* Intercambio verbal en la toma de posesión
Comisión resolutiva, exigió el CGH al rector De la Fuente
* Reitero mi invitación al diálogo, respondió el funcionario
Roberto Garduño * Transcurrían más de cinco horas desde que se concretó, el viernes pasado, la toma de posesión de Juan Ramón de la Fuente. La plaza Manuel Tolsá se había despejado de invitados a la ceremonia, de estudiantes huelguistas que acudieron para demandar solución, y de curiosos. Eran las 15:40 y el rector de la UNAM salió para abordar su vehículo, pero fue despedido con un coro que entonaban alrededor de 30 integrantes del CGH: "šdiálogo, diálogo, diálogo!" Antes de abordar la camioneta, se dirigió a los alumnos en un primero y breve contacto verbal.
"Les reitero la invitación de la mañana al diálogo, estoy en la mejor disposición para regresar la vida académica a la universidad. Es una invitación, y se las reitero", les dijo De la Fuente.
Rodeado de sus colaboradores más cercanos, el rector, que se encontraba en la plaza que conforman el Museo Nacional de Arte y el Palacio de Minería, escuchó un coro que replicó su llamado: "nosotros le invitamos a formar la comisión resolutiva que vaya al (auditorio) Che Guevara. šDiálogo, diálogo! Huelga, huelga, cachún, cachún, ra, ra, cachún, cachún, ra, ra, huelga... universidad".
Juan Ramón de la Fuente sonrió, y abordó el vehículo que lo condujo a su casa, por el rumbo de San Jerónimo Lídice.
Demandas en plena ceremonia
Por la mañana, mientras decenas de invitados especiales a la toma de posesión llegaban al Palacio de Minería, lejos de ahí, en los rumbos de Ciudad Nezahualcóyotl, los estudiantes en huelga -que habían debatido a lo largo de la madrugada del viernes en el auditorio de la ENEP Aragón- salieron rumbo al centro de la ciudad, pues habían acordado presentarse a realizar un mitin en la plaza Tolsá en contra la "imposición" del nuevo rector y demandarle, como interlocutor, el inicio del diálogo resolutivo.
Pasaba de las 10:15 cuando llegó el primer contingente de estudiantes, que a pesar de la desvelada, gritaban diversas consignas, que acallaban los gritos y goyas de otro grupo pequeño de los llamados antihuelguistas:
"šAntiparista pagado, jamás será escuchado!" Y la respuesta de éstos: "Por el fin del conflicto, queremos clases".
No obstante, la concentración de los integrantes del CGH aumentaba, y el sonido de sus reclamaciones también. "Solución, solución, solución... diálogo, diálogo, diálogo".
Entre aquella manifestación, los tres integrantes de la comisión nombrada por Juan Ramón de la Fuente para atender a los estudiantes huelguistas, Alberto Pérez Blas, Enrique del Val y Roberto Sosaya, recibieron de manos de tres alumnos el documento elaborado por consenso en el pleno del Consejo General de Huelga, y en un brevísimo intercambio Pérez Blas anunció la disposición del rector para encontrar una solución, por vía del diálogo, al conflicto.
Aquel primer encuentro sucedió a un costado de la puerta principal del Palacio de Minería, por donde comenzaban a salir los invitados a la ceremonia. José Núñez Castañeda, el director de la ENEP Acatlán, fue el más rechazado por los estudiantes de esa escuela, quienes los acusan de mantener una campaña de intimidación contra los brigadistas que resguardan ese plantel. "Fascista, šfuera! Saca tus sucias manos de la UNAM!", le gritaban.
Teresa Uriarte, directora del Instituto de Investigaciones Estéticas, y esposa del candidato del PRI a la Presidencia, Francisco Labastida Ochoa, también fue despedida: "Labastida, culero... šFuera el PRI de la UNAM!"
Más tarde, a las 11:30, la ceremonia había terminado. La Universidad Nacional Autónoma de México tenía rector definitivo, pero los integrantes del Consejo General de Huelga seguían llegando, y gritando a favor de una solución. "Unidos en la huelga, no nos moverán. El que no crea que haga la prueba, šno nos moverán!"
Cuatro horas más tarde, mientras a la plaza Tolsá regresaba el cotidiano trajín, salió caminando De la Fuente... y lo que no sucedió en los últimos siete meses, el rector habló -muy poco- con un grupo de estudiantes huelguistas, que demandaban diálogo resolutivo.
* Notoria, la ausencia de Pablo González Casanova y Jorge Carpizo
Aplauso de despedida a Barnés, y luego se retiró solo
Karina Avilés * ƑY si le pidiera al tiempo que vuelva? ƑY si se pudiera regresar al 20 de abril, qué haría? Cabizbajo, Francisco Barnés de Castro responde: plantearía de nueva cuenta la modificación del Reglamento General de Pagos (RGP), aunque esta vez, de una manera diferente. Ya es demasiado tarde.
El primer patio del Palacio de Minería está lleno. Cada quien en su lugar. En el primer plano, el trío del poder: los ex rectores José Sarukhán, Octavio Rivero, Guillermo Soberón; los padres del nuevo rector, Ramón y Beatriz de la Fuente, su esposa Mónica Obregón y sus hijos Inés, Mariana y Alonso. Muy cerca, María Eugenia Regueiro de Barnés y su hija María Luisa. Se hace notoria la ausencia de don Pablo González Casanova y Jorge Carpizo.
