PAGINA 9 Ť Lourdes Galaz
6.5 billones de razones
* La Ronda del Milenio, gran prueba para el capitalismo mundial * 200 corporativos, dueños del planeta * Ocho empresas controlan las telecomunicaciones * En México, interés en la política del libre comercio
Hace unos días, un burócrata de altura y de nivel internacional decía que nadie podrá quejarse de que haya apatía ante la Ronda del Milenio. Y es que ante la falta de un conflicto mundial entre ismos (capitalismo, socialismo, liberalismo, catolicismo), "los que siempre encuentran una razón para protestar ahora han escogido centrar su ira en la mundialización". Este burócrata de altura es Mike Moore, el nuevo director de la OMC (Organización Mundial de Comercio) y responsable operativo de que la reunión ministerial de Seattle (comienza el 30 de noviembre) tenga algunos buenos resultados para los países líderes del libre mercado de este fin de milenio. Dice Moore que el encuentro será una "gran prueba para el capitalismo mundial". Y cómo no, si en la semana que hoy se inicia llegarán a la bella ciudad del noroeste estadunidense los ejércitos de bien financiadas y muy organizadas agrupaciones sociales (las famosísimas ONG) para protestar, denunciar y enfrentarse con los representantes de los 135 países miembros de la OMC y las grandes corporaciones que se han fortalecido en los últimos cinco años, desde aquella famosa Ronda de Uruguay que concluyó en 1994 con la creación de la OMC, sí la que tanto impulsó en el Tercer Mundo y quiso dirigir desde sus inicios, pero logró el consenso internacional, el ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari.
En Seattle, con un gran pastel de cumpleaños y el happy birthday que seguramente cantará Bill Clinton, se celebrará el quinto aniversario de la OMC, joven organización que tanto interés causa hasta en el comandante Fidel Castro, que esta semana "se enfrascó en el estudio de todos los materiales" de la reunión ministerial, según informó un vocero oficial, aunque no confirmó si el presidente cubano viajaría a Estados Unidos para el encuentro. Y es que todo el mundo arribará a Seattle, donde está previsto definir la agenda de un nuevo ciclo de negociaciones multilaterales, la Ronda del Milenio, la sexta desde que se instauró el sistema comercial vigente, en 1947. Para dar una idea de la importancia del encuentro, bastaría señalar que hoy el comercio mundial de bienes y servicios representa billones de dólares (š6.5 en 1998!, según datos de la OMC), y las grandes corporaciones que son las dueñas del planeta han fortalecido su poder en esos cinco años. Datos concentrados por el economista Jorge Calderón Salazar (senador por el PRD), indican que de las 100 economías más grandes del mundo, sólo 49 son de naciones y 59 son corporaciones globales (vrg.: Microsoft, de Bill Gates); el conjunto de las ventas de las 200 corporaciones más importantes del planeta es mucho mayor a un cuarto de la actividad económica mundial, lo que significa que las ventas de esos corporativos sobrepasan al valor de un conjunto de 182 economías de países pobres y en desarrollo. Otro dato: más de la mitad de las ventas de esas 200 corporaciones son en cinco sectores económicos, uno de ellos, el de las telecomunicaciones, es controlado por ocho firmas que han expandido sus ventas mundiales en los últimos cinco años, mientras 90 por ciento de la humanidad permanece sin teléfono. Vale contarle que hasta una tercera parte del comercio internacional (de esos 6.5 billones de dólares del año pasado) son simples transacciones intrafirma... Si dinero hay, lo que falta es una mejor distribución de los dólares, no obstante que cuando nació la OMC se aseguró que la liberalización comercial era un medio para la prosperidad y la riqueza mundial, así como para el bienestar de la población. Al paso de cinco años, la organización ha contribuido a una creciente inestabilidad de los mercados, a la concentración de la riqueza en unas cuantas naciones y en muy pocas personas, propiciando una mayor exclusión social y el fomento de sistemas no sustentables de producción y consumo.
La Ronda del Milenio tendría poco o nada que ofrecer a los atribulados mexicanos que esta semana vivieron la noticia de la conclusión de negociaciones para un acuerdo comercial de México con la Unión Europea, el cual, según dijo en vivo y en directo el presidente Zedillo, "diversificará mercados para los productos nacionales y ampliará los bienes y servicios a nuestro alcance". Gran algarabía oficial por el acuerdo con la UE, a seis años de que, con bombo y platillo, el ex presidente Salinas firmó con sus colegas de Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio para América del Norte. Aunque el tratado con la UE es importante, no es comparable con el TLCAN: el año pasado, el intercambio comercial con América del Norte alcanzó 181 mil millones de dólares, mientras que con los países de la UE llegó a 15.6 mil millones. Y es que nuestro principal socio comercial es el vecino país que, para suerte, se acaba de asociar en un acuerdo comercial con la nación más poblada y más barata ųpor su mano de obraų del mundo: la República China. También Canadá firmó ese tratado y, como se ve venir la Ronda del Milenio, hay quienes aseguran que el dúo Beijing-Washington dominará el comercio mundial por lo menos la primera mitad del siglo XXI.
El martes pasado, en Bruselas terminaron los preparativos de la reunión de Seattle. Burócratas de la OMC y embajadores ante el organismo no lograron ponerse de acuerdo en la agenda de discusión, mucho menos en el documento que deberán firmar los ministros. Lo mismo en Washington que en Japón y Bruselas, se teme que agrupaciones de sindicalistas y productores, con las famosísimas ONG convertidas en una poderosa fuerza, dominen el escenario donde Clinton exhibiría como un trofeo al final de su gobierno el acuerdo para la Ronda del Milenio, que llevará a un nuevo sistema de comercio mundial al servicio de la economía global. Si no hay agenda, los ministros de los 135 países de la OMC se concentrarán en los temas ya acordados hace cinco años: fin a las subvenciones del sector agrícola y a las barreras comerciales para servicios, desde financieros, salud, educación, hasta derechos laborales y apertura de mercados a los alimentos transgénicos. Todo es todo en la libertad... del mercado de la economía global. Y aquí pocos se enteran de la Ronda del Milenio, el interés está en la política. En la Cámara de Diputados ni siquiera votaron un punto de acuerdo para que Herminio Blanco, el secretario de Comercio, explique cómo la gira México en el encuentro ministerial; en el Senado, algo habrá de decirse cuando se conozca y avale el tratado con la UE; en los partidos, los candidatos presidenciales, gane quien gane, esperarán el legado del gobierno zedillista...
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