* Tropas federales rusas toman Samachki luego de intensos bombardeos
Diálogo en Chechenia, sólo hasta aniquilar a "terroristas": Putin
* Una mediación de la OSCE para solucionar el conflicto "no tiene sentido", señala Boris Yeltsin
Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 20 de noviembre * Los intensos bombardeos de este sábado en Chechenia, como los de ayer, no dejan la menor duda de que la ofensiva del ejército ruso continuará, no obstante las presiones internacionales, el tiempo que el Kremlin estime necesario.
El presidente Boris Yeltsin acudió a la cumbre de los países miembros de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que el pasado viernes concluyó en Estambul, consciente de que la actuación de Rusia sería sometida a una dura crítica de los jefes de Estado o gobierno asistentes.
No cabía esperar que el hecho de que 50 naciones votaran en favor del cese de hostilidades, contra cuatro votos en apoyo a Moscú, de los que tres fueron emitidos por repúblicas ex soviéticas, pudiera detener la campaña militar en Chechenia, o imponer una mediación internacional y propiciar el inicio de negociaciones para un arreglo político, pese a que Estados Unidos, Alemania y Francia intentaron aplicar en el Cáucaso el llamado "derecho de injerencia humanitaria".
El primer ministro ruso, Vladimir Putin, aseguró este sábado que no se interrumpirán los ataques rusos contra Chechenia y afirmó que no habrá mediación en el conflicto: "Llevamos a cabo una operación antiterrorista en Chechenia. Nuestro adversario es el terrorismo internacional Ƒes posible imaginar que se puedan realizar negociaciones políticas con ellos?". Agregó que un diálogo se establecerá sólo en el momento que hayan sido aniquilados todos los "terroristas" wahabitas.
A su vez, Yeltsin aseveró también que una mediación de la OSCE para solucionar el conflicto en Chechenia no tiene sentido, aunque admitió: "En Estambul se franqueó un paso importante hacia la seguridad y la estabilidad del continente", pero aseveró que la mediación de la organización tendrá que esperar a que Moscú decida concluir las acciones armadas. Ivanov aclaró el viernes que "no hemos aceptado mediación alguna ni pensamos hacerlo".
Este sábado, las tropas federales rusas tomaron la localidad de Samachki, a dos kilómetros al oeste de Gronzy, luego de semanas de intensos bombardeos, admitieron autoridades chechenas. En el norte de la capital, las tropas rusas se encontraban también a sólo dos kilómetros del aeropuerto de Grozny.
Autoridades chechenas informaron haber enviado refuerzos a la ciudad de Urus Martan, que lleva varios días bajo el asedio de bombardeos. Esta localidad, que se encuentra cerca de Gudermes, ciudad que fue tomada hace 10 días por los rusos, es refugio de rebeldes wahabitas, según Moscú. También se encuentran bajo poder ruso las ciudades de Djalka, Argun, Kurtchaloi, Novi Chajoi et Atchjoi Martan y Bamut, esta última, símbolo de la resistencia chechena contra Moscú en la guerra que concluyó en 1996.
"Rusia no es Serbia
ni Yeltsin es Milosevic"
Aunque fue el eje implícito del discurso de Yeltsin ante sus contrapartes, la frase entrecomillada de la declaración final de la cumbre pertenece al responsable de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, Javier Solana, en declaraciones a Radio Exterior de España justo al terminar la reunión de Estambul.
Al evaluar los resultados de esta cumbre, Solana explicó que "no se puede hacer un paralelismo entre un conflicto y otro (Kosovo y Chechenia), "porque la situación es distinta".
Se sobrentiende que la diferencia la marca un arsenal nuclear que no admite cuestionamientos. Pero no sólo eso. Difícilmente los líderes de los países de la OSCE podían esperar que su encendida defensa de los derechos humanos y de la democracia haría posible forzar a Rusia a comprometerse con un calendario para la retirada de sus tropas de Chechenia, cuando ninguno de ellos se atrevió a pronunciar ni una sola palabra de condena a la represión de los kurdos en Turquía o a la ocupación turca de la mitad de Chipre.
Aparte de esa escandalosa deferencia al anfitrión, ninguno de los líderes occidentales cuestionó la vigencia del "derecho de injerencia humanitaria" y, por eso, nadie quiso darse por enterado del reciente informe negativo de la ONU sobre la situación en Kosovo, que admite que las tropas de la OTAN no están en condiciones de restablecer el orden ni de proteger a los serbios, sin hablar ya de los gitanos.
Con esos puntos vulnerables en la retórica de sus oponentes, Yeltsin asumió el tono duro que la ocasión requería y se permitió el desplante de abandonar la cumbre un día antes de su clausura, lo que en realidad estaba previsto, y no se debió a ningún malestar por las más que previsibles críticas.
En Rusia causó el efecto que buscaba. Yeltsin, al hacer uso de la palabra en Estambul, tenía en mente sólo al auditorio ruso, que apoya sin reservas la actuación de su ejército en Chechenia.
La batalla de las comas
Los rusos están convencidos de que ganaron la batalla de las comas, como se llama en el argot diplomático a la decisiva revisión final de los documentos, que muchas veces desbloquea su firma ante un inevitable estira y afloja en busca de concesiones de la contraparte.
Estambul no fue la excepción. Los ajustes de último momento a la Declaración Final evitaron el fracaso de la cumbre y permitieron también la suscripción de la Carta para la Seguridad en Europa y la nueva versión del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa, que modifica parcialmente el texto original de 1990.
La clave está en el párrafo 23 de la Declaración Final, el único dedicado a Chechenia. Para Rusia es fundamental que la OSCE "en relación con los recientes sucesos en el cáucaso del norte, reafirma con vigor el pleno reconocimiento de la integridad territorial de la Federación Rusa y la condena del terrorismo en todas sus formas".
No compromete a mucho: "a la luz de la situación en la región es importante aliviar las dificultades de la población civil, incluso creando las condiciones para que las organizaciones internacionales suministren ayuda humanitaria".
Tampoco que Rusia y la OSCE "estamos de acuerdo en que una solución política es esencial, y que la asistencia de la OSCE contribuiría a lograr ese objetivo, agradecemos la disposición de la OSCE para coadyuvar a la restauración del diálogo político... y el acuerdo de la Federación Rusa para la visita del presidente en turno (de la OSCE, el noruego Knut Vollebaek) a la región".
En la Declaración Final la referencia a Chechenia es mínima y, en realidad, no vinculante. Cuestiones de fondo como "la violación de los derechos humanos no puede ser considerada un asunto interno", fueron eliminadas ante la oposición de Rusia.
En ningún momento se exige detener las acciones bélicas o iniciar de inmediato negociaciones de paz. La visita de Vollebaek a la región, según explicó Ivanov, se llevará a cabo cuando Rusia considere que puede otorgarle garantías de seguridad personal. Es cierto que Rusia nunca ha negado que la guerra de Chechenia tendrá una solución política, pero únicamente en los tiempos y con los interlocutores que ella decida, sin injerencia foránea.