Poco antes que se iniciara la ceremonia de investidura del rector De la Fuente, el reconocido investigador René Drucker comenta que la visión de universidad en esta nueva etapa debe ser la de la negociación.
En los corredores del majestuoso edificio, la gente espera de pie. En uno de los pasillos están algunos universitarios que no se pusieron listos para ganar lugar, y en otro de ellos aguardan los representantes de los medios, detrás de unas macetas con largas plantas que, además de tapar la mirada, impiden el paso y se convierten en barrera.
Rápido, una de las reporteras bautiza el lugar como el "jardín de la ignominia". En los cuatro costados del segundo nivel, los asistentes agachan la mirada hacia el primer cuadro de la escena.
En el templete, Xavier Cortés Rocha, Juan Ramón de la Fuente, el presidente en turno de la Junta de Gobierno, Héctor Fernández Valera, Francisco Barnés y el presidente del Patronato Universitario, Francisco Rojas Gutiérrez. Atrás de ellos, los 14 miembros restantes de la junta. Todos muy serios.
En punto de las 10 horas la ceremonia comienza. A los pocos minutos, Juan Ramón de la Fuente es de manera formal el nuevo rector. Ya con la venera en el pecho, le da un fuerte apretón de manos y un brazo a su antecesor. En ese momento, Barnés de Castro escucha un largo aplauso de agradecimiento, fuerte, caluroso. Minutos después, parece ya estar en el olvido.
Juan Ramón de la Fuente delínea su proyecto de universidad y da las primeras pautas de lo que él considera debe hacerse para solucionar el conflicto que está a 24 horas de cumplir siete meses. Porque esto sucede la mañana del viernes 19 de noviembre.
Todo ha terminado y la historia apenas empieza. Los ojos del ex rector Sarukhán siguen a Barnés, van con él por un largo recorrido de despedidas, no pierde el hilo ni la secuencia de los hechos. "Mira para un lado, pero piensa para otro", adivina uno de los invitados y adereza su observación con un comentario: "Así pasó hace unos días. Todos creyeron que su candidato era Bolívar Zapata, pero él pensaba en De la Fuente, en nadie más".
Y en el extremo izquierdo, el líder del STUNAM, Agustín Rodríguez, opina que la salida de Barnés no resolvió el conflicto y la llegada de uno nuevo tampoco lo resolverá. "Se requiere que ambas partes se reconozcan, se sienten a dialogar".
Esto se dice, en tanto que, en el lado opuesto, bajo una de las arcadas, se va formando una gran fila de miembros de las distintas corrientes y de los diferentes sectores de la comunidad que se preparan para saludar el regreso del ex secretario de Salud a la UNAM. De uno por uno, intercambian algún breve comentario: "Vamos a meterle con todo, duro y con calma", señala De la Fuente al repartir un abrazo a un colega. Casi puede decirse que se forma la mayoría de los asistentes porque una pequeña fracción, particularmente los de la primera fila, reciben sus respectivos abrazos desde antes.
"Me siento como en una boda felicitando al novio", dice alguien en la cola, mientras otros se preguntan si pueden abrazar al ex secretario de Estado y unos más se presentan: "Soy Héctor Hernández, director del Instituto de Biología".
Ya es tarde. Y la fila sigue. Cerca del tumulto, la esposa del candidato priísta a la Presidencia de la República Francisco Labastida, María Teresa Uriarte, y Mónica Obregón, esposa del nuevo rector, sostienen una charla.
-Los académicos universitarios no trabajamos por (tener) un trabajo. Trabajamos en la universidad porque ese es nuestro proyecto de vida -dice Uriarte.
-Pues sí -asiente Obregón.
-Y además, somos los únicos que permanecemos. Las autoridades cambian y los estudiantes entran y salen -enfatiza Uriarte.
-Lo sé. Tengo toda la confianza de que él puede -remarca Obregón, en referencia a su esposo.
A paso lento, Barnés de Castro toma por uno de los corredores. Va solo, pero unos metros atrás lo sigue uno de sus empleados. El ex rector rompe la cortina de sombras del umbral de la magna biblioteca del acervo histórico del Palacio de Minería.
Allí dentro, sobrias, elegantes, dos mujeres lo esperan. Una, María Eugenia Regueiro, su esposa, le echa los brazos al hombro; la otra, de gesto tranquilo, habla, gesticula, le dice cosas que le devuelven la sonrisa al rostro. Pasan cinco, siete minutos, Barnés y su esposa se encaminan a la puerta trasera. La otra mujer, María Teresa Uriarte, rehace el camino para integrarse al grupo de los demás invitados.
Más tarde, De la Fuente sale del Palacio de Minería y se encuentra con algunos alumnos paristas. La calle de Tacuba resulta el sitio donde autoridades y alumnos platican, se hablan por primera vez en siete meses.
Algunos de los directores miran con recelo la escena sin intervenir; otros, un tanto sorprendidos, asienten con la cabeza el desplante del rector, y los huelguistas miran a De la Fuente, lo escuchan incrédulos. Ya hay una cita para iniciar el diálogo.
La figura de Barnés de Castro ya no se mira por ningún lado. Se fue. Son las 13:50 del día 19 de noviembre, pero para la universidad, todo comienza.