la doctora señala el biombo que separa el consultorio de la oficina: Pasa por favor.
--ƑPara qué? --pregunta Olga con el rostro encendido--. Ya le dije que estoy bien.
--Se te ve muy sana, pero de todas formas tengo que hacerle la prueba de no embarazo antes de que firmes el contrato. ƑSucede algo?
--Es que yo no sabía que se hicieran este tipo de exámenes --Olga se esfuerza por sonreír--: Llevo cinco años sin trabajar y en aquel entonces no se acostumbraban, al menos en los laboratorios donde estuve.
--Pues qué raro, porque desde hace mucho se pide el examen. --La doctora se levanta del escritorio y se dirige al área que sirve de consultorio--: Deja tus cosas. Ven para acá.
Olga duda antes de obedecer. Al entrar en el consultorio ve, sobre el archivero, el retrato de una niña sonriente.
--šQué linda! ƑEs su hijita?
--Mi sobrina --responde cortante la doctora. --Quítate toda la ropa y ponte la bata que está allá.
Olga se vuelve de espaldas a la doctora, se quita el saco y lucha con el cierre de su falda.
--Se me trabó. Creo que no voy a poder bajarlo, a no ser que lo rompa y francamente no quiero--. Sonríe y adopta un gesto de familiaridad: --ƑSabe cuánto me cobró el sastre por cambiármelo? Veinte pesos, y mire lo que me puso: una mugre que ni sube ni baja.
--Tal vez engordaste y por eso la falda te queda tan atacada. ųLa doctora observa que los movimientos de Olga se vuelven más nerviosos--: ƑSubiste?
--A lo mejor. Con el frío come uno más --tira del cierre con un movimiento que pretende ser enérgico. --No funciona. Si quiere, el lunes, después de que firme el contrato, paso a que me ausculte.
--No, tiene que ser a más tardar mañana.
--ƑY eso? Por uno o dos días que nos atrasemos no creo que sea problema. ųOlga no puede resistir la mirada de la doctora y su semblante se descompone--: Por favor, por lo que más quiera, hágame el examen el martes.
La doctora advierte cómo se humedecen los ojos de Olga.
--Estás embarazada, Ƒverdad?
--Pero muy poquito--. Olga se pone apresuradamente el saco y corre tras la doctora que camina hacia su escritorio. ųTengo apenas dos meses, pero nunca se me nota, ni siquiera cuando me voy a aliviar. Por favor no diga nada. Se lo suplico. Le juro que no les causaré ningún problema. Si quiere, le firmó un papel diciendo que no faltaré, ni pediré que me paguen el hospital.
--A mí no tienes que explicarme nada, es cosa de los dueños.
--ƑCree que ellos...? --Olga contiene la respiración.
--Francamente no --la doctora adopta un tono despectivo--: ƑPiensas que les va a convenir pagarte tus cuarenta días después de que casi acabas de entrar? No. Ellos lo único que quieren son ganancias.
Olga se aferra al brazo de la doctora--: Pero si no voy a provocarles ningún gasto.
--Eso dices ahorita--. La doctora se refugia tras su escritorio y se pone a escribir. Olga la interrumpe:
--Lo juro --besa la señal de la cruz formada con sus dedos--: Mire: me conformo con poder trabajar hasta mayo. Entonces termina mi niña sus estudios de programadora en computación. Si no consigo el trabajo ella tendrá que dejar la escuela. No quiero porque puede sucederle lo mismo que a mi sobrina Luisa. La chamaca se fue a Tijuana, dizque con un puesto muy bueno en una agencia de modelos, y es hora en que no sabemos de ella. ƑSe imagina?
La doctora se muerde los labios y desvía la mirada:
--ƑTu esposo no trabaja?
--No. Después del accidente su patrón lo despidió sin darle un centavo. Y eso que le manejó su coche más de veinte años.
--Que busque otra cosa. ƑQué edad tiene él?
--Treinta y siete, aunque parece más grande por la cicatriz. --Olga recorre con el índice su mejilla--: le quedó muy grande y le descompuso mucho la cara. De milagro no perdió el ojo. Felipe dice que hubiera sido mejor porque así daría lástima y no miedo. El pobre tiene que cargar hasta con que lo vean feo. Ya sabe cómo es la gente: encuentra a alguien con la cara marcada y piensa que es ladrón o asesino.
La doctora guarda silencio un minuto y luego pregunta en voz muy baja:
--ƑTu marido sabe que estás embarazada?
--Ahora sí. --El rostro de Olga se ilumina de emoción--: Cuando vemos la tele y sale el anuncio de los bebés a los que les buscan la torta bajo el brazo, mi viejo hasta quiere llorar porque se le figura que ya es nuestro niño.
--Pero otro hijo en estas condiciones... --La doctora se lleva la mano a la frente: --Si le cuentas a tu esposo que no conseguiste el trabajo porque estás embarazada, Ƒcrees que te aconsejaría abortar?
--Ay, no, eso sí no.
--ƑTú no lo has pensado?
--La verdá, sí. Cuando me di cuenta fui a ver a un primo mío que es doctor. Le expliqué nuestra situación y se ofreció a operarme gratis. Iba a ser un lunes, me acuerdo bien. Pero el domingo a medianoche Felipe se despertó llorando. "ƑQué tienes?" Me contestó: "Voy a suicidarme. ƑQué caso tiene seguir viviendo así? No consigo trabajo, no soy capaz de mantener a mi familia y a ti ya no te sirvo para nada. Quiero morirme".
Olga inclina la cabeza. --Entonces hice lo único que se me ocurrió: agarré la mano de Felipe, la puse en mi vientre y le dije: "De algo servirás cuando acabas de hacerme un hijo".
--Qué difícil.
--Pues sí, pero si ahora le quito la ilusión a Felipe sería como matarlo--. Olga se levanta, toma su bolsa llena de copias fotostáticas y se dirige a la puerta. Antes de abrirla escucha la voz de la doctora:
--Espérate a que te dé el certificado. Acuérdate que debes presentarlo para firmar tu contrato.