Ť Persisten desigualdades, reconoce el DIF
En extrema vulnerabilidad, miles de menores mexicanos
Ť Indígenas y migrantes, grupos en circunstancias difíciles
A diez años del establecimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño, miles de niños y adolescentes mexicanos viven en situación de extrema vulnerabilidad, pobreza crónica, discriminación y marginación, según información del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
El organismo reconoce que "a pesar de los logros en salud, educación, vivienda, agua potable y saneamiento básico, no todos los niños han sido beneficiados de igual manera, (porque) persisten desigualdades y contrastes que afectan a la infancia como a ningún otro sector".
Identifica a "los niños y niñas del campo y de la ciudad incorporados desde temprana edad al trabajo para apoyar a sus familias; a los pequeños indígenas que por su marginación no tienen acceso a los mínimos de bienestar y a los menores migrantes, que en busca de sustento cruzan la frontera", como grupos "en circunstancias especialmente difíciles que constituyen una de las expresiones más graves y complejas de la desintegración familiar".
De acuerdo con los registros estadísticos del DIF, casi la sexta parte de los nacimientos que ocurren al año en territorio nacional corresponde a hijos de jóvenes de menos de 20 años; 30 mil menores conacionales que cruzan anualmente la frontera con Estados Unidos son repatriados solos, mientras que en las cien principales ciudades del país laboran y viven en la calle más de 114 mil menores de 17 años y 140 mil tan sólo en el Distrito Federal.
Además, arriba de un millón de menores de entre 7 y 14 años "realizan anualmente jornadas agrícolas en condiciones adversas" y se han contado hasta 17 mil denuncias por maltrato infantil a nivel nacional por año.
Madres adolescentes
A pesar de que en los últimos años se ha reportado un drástico descenso en el número de hijos por mujer, al pasar de 6.6 en 1970 a 2.9 en este sexenio, "la edad media nacional del primer embarazo en la población femenina es de 19 años" y sólo 36 por ciento de entre los 15 y 19 años utilizan algún método anticonceptivo, alerta el DIF.
De esta manera de los 2 millones 800 mil nacimientos que ocurren por año en el país, 454 mil corresponden a mujeres menores de 20 años, muchos de ellos no deseados y con alto riesgo de mortalidad tanto para la madre como para el producto.
El DIF atiende asistencialmente apenas al 0.69 por ciento del total de las madres adolescentes, es decir a 3 mil 167 mujeres ubicadas en 167 municipios de 24 estados del país, mientras que a nivel preventivo abarca a una población de 38 mil 195 adolescentes en edad escolar.
El problema cobra mayor importancia puesto que actualmente los adolescentes son la cuarta parte de la población total de México, es decir, más de 21 millones.
La dependencia advierte que el embarazo en adolescentes "incide en la reproducción de la pobreza y la marginación" porque la falta de preparación sicológica y social de las madres ocasiona a menudo que "sus hijos sean abandonados, maltratados, sujetos de abuso y presenten bajo rendimiento escolar".
Menores migrantes
Otro grupo importante de menores en estado de vulnerabilidad es el de los migrantes repatriados. Basado en datos del Consejo Nacional de la Población y de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el DIF asegura que en promedio 30 mil menores solos que cruzan de manera ilegal la frontera con Estados Unidos son repatriados cada año.
La mayoría de quienes son devueltos a territorio nacional por la Patrulla Fronteriza tienen entre 16 y 17 años, y la mitad se aventuraron a ingresar solos a territorio estadunidense "para trabajar en actividades informales a fin de ayudar a sus familias o bien para reunirse con ellas".
La institución identifica dos subgrupos entre los niños migrantes: aquellos que viven en las ciudades de la frontera norte y los "foráneos", es decir, los que provienen de otras entidades del país, pero cuyo objetivo común es internarse en el vecino país. En su mayoría viven en condiciones de extrema pobreza y con escasas posibilidades de salud, educación y cultura.
Cuando fracasan en su intento de cruzar la frontera o son repatriados a México, se quedan a radicar en las ciudades fronterizas en busca de sustento o para intentar nuevamente llegar a EU, por lo que entre ellos predominan situaciones de riesgo como "tráfico de menores, adicciones, propensión a incurrir en actos delictivos y constante violación de sus derechos".
El DIF, en colaboración con diversas instancias del gobierno federal, ha instalado 19 albergues en la frontera norte para los menores repatriados. El año pasado atendió a 7 mil 306 niños en tal condición, lo que representa la cuarta parte del total.
Asimismo, en un estudio que el DIF elaboró en coordinación con el Unicef, encontró que en un centenar de ciudades del país 114 mil 497 menores de 17 años "usan las calles y espacios públicos como lugares de trabajo y vivienda".
Estima que el número de niños trabajadores en el Distrito Federal ascendería a 140 mil. El DIF atiende a 59 mil 719 en todo el territorio nacional.
Reconoce que "en una buena parte, el trabajo infantil se presenta como un fenómeno oculto o disfrazado, lo cual ha dificultado la cuantificación apropiada y el conocimiento más detallado de sus características y por lo tanto el diseño de políticas más idóneas para atender el fenómeno en toda su dimensión y complejidad".
Por lo pronto, los datos obtenidos por el DIF indican que 45 por ciento de los menores trabajadores --que en su mayoría tienen entre 6 y 17 años, y de éstos casi la tercera parte son niñas-- se concentran en 14 ciudades caracterizadas por ser centros turísticos, industriales y comerciales.
El 24 por ciento se dedica a la producción y venta de artículos diversos, un porcentaje similar es "subcontratado" en el sector formal de la economía y la quinta parte presta servicios personales o de plano se dedica a la mendicidad.
De todo este universo de niños que trabajan la mitad lo hace en plazas, parques, jardines, mercados, centrales de abasto, panteones, terminales de camiones y basureros, la cuarta parte en cruceros y avenidas, mientras que el restante 25 por ciento labora como cerillos en centros comerciales.
El DIF encontró que la mayor parte de estos infantes viven con su familia, aportan ingresos para el mantenimiento de la misma e incluso dos de cada tres de los niños encuestados estudia, lo que implica que tienen una jornada diaria de alrededor de 12 horas, desgaste que incide, asienta la dependencia, en que sólo la mitad son alumnos regulares, es decir que su edad corresponde al grado escolar que cursan. (Susana González G.)