Ť Fría acogida a los reyes, se quejan españoles
La disidencia, realidad virtual auspiciada por EU, acusa Cuba
Ť No se puede ser demócrata de tiempo parcial, se justifica Aznar
David Aponte y Rosa Elvira Vargas, enviados, La Habana, 16 de noviembre Ť Luego del cierre de la novena Cumbre Iberoamericana, en la cual la dividida oposición interna al régimen cubano captó la atención internacional, el presidente Fidel Castro se lanzó contra la disidencia, aquí calificada como "contrarrevolucionaria".
La disidencia "no existe en la realidad", dijo Castro, que la comparó con una "realidad virtual" propiciada y auspiciada por el gobierno de Estados Unidos. Las autoridades de ese país, principalmente la secretaria de Estado Madeleine Albright, intentaron boicotear la reunión de La Habana y demostrar de manera falsa que hay una gran oposición al gobierno de Cuba. Pero no hay tal, "es una industria de la disidencia", insistió el gobernante de 73 años.
En conferencia de prensa arremetió sin cortesías diplomáticas de por medio contra el presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán, por no asistir a la reunión de La Habana, y un Castro visiblemente molesto dijo que ese mandatario no vino a Cuba porque "se sometió" a los dictados de Washington y de la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana, organización con sede en Miami.
El gobernante hizo además una férrea defensa del sistema político cubano: "Aquí hay elecciones cada cinco años y los ciudadanos tienen el derecho a elegir y a exigir la rendición de cuentas. Los procesos electorales de Cuba son mil veces mejores y más honestos" que los de Estados Unidos.
Así, argumentó que las autoridades de la isla no van a celebrar elecciones cada vez que alguien de fuera "así lo quiere o lo pide", pues los cubanos tienen derecho a darse el sistema político que quieran y a salvaguardar su soberanía.
Cuando una reportera española le preguntó si le había molestado el encuentro del jefe del gobierno de España, José María Aznar, con representantes de los grupos opositores cubanos, Castro respondió que "no hay" disidencia en la isla, sino "una estrategia del gobierno de Estados Unidos y la desvergonzada actitud de la señora Albright" para tratar de sabotear la Cumbre Iberoamericana.
"Frente a esa cosa virtual" hay una sociedad que avanza, un país que se desarrolla" y "ustedes pueden preguntar en las calles", dijo con tono irritado.
"Toda la estrategia yanqui fue desviar la atención de los temas esenciales y vitales de la cumbre para que el mundo creyera que existe una gran disidencia, una enorme oposición, que sencillamente es virtual. Eso no existe en la realidad", afirmó.
"No me sentiré molesto jamás (con Aznar). No tengo por qué estar amargado. Pero los que nos juzgarán son nuestros ciudadanos", agregó en su conferencia de pren- sa, brindada en uno de los salones del Palacio de las Convenciones.
Por la mañana, y en contraste, el presidente de España sostuvo que los opositores al gobierno de Castro tienen el derecho a manifestarse como en cualquier país que se jacte de ser democrático.
Periodistas cubanos, que se dirigieron a él como "compañero presidente", lo cuestionaron por su encuentro con los líderes de la disidencia cubana, pero un irónico Aznar defendió ante los "compañeros periodistas" su postura.
"A todos los países a los que voy procuro tener todo tipo de contactos con distintas representaciones sociales de ese país y en el caso de Cuba es lo que hecho. Mi convicción es que no se puede ser demócrata de tiempo parcial. Lo soy en Madrid, en Barcelona, en Londres, en Buenos Aires y en La Habana. Y por lo tanto las aspiraciones democráticas, de libertad y de respeto a los derechos humanos, de los estados de derechos y de leyes justas, pues yo los defiendo en todas partes", puntualizó.
"Esa es mi convicción. Lo hago respetuosamente y lo seguiré haciendo en todas partes. He tenido una reunión con familiares de personas que, desgraciadamente, por expresar una disidencia están en prisión. Espero y deseo que pronto dejen la prisión. Y en segundo lugar, una reunión con representantes de grupos de la disidencia que son más o menos conocidos. Tener esas conversaciones me parece un ejercicio absolutamente de responsabilidad que yo he hecho con mucha responsabilidad y con sumo gusto", cerró el jefe del gobierno español.
En medio de esta arremetida diplomática española, también hubo lugar para que fuentes oficiales españolas que pidieron el anonimato se lamentaran por lo que consideraron "frialdad" con la que fueron recibidos los reyes de España durante su largo paseo de la víspera por la Habana vieja.
Apenas unas decenas de personas aplaudieron al monarca en su paseo, dijeron esas fuentes, quienes sin embargo reconocieron que existió una evidente voluntad de Castro de ofrecer gestos significativos a Juan Carlos y Sofía, como el recibirlos en el aeropuerto y obsequiarles un retrato inédito de los padres del rey.
Aznar también se refirió al tema de la visita del monarca, que se dio en el marco de la conferencia cumbre, al asegurar que "si se hubiesen dado las condiciones se habría hecho" una visita oficial de los reyes al último país latinoamericano que les quedaba por conocer.
El canciller cubano, Felipe Pérez Roque, respondería luego que los cubanos recibieron a sus majestades "con todo el cariño", pero que hubo que organizar medidas de protección "que hemos logrado que fueran discretas".
Por lo pronto, esta cumbre dio a la oposición interna cubana un protagonismo que no había conocido, aunque ya algunos de sus líderes dicen vislumbrar un "clima más hostil", y permitir a Elizardo Sánchez, un ex profesor de filosofía, emerger como el portavoz de una disidencia que, pese a la atención que concitó, sigue siendo minúscula y fragmentada.