Ť Con aplausos reciben los priístas al ex aspirante


Vine sólo a cumplir con mi última obligación: Campa

Raúl Llanos y Elia Baltazar Ť El aplauso rompió por unos instantes el corrillo de la jerarquía priísta. No era, sin embargo, Jesús Silva Herzog el que despertaba las palmas, sino Roberto Campa Cifrián, cuya presencia puso pausa al intercambio de saludos y abrazos que obliga la hermandad política.

"Vine sólo para cumplir mi última obligación y compromiso, bajo las reglas de la contienda interna de mi partido", diría Campa al concluir la toma de protesta de Silva Herzog como aspirante oficial del PRI al Gobierno del Distrito Federal.

Flanqueado por el ex delegado y ex secretario de Seguridad Pública, Enrique Jackson, Campa atravesó la puerta lateral del auditorio Plutarco Elías Calles, y apenas se detuvo para observar lo que pasaba, dispuesto como iba sólo a ocupar el lugar que su partido le había asignado.

Frente a él desfilaron priístas de cepa, que le ofrecieron una breve ceremonia de salutación. Jorge Schiaffino, Silvia Pinal, María Esther Gordillo, Tulio Hernández, Paloma Villaseñor, entre otros, ofrecían su abrazo, más parecido a la condolencia, al ex procurador federal del Consumidor.

Y pese a los pocos metros que los separaban, Oscar Levín Coppel, secretario general del PRI-DF, mantuvo su distancia con Campa, lo mismo que Silvestre Fernández y el líder de los pepenadores Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien tuvo que llegar tempranito, para ganar lugar ųcómo noų en la primera fila.

Afuera de la sede nacional ocuparon la acera billeteros de la Lotería que desahogaban toda su euforia militante sobre tambores que marcaban la entrada de los invitados a la fiesta de la legitimidad del voto.

Adentro, antorchistas, pepenadores y vendedores ambulantes llenaban las butacas superiores de un auditorio en el que no sólo se estrenaba candidato, sino imagen. El emblema tricolor del Partido Revolucionario Institucional, del "nuevo PRI", destacaba iluminado al centro de un escenario dispuesto para el discurso del "bueno".

La sonrisa que faltó en el rostro de Campa no dejó a Emilio Mújica Montoya, responsable del proceso electoral interno, que vio coronada su labor ayer, en un acto en el que no faltaron incidentes menores, como el agarrón entre dos mujeres que se disputaba su lugar en la historia.

De pronto, una voz anunció la llegada de la comitiva principal. "Bienvenidos al nuevo PRI", fue la frase que marcó la entrada del candidato, custodiado por los dirigentes nacional y local de su partido, José Antonio González Fernández y Manuel Aguilera Gómez, así como de la secretaria general Dulce María Sauri Riancho y del hombre de los 10 millones de votos, Francisco Labastida Ochoa.

Presente la mancuerna y cumplida la protesta, subió Jesús Silva Herzog al estrado. "Vamos Chucho", gritaban una y otra vez sus simpatizantes, mientras ondeban las banderas de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares y de Antorcha Popular.

Sobrevivente político de la crisis económica de 1982, protagonista del capítulo de la nacionalización de la banca, dos veces titular de la llamada supersecretaría de Hacienda ųcon López Portillo y con Miguel de la Madridų y compañero de gabinete de Francisco Labastida y Carlos Salinas de Gortari, el flamante candidato del PRI al Gobierno del DF advirtió: "Fuera del PRI las ambiciones desmedidas y las demagogias electorales".

Al final, la mano de Labastida tomó el puño de Silva Herzog para alzarlo en señal de triunfo.