VENTANAS Ť Eduardo Galeano
La mar
En una terraza de la ribera, echado al sol, Rafael Alberti estaba mirando la mar. Tocándola con los ojos, respirándola: el vuelo sin ningún apuro de las gaviotas y los veleros, la espuma luminosa, el viento azul. Y de pronto se estremeció, como si fuera la primera vez, y sintió el asombro de estar, de seguir estando. Se volvió hacia Marcos Ana, que callaba a su lado, y apretándole el brazo dijo, como si nunca lo hubiera sabido, como si recién lo descubriera:
ųQué corta es la vida.
Unos días después, Alberti murió, de cara a la mar, en esta bahía de Cádiz donde noventa y seis años antes había nacido.