Ť Cualquiera puede triunfar en Uruguay: analistas


Preocupados, frenteamplistas y colorados por el empate técnico

Stella Calloni, enviada, Montevideo, 26 de noviembre Ť Un clima expectante remplaza aquí la fiebre electoral que dio brillo propio al pasado 31 de octubre, cuando la coalición de izquierda Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) triunfó en los comicios, lo que la convirtió en la mayor fuerza política nacional (40 por ciento), rompió el tradicional bipartidismo y provocó una verdadera revolución en el mapa político uruguayo.

Ahora la paridad que dan las encuestas a los dos contrincantes --EP-FA y una apresurada unidad entre los siempre enfrentados partidos Colorado y Nacional (Blanco)-- muestra dos fenómenos importantes.

Los primeros han aumentado su caudal en cinco puntos, mientras que la suma de colorados y blancos debía dar más de 53 por ciento, pero está en 45 o 46 puntos, lo que indica rebeldía en esas filas partidarias y que después del 28 de noviembre --gane quien gane-- habrá comenzado un nuevo tiempo en el país.

Lo que la mayoría de los uruguayos lamenta es que en los últimos tiempos la idílica imagen de campañas bastante limpias quedó herida por la manipulación política que los colorados en el poder hicieron con respecto a las propuestas del EP-FA en lo económico, falseando la realidad para poder crear temor en la población.

También muchos analistas estiman que esta actitud tomó por sorpresa al EP-FA que reaccionó tarde en la respuesta, y que aunque fue clara y contundente, llegó después del sorpresivo golpe del poder.

Hay preocupación en ambas partes. Nadie cree tener seguro el triunfo y entre seguidores frenteamplistas se advierte desazón porque sienten que tanto en el 94, como ahora, y a pesar de la reforma, no gana en Uruguay el candidato más votado.

Entre los colorados también hay síntomas de desazón, ya que deben ir unidos a los blancos, que de ser los grandes perdedores de la pasada jornada ahora arañan el poder. El Partido Nacional está también dividido y después de las elecciones habrá muchos "pases de facturas".

El frente a frente, que indica 45 por ciento para ambos, tiene varios elementos: por una parte hay entre 8 y 10 por ciento de indecisos, pero también hay miles de uruguayos que viven fuera del país, especialmente en Argentina, que acudirán a votar.

A pesar de que no acudieron a hacerlo el pasado 31 de octubre, en esta ocasión se calcula que entre 25 mil y 30 mil votantes llegarían desde Argentina, aunque ha habido campañas para impedirlo.

Estos hechos, como la golpiza que recibió una militante frentista en estas horas y que el Ministerio del Interior minimizó, así como tres acciones de intimidación contra locales frenteamplistas, pusieron cierto marco de tensión y un acento más dramático que en las anteriores elecciones.

Agustín Canzani, de la encuestadora Moris, una de las más importantes, sostuvo anoche que aunque las cifras dan un virtual empate técnico, también es cierto que los datos fueron anteriores a las últimas intervenciones del Frente Amplio, a la reacción y la ofensiva que retomó esta coalición.

Sostuvo que el perfil de los indecisos en Uruguay muestra que se trata de sectores que pueden ser identificados como más conservadores, y que si bien dudan podrían ser ubicados en los partidos más tradicionales y favorecer a los colorados.

Otro tema que surgirá después del evento electoral será el de la información. Hasta ahora existe lo que denominan un "abuso del poder comunicacional oficial", ya que el gobierno y sus asociados controlan todos los medios más importantes, especialmente en el terreno de la transmisión televisiva.

"Las malas artes y hasta la calumnia en la recta final de la campaña por el balotaje superaron los pronósticos más pesimistas. Los grandes medios de comunicación, particularmente la televisión, se alinearon impúdicamente con la candidatura de Jorge Batlle", señala Jorge Barreiro, en un largo análisis en la revista Brecha.

El periódico La República informó hoy que el canal de televisión 12 impidió emitir ayer cinco spots del EP que respondían a avisos agresivos del oficialismo aduciendo que hacían referencia a Batlle y el ex presidente blanco Luis Alberto Lacalle, pero en cambio sí difundió los de estos últimos donde se referían y utilizaban negativamente a dirigentes frenteamplistas.

Así las cosas, la pelea cuerpo a cuerpo dejó salir mucho de lo que estaba oculto. Lo mismo sucedió con la reforma que obligó a cada partido a elegir un candidato.

Aunque se discute el tema, aún es notable que la reforma que acabó con la antigua ley de lemas obligó a los partidos a ir a elecciones internas y elegir un candidato único, lo que significó un paso adelante en la legislación electoral uruguaya.