Ť La integración, el único camino en AL, afirma


El EP-FA ya ganó; provocó el mayor cambio político: Seregni

Ť La izquierda uruguaya, cada día más poderosa, dice el dirigente

Stella Calloni, enviada, Montevideo, 26 de noviembre Ť Con su eterna y amable sonrisa, el general Líber Seregni, líder histórico y fundador del Frente Amplio, no duda en afirmar que el Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA) ya ha ganado el pasado 31 de octubre, produciendo "el mayor cambio político que se haya dado en Uruguay al finalizar el siglo".

Fundador del FA en 1971, el general Seregni se convirtió en una de las figuras más importantes de la región, pasando más de una década como prisionero de la dictadura militar (1973-1984), que cambió durante largo tiempo la fisonomía de este país de algo menos de 3 millones y medio de habitantes, pero con una larga tradición democrática, aunque rodeado por dictaduras.

"Culminan para nosotros casi 30 años de tarea, y hemos llegado a este lugar en un marco que nos es favorable y donde se producen importantes cambios en el mundo, un tiempo difícil. En 1971 veíamos toda posibilidad de triunfo o de llegar a ser la mayor fuerza política de nuestro país como algo muy lejano. Ahora estamos aquí. El gran momento histórico fue el pasado 31 de octubre donde se produjo una gran revolución, un cambio asombroso en el mapa político local", dijo en entrevista.

Como si el tiempo no hubiera pasado físicamente para él, Seregni reivindica cada paso dado, dentro de las enormes dificultades que su partido vivió y que incluyeron un largo periodo de exclusión y de persecución implacables.

Agregó que "estoy orgulloso de que hayamos transitado entre tantas dificultades, de aquellos 12 años de persecución y exclusión para después ver cómo ni la muerte ni la tragedia nos habían vencido. Renacimos en 1984, en 1985. Es un raro ejemplo en el mundo. Estábamos tan enraizados en la gente que no pudieron desaparecernos. Si uno gráfica esto podemos recordar que el 71 éramos 18 por ciento y ahora hemos llegado a 40 después de todo lo sucedido, y en Montevideo tenemos entre 51 y 52 por ciento. Es algo digno de señalar en estos tiempos".

--Hubo momentos más allá del periodo de exclusión y la dictadura en que los debates internos del FA e incluso su alejamiento y renuncia como presidente del partido hicieron pensar en una crisis severa. ƑCómo se superó esto?

--Porque muchos analistas trasladan automáticamente las situaciones. Nosotros teníamos y tenemos un proyecto, un programa, y cuando damos un paso todos estamos detrás de ese proyecto o programa. Desde el primer momento mi preocupación fue pensar en el recambio generacional que vendría inevitablemente. Desde que en 1984 recuperé la libertad esa fue mi gran preocupación. Y algo más que nunca perdí de vista es que los dirigentes son tales siempre que mantengan contacto real con la gente, con las bases. Son las bases las que exigen a los dirigentes y encausan sus posibles apetencias de poder. Y en eso hemos sido muy claros y nadie se aferra a cargos, lugares. Damos un buen ejemplo.

Caminos y golpes bajos

--ƑQué piensa de esta campaña que tomó caminos muy bajos o de golpes bajos que de alguna manera se piensa han deslucido esa imagen de la democracia uruguaya?

--Yo siempre he creído que la lucha política no se trata de una competencia sino de una lucha de ideas, y no de fuerza. Sin embargo todo esto que ha pasado creo que no alcanza para perturbar la democracia o el sentido de la misma que tenemos. Todos sabemos que nada de esto se termina el 28 de noviembre, gane quien gane. Se necesitan acuerdos entre gobierno y oposición, sean quienes sean ambos. Necesitamos un proyecto de país para el futuro. Hemos avanzado mucho.

"Yo sostengo que esta reforma electoral fue muy importante para permitir un cambio en los partidos tradicionales que antes pasaban el rastrillo y arrastraban a dirigentes de derecha, izquierda y centro con la ley de lemas. Ahora debieron tomar decisiones y nada fue lo mismo. Abril, mes de las internas, hizo a cada partido exponerse. Así la reforma abre un nuevo escenario en el futuro bipartidista de blancos y colorados. Ahora se anuncia otro panorama, un nuevo bipartidismo, otro juego de fuerzas y otro juego político de cambio".

--Ganen o pierdan ustedes, Ƒqué es lo que se ve hacia el futuro en Uruguay?

--Creo que como nosotros todos deben tener plena conciencia de las limitaciones que existen, el marco exógeno no es el mejor. No me gusta hablar de globalización, digo en este mundo globalizado, con una revolución científico-técnica de estas características donde se prioriza a los grandes, a los poderosos, los países pequeños como nosotros sólo tenemos un camino que es la integración y en este sentido un camino de interés propio y regional. En otros aspectos creo que hemos mostrado cómo se gobierna con austeridad, sin demagogia. Como se ha hecho en la ciudad de Montevideo. Es ejemplar.

"Nadie cree y si lo dice sabe que no es cierto, que se puede cambiar todo en un sólo periodo ni que en ese periodo puedan consolidarse cambios tan importantes. Debemos saber que vamos a subir la escalera peldaño por peldaño. Y es no respetar a la gente decirles algo distinto, porque el pueblo uruguayo no necesita engaños. Es un pueblo digno de respeto.

"En el gobierno de la ciudad de Montevideo demostramos que la izquierda en el poder no iba a producir una hecatombe, cómo quisieron asustar en un principio. Diez años de gobierno y tenemos 65 por ciento de la aprobación popular. Y lo hemos hecho sin ceder a la demagogia, al clientelismo y a la corrupción. Lamentablemente hemos perdido mucho en América, aquella herencia de los primeros tiempos, que eran los cabildos donde los vecinos gobernaban y se expresaban, y yo creo que debemos reconquistar esto contra el centralismo y las cúpulas. Nada más sano que una democracia verdadera, por eso me siento orgulloso de mi país, de esta población que demanda cambios y lo hace con esta decisión, y avanza gradualmente sin pausa".